Lo que no se puede nombrar

Capítulo 28

Narra Gabriel

No pensé que llegaría este momento, pero aquí estoy, observándola mientras duerme en mi cama. Su cabello está revuelto, y la sábana apenas cubre su figura. Es hermosa, sí, pero no es solo su belleza lo que me retiene. Hay algo en su valentía, en su capacidad de mirarme a los ojos y pedirme que tome una decisión que me aterroriza.

Decidí quedarme, arriesgarlo todo por ella. ¿Qué significa eso realmente? He vivido toda mi vida construyendo muros, alejando a las personas antes de que pudieran acercarse demasiado. Y ahora ella está aquí, en mi espacio más íntimo, desmoronando todo lo que creía saber sobre mí mismo.

El amanecer apenas comienza a teñir el cielo cuando se mueve ligeramente, despertándose. Sus ojos me encuentran, todavía somnolientos, y por un momento siento que todo el caos vale la pena.

"¿Llevas mucho despierto?" pregunta en un susurro.

"Un rato," respondo, acariciándole el rostro. "Estaba pensando."

"¿En qué?"

Quiero decirle la verdad, que estoy aterrorizado. Que no sé si soy capaz de darle lo que merece, pero también sé que no puedo dejarla ir. En cambio, opto por algo más sencillo.

"En nosotros."

Se incorpora ligeramente, apoyándose en un codo. "¿Arrepentido ya?"

"No," digo con firmeza. "Solo... tratando de imaginar cómo será todo esto."

Ella sonríe, una sonrisa suave, pero veo el rastro de incertidumbre en sus ojos. "Lo descubriremos juntos," dice, como si fuera tan simple.

Me levanto de la cama y camino hacia la ventana, mirando las calles que comienzan a llenarse de vida. El mundo sigue girando, ajeno a lo que está sucediendo aquí. Pero sé que no podemos quedarnos en esta burbuja para siempre.

"Marco no se va a quedar tranquilo," digo, más para mí mismo que para ella.

"Ya no es mi problema," responde ella desde la cama, con una determinación que admiro. "Hice lo que tenía que hacer. Ahora lo único que importa eres tú."

"¿Y si no soy suficiente para ti, Alicia? ¿Y si todo esto se desmorona?"

Ella se levanta y camina hacia mí, poniéndose frente a mí. "Eso no lo sabremos si no lo intentamos," dice, colocando una mano en mi pecho. "Pero no voy a dejar que el miedo nos detenga, Gabriel. Ya no."

Su confianza me desarma, y antes de que pueda decir algo más, ella se pone de puntillas y me besa. Es un beso lento, cargado de promesas y certezas que todavía no sé si puedo cumplir.

El sonido de su teléfono interrumpe el momento. Ambos miramos hacia la mesita de noche, donde la pantalla parpadea con el nombre de Marco.

"¿Vas a contestar?" pregunto.

"No," dice ella, tomando el teléfono y apagándolo. "Él ya no tiene poder sobre mí."

Aprecio su decisión, pero sé que esto no ha terminado. Marco no es el tipo de hombre que se retira en silencio. Y yo... yo no soy el tipo de hombre que se queda quieto cuando alguien amenaza lo que es mío.

"Alicia," digo, tomando su rostro entre mis manos. "Sea lo que sea lo que venga, quiero que confíes en mí. No voy a dejar que nada te haga daño."

"Lo sé," responde, su voz suave pero firme.

Y en ese momento, decido que haré lo que sea necesario para proteger lo que hemos comenzado, incluso si eso significa enfrentar mis propios demonios.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.