Lo que no se puede nombrar

Capítulo 30

Narra Alicia

Habían pasado unos días desde que Gabriel enfrentó a Marco, y aunque no había detalles exactos de lo ocurrido, algo en su mirada había cambiado. Cuando llegó a mi apartamento esa noche, su semblante estaba más sombrío, como si las palabras que había dicho y las que había escuchado se hubieran quedado atrapadas en su mente.

Intenté sonreír mientras lo dejaba pasar, pero él no correspondió de inmediato. En cambio, se quedó en el umbral, observándome con una intensidad que me desarmó. Cerré la puerta detrás de él, esperando que hablara primero.

"¿Estás bien?" pregunté finalmente.

"Fui a ver a Marco," respondió, directo, como si hubiera esperado que lo supiera.

Asentí lentamente. "¿Cómo fue?"

Gabriel caminó hacia el sofá, pero no se sentó. En lugar de eso, se quedó de pie, mirando por la ventana. "Tenso. No fue fácil, pero tenía que hacerlo. Quería asegurarme de que entendiera que ya no tiene control sobre ti."

Me acerqué, colocando una mano en su brazo, pero él no se giró. Había algo en su postura, en la forma en que sus hombros estaban tensos, que me hizo sentir que todavía no había terminado de procesar lo ocurrido.

"¿Te arrepientes de haber ido?"

"En absoluto," respondió rápidamente, pero luego hizo una pausa. "Aunque… no sé si sirvió de algo. Marco es… complicado. No me sorprendería si intenta algo para vengarse, no porque te ame, sino porque no soporta perder."

Su voz era baja, casi un murmullo, pero cada palabra tenía un peso que me hundía más en el sofá mientras lo escuchaba.

"Si eso pasa, lo enfrentaremos juntos," dije con más firmeza de la que sentía.

Finalmente, se giró hacia mí, sus ojos encontrándose con los míos. Había algo en su mirada que no podía descifrar, una mezcla de culpa, deseo y algo que parecía un temor profundo.

"Alicia, esto no es fácil para ninguno de los dos. Todo lo que hemos hecho… está fuera de lo convencional, y lo sabemos."

"¿Estás arrepentido?" pregunté, casi en un susurro, sintiendo que mi corazón se detenía.

"No, no me arrepiento de ti," dijo rápidamente, acercándose y tomando mi rostro entre sus manos. "Pero me preocupa lo que viene después. Esto no es solo un romance; es un incendio que puede consumirnos a ambos si no somos cuidadosos."

"¿Entonces qué sugieres? ¿Que lo dejemos ahora que apenas hemos comenzado?"

Él negó con la cabeza, pero no respondió de inmediato. En su silencio, sentí el peso de las decisiones que había tomado, tanto como hombre como padre, y comprendí que estaba en conflicto.

"Quiero estar contigo, Alicia," dijo finalmente. "Pero necesito que entiendas que esto no será fácil. Marco no va a desaparecer de nuestras vidas, y siempre habrá quienes nos juzguen."

"Ya lo sé," respondí, acercándome a él. "Pero no me importa. Lo único que me importa eres tú."

Nos quedamos en silencio por un momento, nuestras respiraciones sincronizándose mientras intentábamos procesar lo que esto significaba. Luego, él se inclinó y me besó, con una mezcla de ternura y urgencia que me dejó sin aliento.

Esa noche no hablamos más. Nos dejamos llevar por el momento, buscando refugio en nuestra conexión mientras el mundo exterior parecía desmoronarse.

Pero sabía que eventualmente tendríamos que enfrentarnos a las consecuencias de nuestras elecciones. Lo único que esperaba era que nuestra relación fuera lo suficientemente fuerte para resistir lo que estaba por venir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.