Lo que no se puede nombrar

Capítulo 31

La velada era tranquila, casi idílica. Gabriel había insistido en organizar una cena para nosotros, algo íntimo, lejos del caos que había marcado nuestras vidas en las últimas semanas. La mesa estaba elegantemente decorada, con velas y una vajilla impecable. Yo no podía evitar sentirme como si estuviera en una escena sacada de una película romántica.

"¿Por qué tanto esfuerzo?" le pregunté con una sonrisa mientras él servía el vino.

"Porque te lo mereces," respondió, mirándome con esa intensidad que siempre me dejaba sin palabras.

Durante la cena hablamos de cosas triviales, evitando cualquier tema que pudiera ensombrecer el momento. Fue casi como si estuviéramos intentando convencernos de que nuestra relación podía existir sin el peso del mundo exterior.

Cuando terminamos el postre, Gabriel sacó una pequeña caja de terciopelo de su bolsillo. Mi corazón dio un vuelco.

"No tenías que…", comencé a decir, pero él negó con la cabeza, sonriendo.

"Quiero que tengas esto," dijo, abriendo la caja para revelar un delicado collar de oro con un pequeño colgante en forma de lágrima.

"Es precioso," murmuré, emocionada.

Él se levantó y caminó detrás de mí para ponérmelo. Sentí el frío del metal en mi piel mientras sus manos se detenían brevemente en mis hombros.

"Perfecto," susurró, y aunque no podía verlo, sabía que estaba sonriendo.

Esa noche terminó con un beso en la puerta de mi apartamento, y mientras me despedía de él, no podía evitar sentirme completamente suya, sin saber que el collar que ahora llevaba escondía algo más que un simple detalle romántico.

A la mañana siguiente, mi día comenzó como cualquier otro. Me levanté temprano y decidí salir al supermercado para comprar algunas cosas que me hacían falta. El sol brillaba alto, y la ciudad parecía más viva que de costumbre.

Caminé por las calles, sin sospechar que algo fuera de lo común pudiera ocurrir. Pero, mientras doblaba una esquina cerca del supermercado, todo cambió.

Un fuerte tirón en mi brazo me hizo perder el equilibrio, y antes de que pudiera gritar, una mano áspera cubrió mi boca. Todo ocurrió en cuestión de segundos. Sentí una punzada en el cuello, y mi visión comenzó a nublarse. Lo último que percibí fue el sonido de una puerta de camioneta cerrándose y el rugido del motor arrancando.

Cuando desperté, mi cabeza latía con fuerza, y todo estaba oscuro. Me di cuenta de que tenía los ojos vendados, y mis manos estaban atadas. Intenté moverme, pero estaba en una superficie dura y fría, posiblemente el piso de una camioneta.

El sonido del motor y el crujir de ramas bajo las ruedas me indicaron que estábamos en un camino boscoso. Mi corazón latía con fuerza mientras el miedo se apoderaba de mí.

"¿Quiénes son? ¿Qué quieren de mí?" grité, pero nadie respondió.

Podía escuchar dos voces masculinas hablando en susurros, pero no lograba entender lo que decían. Intenté recordar si había visto algo sospechoso antes de ser secuestrada, pero todo había sido tan rápido.

El camino parecía interminable. La camioneta avanzaba por lo que debía ser un terreno irregular, y cada sacudida me hacía sentir más vulnerable. Una mezcla de miedo y confusión se apoderó de mí.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando finalmente la camioneta se detuvo. Escuché el sonido de las puertas abriéndose y sentí que alguien me levantaba bruscamente.

"Por favor… no me hagan daño," rogué, mi voz quebrándose.

Pero no hubo respuesta. Me guiaron a la fuerza mientras mis pies tropezaban con el suelo desigual. Todo lo que podía escuchar eran mis propios pensamientos, desordenados y desesperados.

¿Dónde estaba Gabriel? ¿O simplemente había sido un objetivo en el momento equivocado?

El sonido de una puerta chirriando me sacó de mis pensamientos. Fui empujada hacia lo que parecía ser el interior de un edificio, frío y silencioso. Mi respiración era entrecortada, y aunque intentaba mantener la calma, el miedo era demasiado abrumador.

¿Qué me esperaba ahora?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.