La luz entraba por la ventana, el canto de las aves se infiltraba y Elías disfrutaba del amor incondicional y la buena fortuna que encontró después de conocer a Alan. Pasaron meses desde que lo conoció exactamente siete, pero lo cuida como a un amigo de años, Elías sabe que en algún momento tendrá que irse de aquel lugar tan acogedor, un lugar lleno de amor y risas, un lugar donde puede relajarse, ser quien realmente es, una persona alegre, sin miedo, sin preocupaciones. Un miedo inexplicable lo invade de solo pensarlo, más aún pensar que nunca más volverá a hablar con Alan.
—Elías estas listo para la universidad?—Preguntó Alan sacándolo de sus pensamientos.
—¿Alan, puedo hacerte una pregunta?—Elías sabía que Alan nunca se negaba a responder a lo que él le quisiera preguntar, era raro pero cómodo al mismo tiempo, sentía que era escuchado.
—¿Dime, que sucede estas bien? ¿Te duele algo?—espeto Alan con un ademán de preocupación.
—No, lo que pasa es... imagina que yo salgo de todo lo malo que me rodea ya no más amenazas, ya no más peleas, ya no más tristeza. Tu... seguirías siendo mi amigo?
Alan lo miró con confusión, proceso bien lo que acababa de escuchar lo que había salido de la boca de Elías y no pudo evitar sonrojarse, siempre creyó que Elías era muy inocente, pero esto superaba los límites desde que lo conoció y ganó su confianza supo que podía ser mejor persona, que ese vacío que sentía desaparecería, y tuvo razón, Elías es lo mejor que le pudo haber sucedido.
—Elías.— Dijo Alan tratando de aguantar la risa con un tono serio poco camuflado.— ¿Tú que crees? ¿Crees que si solucionas todos tus problemas te voy a sacar de mi vida?
—Sí... creo, pero si es así prefiero seguir con muchos problemas para seguir siendo amigos, eres una de las pocas personas que conozco que me ha dado la oportunidad de aprender, amar y muchas otras cosas, yo, yo no quiero perderte.
—Elías, me vuelves loco, yo te quiero yo y muchas otras personas Faith,yo, el señor y la señora de la librería y muchos más, te lo pido, no, mejor te lo ruego, quédate a mi lado yo seré la persona que te apoye tu refugio en la tormenta.
Después de aquello Alan beso a Elías en la frente y después en el ojo, en el cachete, y quería más pero pensar que Elías se enojara con el y lo trate de manera extraña decidió esconder sus sentimientos, dentro, muy dentro de su corazón, donde nadie los encuentre, donde nadie los perturbe, donde puedan crecer en paz.
—Alan te amo, eres un buen amigo—Elías aun no sabía cómo procesar bien los sentimientos de alegría, amor, emoción, era la primera ves que su mente los experimentaba, y quería seguir experimentado, con Alan.
—Yo también te amo, te prometo que pronto viviremos los dos en una casa muy bonita junto a una librería y plantas, muchas plantas, para que sea aún más bonito.
La emoción era evidente en ambos, pero... ¿Podrán vivir los dos juntos por siempre o hasta que la muerte los separe?
Editado: 14.05.2025