Parte tres

Las clases de la tarde vuelven a empezar, el reloj pasa marcando los minutos pero aun no hago ningún movimiento porque mi atención está en esa carta que se encuentra entre las hojas de mi cuaderno de literatura. Observó a Alex adelante mío en la clase de matemáticas concentrado apuntando el último detalle porque le cuesta, pero es el mejor en ello por eso, él no se queda quejándose de que no sabe, que no comprende, el solo lo intenta una y otra vez .Lo admiro aunque no se lo diga muy seguido.

Miro su mochila que esta entre abierta, es mi oportunidad, saco mi cuaderno donde se encuentra, mi mano tiembla traicionándome, la carta se me cae, la recojo asustada de que alguien la haya visualizado. Abro un poco más el cierre de su mochila, lentamente sin hacer un movimiento brusco hecho el sobre dentro.

Vuelvo a mi sitio alarmada mirando hacia los lados para cerciorarme de que nadie me ha visto, me cruzo con la mirada seria del mejor amigo de Alex. Él se limita a fruncir el ceño confundido, angustiada le hago saber que guarde silencio.

—Tranquila—articula sin decir palabra alguna.

Asiento aun preocupada.

El timbre suena indicándome el fin de clases de hoy jueves, visualizo a los estudiantes marcharse rápidamente queriendo regresar a sus casas después de unas horas abrumadoras.

—Apúrate Audrey Clark o te dejare botada—dice Alex caminando hacia la puerta mientras me habla con un tono divertido.
—Alexander Swett ¿no serias capaz de tremenda acción?—cuestiono alzando mi ceja divertida.

Me apuro a guardar todo lo que utilice en clases que es poco, porque en realidad solo han estado allí en mi escritorio para disimular el hecho de no tener intención de prestar atención en clases, alcanzo a Alex en los pasillos luego de unos segundos.

El día termina al igual que toda aquella valentía, me arrepiento, estoy dando pinceladas sobre una esperanza vacía, siempre lo he sabido pero sencillamente no soy fan de soltar un sentimiento.
 

¡Sigue leyendo , no te tomara mucho tiempo!