Miércoles – 11:06 p.m.
Sofía 💖:
Hoy estuve limpiando el buzón de borradores.
Y encontré esto.
📷 Captura de pantalla enviada
(Mensaje no enviado, fechado ocho meses atrás.)
“No entiendo cómo pasamos de hablar a diario…
a no saber si estás bien.
No te odio, Leo.
Pero tampoco te entiendo.
Dime si esto ya no importa.
Dímelo con palabras, no con tu silencio.”
🕒 11:08 p.m.
Leo 🦁:
Duele leerlo.
Duele saber que te dejé escribiéndome cosas así, mientras yo me escondía de todo.
Incluso de ti.
Sofía 💖:
No lo envié porque sentí que ya lo sabías.
Y porque me cansé de rogarle al vacío.
🕒 11:10 p.m.
Leo 🦁:
Ese vacío era yo.
Y lo peor es que me perdí también a mí mismo.
Sofía 💖:
¿Y ahora?
Leo 🦁:
Ahora quiero que cada palabra que te falte por decir… me la digas.
Quiero leerte incluso en tus silencios.
Quiero que esta vez, no quede ni un solo “te extraño” sin pronunciarse.
🕒 11:13 p.m.
Sofía 💖:
Entonces… te lo digo ahora.
Te extraño.
A ti. A nosotros.
A lo que fuimos y a lo que podemos ser.
🕒 11:14 p.m.
Leo 🦁:
Yo también.
Y esta vez, Sofía…
No pienso dejar ni un solo mensaje sin respuesta.
Ni un solo sentimiento sin sostener.