Lo Que Nunca Esperas

Capítulo 7

Abro los ojos por la mañana sintiéndome completamente pesada y agarrotada, no pude dormir muy bien y no quiero siquiera levantarme de la cama.

Mi mente se encuentra nublada, me siento ansiosa y triste, siento un nudo en mi garganta y una pesadez en el pecho haciéndome saber que hoy será uno de esos días, uno de los días difíciles que tanto lucho por no tener y solo pienso en que no sé cómo podre sobrellevarlo sin mi madre a mi lado para tranquilizarme.

Mi madre...

El simple pensamiento me hace querer echar a llorar nuevamente.

Odio esto, odio mi vida y odio mi existencia, detesto tener que sobrellevar esta enfermedad día con día sin poder hacer nada al respecto más que tomar medicamento para ayudarme, me pregunto cómo sería ser normal, me pregunto cómo sería no tener que preocuparme en tener pesadillas y despertar al día siguiente sintiéndome una maldita cucaracha, me pregunto… ¿Cómo se sentirá ser realmente feliz?

Jack se ha despertado hace un par de horas por lo que pude ver justo antes de que saliera el sol, sin embargo yo me he despertado por momentos, recuerdo lo sucedido, decaigo y vuelvo a dormir, me siento deprimida, necesito mi medicamento ahora.

-Toc, toc- escucho decir a Levid desde la puerta abriéndola en el acto a lo que respondo tapando mi cabeza con la manta de la cama- Giselle ya es medio día, levántate- me informa sentándose al borde de la cama y rebuscando entre las cobijas para tratar de destaparme.

-Solo quiero dormir- digo un poco molesta e incómoda ante la forma en que él me trata, como si fuera mi amigo o mínimamente un conocido- Por favor vete- pido de forma firme.

Lo escucho suspirar frustrado.

-Giselle, sabemos que tienes depresión y no te podemos dejar que te deprimas sola en la cama- me asegura- No me voy a ir hasta que no te levantes y si no lo haces me voy a recostar contigo ¿Entiendes?- trata de bromear.

¿Por qué no me sorprende? Se supone que saben más de mí que yo misma.

Destapo mi cabeza y lo miro fulminante.

-¿Han traído mi medicamento antidepresivo?- pregunto sin rodeos pero este niega con la cabeza.

-No necesitas un medicamento para no deprimirte Giselle- habla con un poco de molestia, como si el hecho de que piense que mi salud mental dependa de un fármaco, fuera el peor crimen del mundo- Simplemente tienes que hacer algo que te guste, no puedes vivir toda la vida con eso, el medicamento por un lapso grande te hará daño, vamos dime que es lo que te gusta o lo que quieres hacer y te aseguro que te ayudaré- dice con tranquilidad, dándome una sonrisa cálida y tierna, mostrándome una cara totalmente diferente a la que me había mostrado con anterioridad.

Lo fulmino con la mirada.

-Quiero volver a mi casa y estar con mi madre- le digo firme.

Levid me mira un momento evaluando la situación, como si estuviera decepcionado de escuchar mis palabras.

 Se cruza de brazos.

-Sabes que eso llevara tiempo- me recuerda con tranquilidad-  Pero no te preocupes que no será demasiado y todo volverá a la normalidad antes de lo que piensas, te lo puedo asegurar- esta vez su voz suena extraña- Siempre vuelve a la normalidad, todo lo hace...- dice haciendo una mueca.

Levid es el chico más extraño de aquellos tres, no solo porque cambia de humor o de forma de ser cada dos por tres, sino también porque tiene cierta mirada y cierto tono de voz extraño, uno que me hacen sentir distinta, que me hacen creer que hay algo más allá de lo que muestra.

Está vestido con un pants holgado rojo y una camiseta blanca pegada que hace que todos sus músculos queden al descubierto, ese color hace que resalten esos increíbles ojos miel, los cuales me miran expectante.

-¿Por qué quieres ayudarme?- pregunto sin rodeos.

Recuerdo que de todos, él fue el que se comportó peor conmigo, fue el que me secuestro a primera instancia, me golpeo, jalo mi cabello y me apreso en la camioneta, el que amenazo con tocarme, me dio una nalgada y es el único de los 3 que se la ha pasado burlándose de mí y de mi mala suerte.

Levid me mira sin comprender del todo mi pregunta, para finalmente negar con la cabeza.

-No soy una mala persona como pareces creer que lo soy Giselle- asegura pasando una mano por su cabello claro- Sé que me he comportado como un idiota contigo y si lo siento, solo lo hice para molestar y pasar el rato… bueno ¿Hay que verle lo bueno a todo no?- me da una tímida sonrisa que no le devuelvo- Sé que no me justifico pero quiero que nos llevemos bien ¿Te gustaría?-

Levid me dedica la sonrisa más encantadora que he visto en toda mi vida y puedo ver lo deslumbrante que es este chico en realidad, tiene una sonrisa hermosa, un rostro confiable y todo él parece ser tan brillante como el sol; pero... ¿Cómo confiar en alguien como él después de todo lo que pasó?



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En el texto hay: secuestro

Editado: 18.04.2018

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