Lo Que Nunca Esperas

Capítulo 19

La noche ya ha caído y siento que mi trasero y la espalda cada vez se vuelven más planos y se amoldan al asiento.

Llevamos ya 3 días viajando mientras siento que me vuelvo loca poco a poco, al menos… más loca de lo que ya estoy.

Levid y Jack volvieron a la normalidad entre ellos al poco rato, sin embargo conmigo se volvieron distantes y me han estado ignorando prácticamente todo el camino y para lo único que me hablan es para preguntarme si necesito ir al baño o que comida quiero del aparador lo cual está volviendo el viaje mucho más frustrante y molesto.

-Si sigues fumando así contraerás cáncer antes de llegar a casa- me reprende Jack a mi lado que es el conductor en turno y le suelto el humo al rostro en respuesta.

-Ese no es tu maldito problema, todos han estado fumando en el camino, no es como si fuera la única- digo molesta y siento una mano sobre mi hombro.

-Giselle- habla Alberth- no creo que este bien que fumes tanto ahora, no estas acostumbrada- me reprende.

Lo fulmino con la mirada totalmente irritable, más de lo acostumbrado.

-Llevamos 3 días viajando sin que me dejen bajar más que para ir al inodoro ya que también me obligan a comer aquí, ninguno de ustedes me habla y no tengo nada con que entretenerme, si no hago algo para calmarme voy a volverme loca- digo sinceramente.

Alberth se queda en total silencio pero Jack suelta un suspiro frustrado.

-Dale una maldita pastilla- dice molesto- Prefiero que consuma drogas controladas a que se mate aquí en el auto- dice adoptando cierto tono decepcionado.

Apago el cigarrillo en el cenicero del auto y extiendo la mano obedientemente esperando a que me den mi medicamento.

Estoy muy irritable, necesito algo que me tranquilice o como mínimo me ponga a dormir en lo que resta del viaje.

Escucho como Alberth saca un frasco de pastillas y me tiende mí ya extrañado citalopram.

Me acomodo en el sillón dispuesta a recostarme ya que este medicamento en específico, me noquea casi al instante.

-Esto, es solo cuando en verdad lo necesitas como ahora- me dice claramente Alberth poniendo la pastilla en mi mano y asiento con la cabeza acomodándome en mi lugar.

Miro la pastilla por un momento y puedo ver como Jack me mira de reojo pero yo por algún motivo miro hacia atrás topándome con el cuerpo inerte de Levid dormido, recuerdo sus palabras de aquel día y suspiro guardando la pastilla en mi bolsillo.

No necesito estas drogas, ninguna de ellas, tengo que comenzar a calmarme por mi misma.

Dejo la cajetilla de cigarros en la guantera del mismo modo y miro por la ventana.

Puedo ver una sonrisa de Jack, una completamente diferente a la que regularmente le veo en el rostro, esta se ve carente de burla y desdén.

Suspiro.

No entiendo para nada a este chico.

...

Son alrededor de las 11 de la noche y Jack se estaciona frente a una casa en un barrio totalmente normal de un lugar cuyo nombre desconozco, sin embargo por lo que pude escuchar a mi alrededor cuando hicimos la última parada para ir al baño, el idioma es diferente.

-Quédate aquí- dice Jack en mi dirección saliendo del auto seguido de Alberth y dejándome sola en el auto con Levid.

Los veo alejarse camino a la única casa que está totalmente carente de luz y finalmente perdiéndose dentro de ella.

-Giselle- escucho que me llama Levid desde el asiento de atrás y lo miro de reojo.

Es la primera vez que se dirige a mi directamente desde lo sucedido en el supermercado con Jack.

-¿Si?- pregunto un poco resentida y el suspira al darse cuenta de mi tono de voz para nada amigable.

-Sé que debes estar molesta- dice y ruedo los ojos sin que me mire- Sé que me comporte como un idiota sin remedio y la verdad no sé qué decirte al respecto- dice con sinceridad y lo miro.

-Después de que trataste de besarme sin mi consentimiento y sin ser absolutamente nada y después de que tú Jack estuvieron a punto de pelear, seguido de no me dirigieras la palabra en 2 días, ¿A eso te refieres con comportarte con un idiota conmigo?- le pregunto molesta y él se rasca la nuca con la mano izquierda totalmente incómodo ante lo directa que soy.

-Lo lamento- se disculpa- Es solo que... yo...- parece atragantarse con sus palabras mientras la sangre sube por completo a su rostro haciendo que se sonroje como si realmente no supiera como expresar aquello que quiere transmitirme.

Decido hacer la pregunta que ha estado rondando por mi cabeza en estos últimos días, aprovechando que no hay nadie más aquí que nosotros.



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En el texto hay: secuestro

Editado: 18.04.2018

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