Estoy encerrada en mi habitación sintiéndome completamente avergonzada de mi actitud anterior mientras espero a que Alberth llegue con mis cosas.
Realmente no puedo evitarlo, realmente cuando estoy así exploto y no hay nadie que me controle, es por eso que no pienso salir de esta habitación hasta que no hayan pasado los tres días de mi regla.
La puerta es tocada.
-Pasa- digo rápidamente sintiéndome aliviada de que llegara tan rápido.
La puerta se abre y por ella entra Jack despreocupadamente para mi enorme sorpresa y desvío la mirada a mi libro.
-¿Qué quieres Jack?- pregunto molesta aun avergonzada por sus burlas.
Jack se acerca despreocupadamente y se sienta en la cama a mi lado sin una invitación.
Lo fulmino con la mirada.
-Quiero disculparme- me sorprende diciendo y lo miro evaluándolo con la mirada, tratando de deducir si está o no está tratando de tomarme el pelo de nuevo.
-¿Estamos en día de bromas?- pregunto y él pone los ojos en blanco.
-Giselle...- dice ligeramente exasperado ante mis palabras- Yo... no soy muy bueno disculpándome... O... demostrando sentimientos... Pero...- parece que de verdad está tratando de encontrar las palabras correctas- Quiero disculparme, fui un idiota contigo en todos los aspectos, lamento haberte lastimado aquel día con mis acciones y mis palabras… También lamento todo lo que has escuchado y quiero que sepas que nada de lo que dije es verdad- dice evitando mi mirada- Y respecto a las bromas... Solo me gusta molestarte es... Divertido, me gusta… Verte enfadada- esta vez parece realmente avergonzado.
Jack está ligeramente sonrojado y mirando incomodo hacia la pared y yo lo miro con fascinación.
¿Enserio el gran robot Jack esta abriéndose aunque sea un poco?
-Lamento haber exagerado- digo simplemente y él me mira sorprendido como si no se creyera lo que acabo de decir- También lamento que lo que hice les trajera problemas- termino por decir.
Jack sonríe de medio lado.
-Eres una exagerada eso queda claro- dice tomándome el pelo nuevamente y pongo los ojos en blanco con una pequeña sonrisa- Pero te perdono- asegura levantándose de la cama y tendiéndome algo que traía en sus pantalones y lo tomo con precaución, examinándolo- Es chocolate, leí que es bueno para "esos días"- dice haciendo las comillas con las manos y alzo una ceja con diversión.
-¿Enserio crees que comeré algo que estuvo en tus pantalones?- digo y sonríe de medio lado como si se le acabara de ocurrir algo verdaderamente sucio- Además... ¿Tú leyendo? ¿Qué sigue? ¿Mañana usaras falda?- pregunto don diversión.
Jack ríe ligeramente haciendo un ademan con la mano y quitándome el chocolate de las manos, abriéndolo y devorándolo de un solo bocado.
-Para tu información soy mucho más brillante de lo que podrías imaginar y he leído tantas cosas y memorizado de la misma forma, cosas que tú ni en tres vidas podrías lograr, además sé de antemano que lo que más te ayudaría a quitar ese dolor sería una buena noche de sexo- asegura terminando el chocolate mientras yo lo fulmino con la mirada y él ríe- Y no sabes de lo que te perdiste, era delicioso… El chocolate claro, aunque también…- asegura divertido saliendo de la habitación cuando me dispongo a golpearlo con un puño y no puedo evitar sonreír al verlo huir de la habitación.
Jack... él es tan exasperante y tan idiota... pero mierda me gusta tanto.
Me quedo helada al momento de pronunciar esas palabras en mi mente, bueno no es algo que no supiera respecto a Jack pero no creo que estaba lista para admitirlo ni siquiera solo en mis pensamientos.
La puerta vuelve a tocarse sin darme tiempo de seguir torturándome mentalmente y sonrío sin pensarlo.
¿Ahora que quiere? ¿Traerá un nuevo chocolate?
-Pasa- digo con tono fingidamente huraño.
La puerta se abre y por ella se asoma y posteriormente entra Levid y siento como mis mejillas se encienden.
Creí que sería Jack.
Viene vestido con un pantalón de mezclilla a la cadera y una camisa roja que se ajusta a su cuerpo perfectamente.
Desvío la mirada hacia la ventana.
En estos momentos no sé si sea buena idea hablar con Levid.
No quiero que mi mal humor o mis ataques de furia se desaten frente a él, porque aunque no quiera admitirlo, él también me gusta mucho.
-Hola- me saluda desde la puerta.