Lo Que Nunca Esperas

Capítulo 42

Abro los ojos lentamente sintiendo mi cuerpo agarrotado y sonrío involuntariamente.

Dormí sin pesadillas y tan cómodamente que es demasiado satisfactorio.

Doy un giro para acomodarme mejor y volver a dormir, cuando puedo sentir que un cuerpo me lo impide y me sobresalto al instante.

Miro con horror a la persona que se encuentra recostado a mi lado y cuando los ojos de Jack se posan sobre los míos, contengo el aliento.

Al principio no puedo procesar del todo el por qué se encuentra aquí, sin embargo cuando lo pienso mejor, puedo recordar lo que sucedió ayer, puedo recordar lo que le dije ayer y automáticamente mi estómago se comprime al recordarlo.

Alguna vez bebí en una fiesta, una de las únicas fiestas a las que fui y recuerdo que estaba tan ebria que dije varias cosas tontas y sin sentido que en ese momento me parecían correctas, sin embargo al despertar no podía caber en mí misma de recordar lo que dije y arrepentirme al instante y ahora la sensación es casi igual, pero mil veces peor.

No... No le conté eso a Jack... No… No podría haber hecho eso.

Jack tiene los ojos abiertos haciéndome saber que está despierto, parece pensativo y no se mueve ni un centímetro mientras mira el techo y siento como mi corazón late con fuerza y la vergüenza inunda mi cabeza.

Jack deja de mirar el techo cuando yo me aparto de golpe y me mira fijamente mientras mis mejillas se sonrojan y él simplemente me sonríe, con una sonrisa que nunca le había visto, llena de ternura pura y cariño.

-Buenos días Giselle- saluda con tranquilidad mientras yo miro a otro lado avergonzada, sentándome en la cama y mirando mis piernas llena de vergüenza a tal grado que quiero llorar nuevamente.

-Jack yo...- comienzo a decir pero él se levanta en ese instante y me estrecha entre sus brazos para callarme.

-No digas nada- pide rápidamente- No tienes que decir nada y no te preocupes por nada- asegura.

Trago saliva asustada.

-Por favor... no se lo cuentes a nadie- pido mirándolo con miedo.

Jack se queda en silencio un momento puedo ver como se ha sentido ofendido ante mi comentario de creer que yo realmente crea que él podría decir algo, sin embargo solo niega con la cabeza.

-Por supuesto que no lo hare Giselle- dice simplemente- Tranquila, te dije que podías confiar en mí- asegura.

Siento como mi pecho se relaja al menos un poco, pero la pena sigue latente.

-Tú...- comienzo a decir tragando saliva- ¿Qué piensas sobre mí?- digo rápidamente temiendo por la respuesta.

Jack suelta una pequeña risa.

-Nada que no pensara ya- dice con sinceridad- Si lo que en realidad estas preguntando es si mi opinión sobre ti cambio es un no- asegura- Más bien... creo que ahora comprendo muchas cosas y debo admitir que te admiro- dice simplemente suspirando- Pero fuera de eso, mi opinión respecto a ti no cambió, al menos no para mal- asegura- Sigo pensando lo mismo que pensaba de ti Giselle, que eres una chica testaruda y loca- dice simplemente tratando de hacerme sonreír y no puedo evitar soltar una pequeña risa y darle un pequeño golpe en el pecho provocando su risa.

-Eres un tonto- digo y el solo se aparta de mí- ¿Podríamos olvidar el tema?- pido- ¿Podríamos fingir que nada paso ayer?- susurro.

Sus ojos se posan sobre mí cuando asiente con la cabeza.

-Sí así lo quieres así será- dice con tranquilidad- Bueno, ahora que estas despierta creo que debería irme de tu habitación antes de que Levid llegue y malentienda todo este asunto- dice estirándose a un lado de la cama y yo lo miro con incredulidad.

El nombre de Levid me saca de mis ensoñaciones y lo miro con horror.

-Es verdad- digo rápidamente- ¿Dónde está él? ¿No estaba en casa?- pregunto y él niega con la cabeza.

Parece pensativo e incómodo, puedo ver como mira hacia otro lado un segundo como si estuviera tratando de pensar lo que va a decir y cuando vuelve a mirarme, la misma mascara de siempre vuelve a su rostro.

-Ayer cuando te fuiste a tu habitación Levid recibió una llamada y tuvo que salir de emergencia- asegura mientras camina hacia la ventana y retira la cobija de ella.

Esto no me huele nada bien.

-¿De quién?- le pregunto dudosa y él simplemente me mira.

-No lo sé- me informa con cierto fastidio pero puedo ver en sus ojos que miente, que saber perfectamente quien le ha llamado y que está nervioso.

-¿Por qué estas mintiéndome?- pregunto sin rodeos -¿A dónde fue Levid?- pregunto esta vez en tono firme y él simplemente me mira.



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En el texto hay: secuestro

Editado: 18.04.2018

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