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—La verdad es que no sé qué le ven a esa banda, es música muy ruidosa. —Le aseguré a mi mejor amiga mientras limpiaba las mesas.
—Hailey, es música. No todos tenemos el mismo gusto musical.
Fruncí un poco mi ceño mientras pasaba el mostrador guardando las cosas rápidamente.
—Tu solo ves sus videos musicales porque te gustan el baterista y el vocabulistas. —Asegure.
—¿Qué? ¡No! —Solté una carcajada mientras Vero meneaba su cabeza—. Solo parecen atractivos, pero hasta ahí, ¡Te lo juro!
Negué con una sonrisa en mis labios. Verónica es mi compañera de piso, y más que mi compañera es mi mejor amiga. Nos conocimos gracias a que ambas habíamos llegado tarde el primer día de clase en la universidad, desde ahí se hizo un vicio llegar tarde a cualquier parte.
—Pienso en creerte. —Masculle dejando de limpiar las mesas para ver unos segundos la televisión.
Vero había puesto el canal de noticias mientras recogíamos las sillas y limpiamos las mesas, y salió el tema de según su banda favorita del momento. Eran cuatro chicos, un vocalista, un baterista, un guitarrista y un bajista, parecía una banda normal, pero según ella empezaron a ser conocidos hace un par de semanas y ahora aquellos chicos hacían conciertos en bares y en sitios nocturnos.
Y no me llamaban la atención.
Eran guapos todos, pero su música, no es mi tipo.
—Parecen muy pesados. —Le aseguré por quinta vez a mi mejor amiga.
—Hailey, no sabes de música, en serio. —Comentó Ethan, era un chico que trabajaba con nosotras en el turno de la noche.
Le di una mirada de pocos amigos y él me sonrió con gentileza.
—Opino lo mismo que el rubio. —Comentó Vero terminando de recoger las sillas. Suspiro para luego verme—. ¿Vas a ir con nosotros a beber algo?
Negué y ambos me vieron fastidiados.
—Prometí llamar a mis padres cuando llegara, además que tengo que estudiar para el lunes, no pienso desvelarme mañana.
—Pues yo sí, deberías de irte. —Comentó ella con una sonrisa—. Es muy tarde y estás algo lejos.
Asentí quitándome el delantal para entrar a la cocina.
—¿Segura que vas a ir a tu departamento y no a ver a tu novio? —preguntó Ethan.
Resople al escuchar a Ethan, al principio no le di importancia ya que me dirigí al pequeño cuarto que teníamos donde guardamos nuestras cosas en unos pequeños casilleros, pero note que no estaba sola así que decidí girarme luego de agarrar mi bolso y mirar a Ethan con algo de fastidio.
—Ethan, ¿me has visto con novio? —Esperé unos segundos para que respondiera, pero yo lo hice por él—. No hay, y te juro que es algo en lo que no estoy interesada.
El rubio me sonrió de lado.
—Bueno, pero por las dudas acuérdate de tu primer amor que soy yo.
—Claro que lo haré.
—Espero que no te vuelvas loca con esos chicos como lo hace Verónica, si no terminare aprendiendome todas sus canciones.
—¿No te gustaban sus canciones?
Ethan me miró con una sonrisa divertida para luego acercarse a mí como si fuera a decir un secreto.
—Solo lo dije para no quedar mal con ella, ya sabes como es. Aunque, si, me gustan un poco.
Me reí un poco ante su comentario porque claramente sabía cómo era. Ethan y yo nos tratábamos como si fuéramos algo, pero solo de juego, nos parecía gracioso que los clientes que llegaban a la cafetería pensaran que éramos pareja, gracias a los comentarios de Ethan.
Me despedí de él al igual que de Vero y decidí caminar rumbo al departamento que compartía con Vero, que estaba a unas cinco cuadras. Era tarde ya que las calles se veían solas y por eso a Verónica no le gustaba que me fuera sola.
Seguí caminando colocándome mis audífonos para hacer el viaje menos pesado, me gustaba caminar escuchando música porque mi alrededor dejaba de importar por un momento. Deshice mi moño para empezar a peinar mi cabello con mis manos acomodándolo un poco mientras continuaba caminando. Las calles no estaban tan solas como pensaba, los bares que quedaban cerca de la universidad estaban abiertos porque era de costumbre que los universitarios salieron un sábado por la noche.
Todos excepto yo.
Continúe caminando hasta que me topé en la esquina de una cuadra a un par de chicos que eran como unos cuatro, eran mucho más altos que yo por lo que procuré estar lejos de ellos para evitar algún inconveniente, di unos pasos hacia atrás tratando de buscar la forma de rodearlos sin entrar en pánico, pero todos habían notado mi presencia. Estaba casi segura que iban a un lugar a tomar algo, era sábado, aunque no había tanta gente en esta calle, mis intentos de supervivencia se activaron por si alguno de ellos intentaba sobrepasarse.
No veía sus rostros muy bien, gracias a la poca iluminación de las calles, pero a decir verdad me generaban algo de miedo.
—Bonita, ¿Te has perdido? —Habló uno de ellos.
—Seguro que sí, podemos llevarte si deseas, las calles están solas. —Habló otro.
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Editado: 16.04.2025