Lo Que Nunca Fuimos.

Capítulo nueve.

-09-

Blood Orange.

HAILEY.

—Pensé que estaba sola, perdón.

Maldije en mis adentros mientras secaba mis lágrimas rápidamente. No sabía qué decir, ni siquiera era capaz de cruzar una palabra con Liam desde la última vez que lo vi por el hecho de que sabía que esto en algún momento iba a pasar.

Dean iba a humillarme nuevamente porque por desgracia tuve la libertad de contarle como era mi estilo de vida y el motivo por el cual trabajaba todo el tiempo sin excusas. Escucharlo decir aquello sin importar quien estuviera en nuestro alrededor fue la gota que derramó el vaso, mi día había sido estresante gracias a los exámenes que tenía para esta semana, los ensayos y sobretodo el trabajo pesado que había hoy, queria ser tolerante, pero había llegado a mi límite.

¿Por qué? ¿Por que el me hacía sentir la persona más insignificante solo por ser inferior a él? Pensé que ignorarlo desde la última vez que nos vimos seria todo para que se alejara nuevamente de mi como estaba acostumbrada a hacerlo, pero al verlo hoy note a través de sus ojos la pequeña molestia de verme trabajando nuevamente en un lugar que a duras penas me alcanzaba para ayudar a mis padres y cubrir mis gastos, no era un mal lugar, pero prefería esto que trabajar hasta tarde en un bar.

Dean más de una vez me dio dinero cuando estábamos juntos para cubrir gastos de mis hermanos, sabía que lo hacía por pena y lastima así que deje de aceptarlo, y su única solución era molestarme con la idea de que buscara otro trabajo. Había descubierto algo en Dean, una cualidad que antes no sabía que tenía, y era la forma tan enfermiza de ser controlador.

Saqué de mis bolsillos un cigarro que me había ofrecido Veronica temprano, no era de fumar pero sabía que el día ameritaba que bajara mi estrés con una calada por lo menos. Pero, para mi suerte no cargaba el encendedor en mis bolsillos. Suspire con pesadez apoyándome de la pared mientras me sentaba en el suelo mirando el estacionamiento mientras jugaba con el cigarro en mis manos.

No era capaz de mirar a Liam, pero él no parecía molesto cuando me miró, parecía asustado, preocupado, aunque dudaba que fuera por mi.

—No te preocupes, también pensaba que estaba solo hasta que pegaste tu grito.

Subí mi mirada notando lo cerca que estaba. Parecía rebuscar algo en sus bolsillos, pero cuando extendió sus manos desde arriba pude detallar el encendedor. Le regale una sonrisa de boca cerrada mientras aceptaba el encendedor colocando el cigarro en mis labios para finalmente poder inhalar el humo.

Solté el humo y lo miré mientras se sentaba a mi lado suspirando un poco. Fruncí mi ceño preguntándome porque me acompañaba a fumarme algo para que pudiera bajar el estrés. Los ojos de Liam se consiguieron con los míos rápidamente, estaban inquietos mirando cada parte de mi rostro, a lo mejor buscando algún defecto en mi piel.

Entonces se me ocurrió hacer lo mismo, tenía pocas facciones parecidas a la de Dean, sus pómulos eran más hundidos y tenía unas pequeñas bolsas debajo de sus ojos, como si no durmiera lo suficiente por las noches, pero a pesar de eso, los ojos azules eran oscuros su mirada era muy distinta a la de Dean, porque la de él parecía apática, sin emoción, como si fuera un zombie.

Pero Liam tenía su mirada iluminada, sus ojos llenos de brillos que te transmitían algo que no sabía describir a la perfección. Quizás esa era la pequeña diferencia en ambos, sus miradas, mi padre una vez me dijo que las miradas son el reflejo del alma y aunque tenía poco tiempo conociendo a Liam, sabía muy bien como era Dean, y todo coincidía en lo absoluto.

—¿También ibas a venir a gritar un poco? —Hable a los segundos pasando el cigarro por mis labios.

Liam sonrió un poco negando mientras apoyaba sus brazos sobre sus rodillas y miraba al frente, gracias a la brisa su cabello rizado se movía dejando ver con más libertad sus cejas gruesas que se escondían debajo de sus rizos la mayor parte del tiempo.

—Necesitaba calmar mi cabeza un rato.

Asentí al escuchar el tono sincero en sus palabras, expulse el humo mirado al frente como él lo hacía. Finalmente le di una última calada para aplastarlo en el suelo, sabía que no lo fumaría completo solo era como un pequeño capricho.

—Lo siento. —Miré a Liam rápidamente al escucharlo, pero él ya me estaba viendo. Fruncí mi ceño—. Lo siento por lo que pasó allá adentro, realmente no sé qué le pasa a Dean, supongo que lo conoces pero aun así él no debe tratarte de esa forma, siempre…

—Siempre lo hace porque es impulsivo. —Complete por él mirando nuevamente el estacionamiento mientras agarraba una bocada de aire—. No es la primera vez que sucede, solo deseo que se regrese a New York.

Recibi de su parte un silencio pesado, no sabía realmente si estaba incómodo o no, pero realmente, ¿cómo podría ignorar la idea que Dean me trató de la manera más despreciable del mundo sin importar el lugar?

Me sentía ridícula por permitir aquello.

—No debería hablar así de Dean contigo. —Susurre cayendo en cuenta—. Es tu hermano y…

—No voy a justificar sus acciones, Hailey.

Escucharlo me hizo girar mi rostro para mirarlo nuevamente, siendo sincera esperaba una reacción distinta, aunque gracias a esto él podría tener una teoría de que Dean y yo pudimos haber tenido algo en el pasado, seguía incrédula con la idea de que ambos fueran hermanos.

Hice una línea en mis labios pensando un poco.

—¿Por qué se llevan tan mal? —Solte sin más—. Es decir, llevo tiempo conociendo a Dean y sé lo imbécil que es a veces, pero, ¿ha sido así siempre?

Hable tan rápido que incluso Liam se dio cuenta de aquello cuando me dio una sonrisa divertida. Lastimosamente Liam era un chico que sabía que era guapo así que aprovecharía cualquier ocasión para reírse de forma coqueta o sonreirme de la misma forma, como lo había hecho en el club y en el concierto. Solo que curiosamente el día de hoy parecía un poco más empático, incluso más humano.




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