Lo Que Nunca Fuimos o Seremos

Capítulo 17: Sombras del futuro

Los días siguientes a su conversación en el parque fueron extraños para Amaya. Había algo en el aire, una sensación de expectación, como si todo estuviera a punto de cambiar sin previo aviso. A pesar de que había intentado convencerse de que lo mejor era continuar con su vida sin mirar atrás, la aparición de Elías había alterado sus pensamientos. Él no era solo una sombra de su pasado, sino una presencia que seguía inquietando su futuro.

Por su parte, Elías también parecía haber quedado atrapado en la misma incertidumbre. Desde aquel encuentro casual, sus pensamientos se habían vuelto más erráticos. La distancia que había decidido imponer entre ellos de alguna manera ya no parecía tan clara. Había pasado tanto tiempo sin hablar abiertamente, sin ver la posibilidad de lo que podrían haber sido, que ahora, cada pequeño gesto de Amaya lo hacía preguntarse si había algo que valiera la pena salvar.

Una tarde, mientras Amaya estaba en su apartamento revisando un proyecto de diseño, el sonido de un mensaje en su teléfono la interrumpió. Era un mensaje de Elías.

"¿Te gustaría tomar un café mañana? No con la intención de resolver nada, solo para vernos y hablar. Lo que suceda después, ya lo veremos."

Amaya miró el mensaje durante varios minutos, sintiendo el peso de sus palabras. No quería dejarse arrastrar nuevamente por el torbellino de emociones que siempre acompañaban a Elías, pero la verdad era que no podía evitarlo. Había algo en esa invitación tan sencilla que le despertaba una curiosidad insostenible. ¿Qué significaba, realmente, vernos y hablar? ¿Estaba dispuesto a enfrentarse a todo lo que habían sido o simplemente quería cerrar el capítulo con una despedida definitiva?

Finalmente, después de varios minutos de indecisión, Amaya decidió responder.

"Mañana está bien. A las 5."

El mensaje era breve, pero en ese instante, Amaya sentía una mezcla de alivio y temor. Aceptar esa invitación era como abrir una puerta que podría llevarla a un futuro incierto, donde todo lo que pensaba que sabía sobre su relación con Elías se pondría a prueba nuevamente.

---

La cita llegó al día siguiente, y el café en el pequeño café local, con sus paredes llenas de recuerdos antiguos y el aroma a café recién hecho, parecía el escenario perfecto para una conversación que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Ambos se sentaron, en silencio al principio, observando cómo las personas a su alrededor disfrutaban de su día, como si el mundo no estuviera tan lleno de tensiones no resueltas.

Elías fue el primero en hablar.

—Sé que esto no es fácil para ti —comenzó, su voz suave pero cargada de una tensión que Amaya no pudo evitar notar—. Pero necesitaba verte. He estado pensando mucho en lo que sucedió entre nosotros y… aunque no sé si soy el adecuado para pedirte esto, quería que supieras que todavía me importas, Amaya.

Las palabras lo golpearon a ella como una corriente eléctrica. Había esperado algo más pragmático, tal vez más distante, pero lo que Elías decía era directo, genuino. Aquellas simples palabras tenían el poder de devolverla a la misma incertidumbre que había sentido durante tanto tiempo.

—Lo sé —respondió, con una mirada que ya no buscaba evitar su impacto—. Pero también sé que no podemos seguir haciendo esto. No podemos seguir atrapados en el pasado, ni vivir de lo que no fuimos. Lo que fuimos, ya no existe.

Elías la miró fijamente, su mirada profunda, intentando leer entre sus palabras. Pero en sus ojos también había algo más, algo que hablaba de una lucha interna. Tal vez no estaba listo para rendirse por completo.

—Lo sé. Y no espero que volvamos a ser lo que fuimos. Pero… quiero que sepas que, si alguna vez decidieras darme una segunda oportunidad, yo estaría dispuesto a hacer todo lo posible para demostrar que soy diferente. Que he cambiado. No te estoy pidiendo nada, solo que lo sepas.

Amaya dejó escapar un suspiro, sus pensamientos mezclados y desordenados. ¿Estaba lista para arriesgarse nuevamente? Después de todo lo que había pasado, ¿realmente podía creer que algo entre ellos podía resurgir?

—No sé si soy la persona adecuada para decidir eso, Elías —dijo, mirándolo con una expresión de duda—. A veces pienso que lo mejor es simplemente dejarnos ir, que cada uno siga su camino. Pero también reconozco que hay algo en mí, algo que todavía no ha terminado de cerrar la puerta. Y no sé si eso es bueno o malo.

Elías asintió lentamente, entendiendo sus palabras, pero no aceptando la idea de rendirse sin luchar. Sabía que aún quedaba una pequeña chispa, algo que tal vez no podía apagar con simples palabras.

—No quiero presionarte, Amaya. Solo quiero que sepas que, si decides cerrar esa puerta, lo haré con respeto. Pero si hay una mínima posibilidad de que pueda demostrarte que puedo ser alguien mejor para ti… lo haré, sin dudarlo.

Amaya lo miró en silencio, con el corazón acelerado, tratando de procesar lo que acababa de decir. Tal vez la respuesta no estaba en el tiempo, ni en el espacio, sino en lo que realmente querían el uno del otro. Tal vez aún había algo, algo que ambos debían explorar antes de decidir si todo estaba perdido o si aún quedaba una oportunidad.

Finalmente, sonrió levemente, una sonrisa que no decía mucho, pero que en el fondo significaba que la puerta estaba entreabierta. No sabía qué haría con eso, ni cuándo sería el momento de tomar una decisión definitiva, pero en ese instante, algo en su interior se sentía más ligero.

—Lo pensaré, Elías. No te prometo nada, pero… no creo que haya un final definitivo. Al menos, no hoy.

Elías asintió, con la esperanza brillando en sus ojos. No sabía lo que el futuro traería, pero lo que sí sabía es que no iba a dejarlo ir sin intentarlo, sin demostrar que aún podían ser algo más que recuerdos rotos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.