Lo que nunca sabrás

7. Un frío que te quema

05 de agosto, 2017

--- ¿Crees que los celos son síntomas de inmadurez?

Desvíe mi atención de la inmensa pantalla donde se reproducía Transformer, el último caballero, para mirar a Cristobal quién seguía con la vista al frente, como si no hubiera preguntado nada hace un instante.

---¿Por qué la pregunta? ---revire con otro cuestionamiento, porque su pregunta me pareció extraña para un momento como esté.

Él se encogió de hombros y tomó uno de esos churros rellenos de chocolate que me había comentado tanto le gustaban, y con mucha razón; estaban deliciosos y yo ya me había comido dos, y solo porque él los tenía acaparados en su poder.

---Pienso que están más relacionados con la inseguridad ---comenté con respecto a su pregunta--; aunque también podrían tener relación con ser inmaduro.

Y en esté caso fue mi respuesta más certera, porque para ese entonces aún no se hacía popular el término de ser o no ser una persona tóxica.

---Creó que la inseguridad va más acordé con la situación --concordo pensativo---, porqué sería poco probable que una mujer a sus treinta y nueve años haga escenas de celos en frente de muchas personas.

Decidi ignorar sus palabras; no terminaba de entender muy bien a que se refería, además tenía frío, así que me concentré en abrazarme a mi misma para darme calor.

Fue un completo desatino haberme decidido por una falda de jeans para mi outfits de hoy.

---¿Tienes frío, mi brujis? --para este tiempo de conocerlo, ya me había acostumbrado a su manera de llamarme.

---¿Acaso tú no? --dije encogiendome en mi butaca.

Cristobal solo río; ---Yo no sufro de esos males --dijo con seguridad y chulería---. Soy un hombre de sangre caliente.

---Querrás decir sin sangre en el cuerpo, es imposible que no te estés congelando con esa camisa.

Llevaba puesto una camisa de botones y manga corta.

---Tócame --pidió---, o deja que te abrace para que tu cuerpo se caliente con el mio.

Ni siquiera me dio tiempo de procesar su petición y formular una respuesta; él simplemente paso su brazo por encima de mis hombros, atrayendo mi cuerpo hacia el suyo, hasta donde el espacio entre nuestros asientos lo permitío.

Y fue inmediato, todo mi cuerpo se relajo al sentir la calidez que emanaba del cuerpo de Cristobal, más aún, cuando una de sus manos se afianzó en mi espalda baja y sin permiso se introdujo bajo la tela de mi suéter, dando lugar a que sus dedos curiosos y expertos comenzarán a dibujar caricias contra mi piel, lo cuál aumento aún más la temperatura de mi cuerpo y algunos lugares muy específicos.

Suspiré contenida ante las sensaciones que recorrían mi cuerpo con cada roce suyo, cerré mis ojos y mordí mi labio inferior buscando un poco de compostura ante tal provocación de su parte.

---¿Ya te sientes mejor, primita? --le oí cuestiononar con un tono de voz bastante sugerente.

Asentí y con algo de dificultad abrí los ojos para encararlo; tenía una pequeña mueca divertida y retadora formada por sus labios, me estaba provocando abiertamente.

---Si, ya me siento mejor Cris --respondí tratando de que no se notará lo mucho que me afectaba que sus dedos ya se hallarán más allá de la cinturilla de mi falda, jugueteando con el elástico de mi ropa interior---, ya me siento mejor.

Sonreí como si nada pasará y traté de fijar mi atención en lo que seguía ocurriendo en la película; por un momento había olvidado dónde estábamos, rodeados de personas en una sala totalmente obscura.

---¿Estás caliente? --susurró con malicia, me sobresaltó sentir su aliento contra mi oreja; asentí, no me creí capaz de decir ni una palabra sin delatar lo afectada que estaba por su tacto---. ¡Que bueno! Ya ves, te dije que todo en esta vida tiene solución.

Tragué al sentir una oleada de placer recorrer mi cuerpo y centrarse entre mis piernas, comenzando a palpitar de excitación.

---Te veo muy alterada, mi brujis, ¿te sientes bien?

Preguntó rato después alejándose de mi, mi cuerpo reclamó la ausencia de sus caricias que cesaron al él apartar su mano.

Suspiré.

---Creó que estoy muy caliente --confesé midiendo su reacción, él me había provocado y yo quería más---. Necesito apagarme.

Él sonrió con suficiencia.

---¡Oh, mira qué suerte! --respondió con entusiasmo---Yo soy bombero y me podría apagar esa calentura que te quema entre las piernas, mi brujis.

Se acercó peligrosamente a mi rostro y su aliento se mezclo con el mio, cuando sus caricias volvieron una vez más contra mi piel, solo que esta vez su mano se introdujo por debajo de mi falda, llegando justo al centro de mi cuerpo dónde el calor que él despertó me consumía y clamaba por ser apagado.

---Vamonos ya de aquí, o juró que todos se darán cuenta de que me estoy quemando.

No tuve que decir nada más para que él me tomará de la mano y me sacará de ese sitio.

---Vamos mi brujis --le oí decir sobre el ruido de la película que abandonabamos a plena mitad; no creo que a mi primo le moleste perder su dinero---. Mi manguera ya está lista y dispuesta solo para ti.

Sonreí ansiosa; ---Entonces incendiame el cuerpo entero.

 

 

 

 



#6383 en Joven Adulto

En el texto hay: confesiones, romance, amor

Editado: 20.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.