Dormir.
Tenía que dormir.
Aquella era la frase que se repetía una y otra vez frente a ella de manera inevitable.
Más aunque tratara de ordenarse a sí misma a hacerlo, no lo lograba.
Había regresado hasta su casa en Mayfair sin contratiempos. El agente, cuyo nombre era Walt, se había encargado de escoltarla sin demora, distrayendo sus pensamientos con un poco de su propia biografía. A través de la cual ya conocía fervientemente que era el tercero de seis hermanos, casi todos entregados a las fuerzas del orden, exceptuando a los pequeños.
Gracias a aquella cotidiana charla cuando había logrado entrar a su residencia no era un completo manojo de nervios.
Gracias a no ser un manojo de nervios pudo recordar que la puerta de empleados se encontraba abierta, que tenía que saltarse el tercer escalón debido a que rechinaba lo suficiente como para alertar a los perros de caza que su padre mantenía, y que debía girar por el pasillo contrario al de la biblioteca dado que el pequeño spaniel de su madre dormía en aquella zona y si era descubierta por el adorable cachorro, este no tardaría en alertar a toda la casa de su presencia. Daba las gracias porque estuviera medio sedado debido a que había estado un poco enfermo los días anteriores después de comerse algo inadecuado. Agradecía desconocer a que se referían todos con "inadecuado".
Una vez que se encontró en el completo resguardo de su habitación, coloco todo como pertenecía.
Solo su vestido y su capa. Ambas guardadas como si no hubiesen sido usadas, o eso esperaba que pareciese.
Había salido de la residencia sin más que lo que llevaba puesto, junto a una pequeña bolsita con monedas y algunas joyas.
Joyas a las cuales no habría echado de menos, y para las cuales ya había logrado idear una historia creíble para su pérdida.
Las joyas y el dinero eran lo de menos.
Aunque resultase abominable, sus pensamientos no iban dirigidos plenamente a aquella pobre muchacha muerta. La conmoción aun la acompañaba, más aun así, la mayor parte de su tensión, de su aprehensión, iban completamente enfrascados en una dirección distinta.
Era egoísta e inhumano de su parte, pero ¿estaba mal sentir dentro de sí cierto grado de alivio?
Porque aunque le gustaría poder negarlo, una parte de sí se había sentido aliviada y horrorizada al ver a aquella joven. Aliviada dado que era alguien ajeno así, y horrorizada por la pérdida de alguien a quien sin duda alguna alguien echaría en falta.
Alguien lloraría por aquella señorita, alguien la recordaría, habría alguien.
Más aunque su pensamiento actual fuera egoísta e insano, daba gracias de que ella no fuese la que tuviese que llorar en completo silencio a la víctima.
Daba gracias de no perder la otra parte de sí otra vez.
Ansiaba enviar una nota nuevamente, asegurarse por sí misma que todo siguiera como hasta hace unos días, más estaba segura de que de hacerlo así solo empeoraría las cosas. Ya debería de haberlo oído, siempre había sido bastante inteligente.
Ella debía de serlo también, debería de esperar algunos días antes de volver a escribir, antes de volver a verle.
Eso debería de bastar.
Solo esperaba que se encontrará bien y a salvo.
Podía rogar por eso.
Luego le escribiría, debía de encontrarse con angustia por su propio estado de salud.
Dejaría el tema por el momento, debía centrarse en algo ya que no podía conciliar el sueño aún.
Respecto al que, había muchas cosas en las que fijarse. Desde que haría de ahora en adelante, hasta que sucedería si su padre se enteraba de su pequeña aventura en el exterior encontrando cadáveres.
Tendría que explicarle todo. Pero si lo hacía sólo empeorará las cosas para todos, ella podía solucionarlo, tenía que solucionarlo por sí misma.
Ella podía hacerlo por una vez.
Podía ser quien protegía a alguien, no quien era protegida.
Quería hacer eso por alguien a quien amaba, se lo debía.
Respecto a ese detective, todo era demasiado impreciso, complicado e inexistente.
Solo dudas y preguntas sin respuesta aparecían cuando meditaba sobre aquel caballero.
¿Le habría creído?
Ella no había mentido. Omitido hechos tal vez, pero aquello era algo que no afectaría a nadie, salvo a ella y a su familia.
La había ayudado, ¿ese era el comportamiento usual de un detective?
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Editado: 05.02.2020