Lo que pudimos ser y no fuimos

Capitulo 4

La rutina de ir a la escuela con chofer y regresar de inmediato a casa se está haciendo costumbre para mí, si bien con mis papás todo va mejor que nunca y ahora los puedo ver más tiempo en casa algo esconden y eso me tiene intranquila. He pensado que tal vez sea por alguna mala nota, por salir mucho con mis amigas o por el hecho de que Noah está a punto de tomar una decisión que puede tener efecto en ellos y en mí, pueden ser un millón de cosas, pero ninguna es buena.
—Enid, hija que bueno que te encuentro. — mi padre entra en la cocina con una sonrisa de oreja a oreja. — Tu madre y yo te tenemos una sorpresa. — Se posiciona atrás de mí y me venda los ojos.
—¿A dónde vamos pa? — digo tomando su mano que emana un calor único.
—Tranquila mi pequeña saltamontañas, te encantara. — su voz me hace tranquilizar un poco y emocionarme.
Camino, segura de que mi papá me va guiando, me siento muy pequeña, como la Enid de hace unos cuantos años.
—Enid a la cuenta de tres abrirás los ojos. — nos detenemos y afloja poco a poco el amarre de la venda. —Uno…dos…tres…— abro los ojos lentamente encontrándome con algo que no podía creer.
Volteo a ver a mi padre quien esta con una sonrisa enorme, sus ojos verdes me ven con emoción, no puedo creerlo y tampoco sé que decir, me siento emocionada y sin palabras.
—Ya di algo cariño. — mi madre llegue a mí con una cajita negra tiene  un moño azul con blanco, toma mis manos y pone delicadamente la cajita.
—No sé qué decir. — digo conmocionada por todo lo que estoy sintiendo. Abro la cajita encontrándome con unas llaves, las llaves de un coche negro que está enfrente de mi con un moño enorme color blanco.
—Tuve mi primer auto a los dieciocho, aprendí a manejar a los dieciséis y aunque no fue un auto como este, sé que te has esforzado mucho por conseguir todos tus sueños, todos los días nos demuestras que tienes dedicación al querer ir al colegio, regresar y hacer un millón de cosas hija. — pasa un brazo por mis hombros y me atrae a él. — Me enorgullece saber que tú eres mi hija, no solo porque todos los días vas al colegio y sacas buenas notas, no, sino también porque eres tú, mi niña, mi mundo y mi mayor bendición en esta vida. Enid me hace muy feliz que siempre estes así, sonriendo y siendo imparable como tu madre. Te podría decir un millón de cosas más pero no me alcanzaría una vida para hacerlo hija mía, por ello, aunque este regalo es material solo demuestra que con perseverancia todo se puede lograr.
— Gracias, gracias — digo abrazándolos — no debieron hacerlo, pero mil gracias. — Unas cuantas lagrimas de felicidad salen y los abrazo con más fuerza. Mi padre siempre ha sido mi héroe, mi persona favorita en el mundo, mi lugar seguro y mi super papá. No me imagino que sería de mi sin él, todo lo que hago gira a su alrededor, el hecho de que él sea mi padre me hace sentir la persona más bendecida del mundo.
—Mi niña preciosa no llores más, sé que te pone feliz todo esto, pero lo mereces y no solo esto, muchas cosas, no te conformes con poco ve por más, se tu y logra todo lo que quieres, no te rindas y demuéstrale al mundo de que está hecha una Harper. — besa nuevamente mi frente y lo abrazo con el mayor anhelo, sintiéndome frágil y con miedo, feliz pero conmovida. No quiero soltarlo nunca.
—Bien mis amores, ahora necesitamos irnos al colegio porque tu tienes que llegar a buena hora — me señala con el dedo — y nosotros amor tenemos que ir a resolver asuntos del trabajo— señala ahora a mi padre quien le sonríe y asiente.
—Te pasamos a dejar hoy a la escuela y después nos vamos. Ve por tus cosas te esperamos en el coche. — mi padre me suelta para ir a la sala por sus cosas también.
Subo las escaleras, emocionada, desde los catorce soñaba con esto, un auto, con mis papás enseñándome a manejar, ir al colegio y salir con Noah. Realmente imaginaba muchas veces que llegara 
Asentí, bese sus mejillas y subí a mi habitación por mi mochila, baje emocionada, esperando encontrarme con mi auto.
En el porche estaba mi auto, un Aston Martín DBS color negro, era todo lo que siempre había soñado, el mejor auto de todos, practico y sobre todo mi papá me lo dio pensando en mí. Lo vi unos cuantos segundos mas y corrí al auto de mis papás donde me esperaban ya en él, volví a sentirme una niña pequeña, volvía ser esa Enid que tantos años se había mantenido oculta.
—Le avisamos a Noah que pasaremos por él, ya nos está esperando. — me sonrió a través del retrovisor, le devolví el gesto sin perder esa sensación de gratitud.
Noah se sube a lado de mí, nos saludamos y platicamos todo el camino sobre mis padres, la escuela y el tema que no deseo tocar… la universidad.
—Noah entonces ¿te iras a Carolina del Sur? — mi padre lo observa a través del retrovisor.
—En efecto señor, lo que pasa es que aún no se si debería irme. — se gira a verme con complicidad.
—No deberías pensarlo mucho. Tus sueños son importantes y más si Amelia y Oliver te apoyan, créeme ya perdimos mucho tiempo tratando de encontramos nosotros como para que ustedes también lo experimenten. — mi madre gira un poco su cabeza dándole una sonrisa reconfortante.
—Tiene razón señora Georgia, pero quisiera que también Enid me diera su punto de vista, me queda muy poco tiempo para saber que hacer. — me mira de reojo.
—No sé qué decirte, eres mi mejor amigo y quiero lo mejor para ti, pero son tus decisiones. — aprieto mis labios porque no es solo eso lo que quiero decir.
Seguimos platicando durante lo que queda de camino, al menos ellos platican yo le sigo dando vueltas a la conversación de hace un momento. Llegamos al colegio, donde había muchos estudiantes mirándonos, no es muy usual que tus papás te vayan a dejar, lejos de intimidarme o sentir vergüenza, siento mucha emoción porque al fin de cuentas pocas veces se vive una experiencia así.
Encuentro a mis amigas entre la multitud; llego a ellas aun con todos los estudiantes que también están llegando para las clases. Jack esta de espalda a nosotros platicando con Connor y con Michael a su lado esta Madison y Chiara conversando también con ellos.
— Pequeña luciérnaga, nos vemos más tarde — Noah beso mi frente y se acerca a donde están los chicos para irse juntos a sus clases.
Sophie me toma del brazo y nos vamos junto con las demás a nuestras clases, mientras ellas me preguntan si ha pasado algo en casa, la visita de mis padres no es normal en la escuela, se tranquilizan al saber que todo esta bien y que solo será esta vez.
—¿Pasa algo? — pregunto cuando todas están calladas. Ocultan algo. Lo se. 
—No, nada. Es solo…— Mia habla y todas la ven, ella guarda silencio. — no es nada olvidado.
—¿No es nada? — las observo, detectando que no quieren hablar. — no quieren hablar. Está bien. 
Sophie y yo nos alejamos de ellas y me meto a mi salón, donde la profesora está entrando al mismo tiempo que yo. Todos siguen viéndome como un bicho raro y no me gusta para nada.
En todo caso no me sirve mucho estar molesta con ellas, ha sido un malentendido y deberíamos aclararlo, por ello en la hora del receso hablo con ellas y arreglamos el mal entendido.
Cuando era pequeña solía imaginar mi vida adolescente diferente, decía que cuando creciera conocería a mi príncipe azul, rubio, alto, ojos azules y me llevaría a su castillo, donde formaríamos una familia feliz.
Pero cuando vas creciendo te das cuenta de que el mundo es cruel y despiadado, que cuando empiezas a brillar él va apagando tus metas, tus sueños, tus ganas de seguir.
Nunca creí que tendría amigas así, que se preocuparan tanto por mí, que me hicieran sonreír, que estuvieran en mis triunfos y en mis derrotas, que cuando llorara me consolarían.
La vida me había dado algo bueno, amistades que cuidaría hasta morir, no importaba que pasara solo necesitaba tenerlas, un abrazo, una palabra de aliento, solo necesitaba que ellas no se alejaran de mí o yo alejarlas de mi lado.
Por lo regular las clases de la profesora Lily, no eran tan malas, no quiero decir que es un amor de maestra, tiene su genio, pero es buena con su materia, a veces odiaba tener la primera clase con ella, por lo regular siempre odio todo, pero trato de controlarme.
Mia me estaba contando de Jack su novio, Jack es amigo de Noah y mío, antes de presentarnos, solía llevarme mucho más con Jack, Jacob, Michael, Connor, Thom y Noah, claro que me hablaba con mis amigas, pero en primaria seguía más a Noah.
Un día coincidimos todos en una salida y ahí empezó una amistad un poco mas aventurera, Noah y yo nos pasábamos tardes desde entonces en casa de alguno de los chicos haciendo pijamadas, organizando fiestas, Mia siempre estuvo enamorada en secreto de Jack y tardo toda la secundaria y un año del colegio para confesarle lo que sentía.
Medio año después Jack y Mia empezaron una relación, me alegraba saber que alguien como Jack estaba con Mia y viceversa, son como el uno para el otro, tienen un año de noviazgos, se cree que tener una relación larga durante la adolescencia es un error, pero a veces las personas conocen al amor de su vida en esta etapa.
Algunas veces suele pasar que terminan y años después se reencuentran, retomando el amor tan apasionado que se tuvieron durante su adolescencia.
Había días en los que me sentía plena y feliz, sabía que tenía todo lo que necesitaba, podía salir y encontrarme con Noah o mis amigas, mis papás estaban cambiando conmigo y eso me generaba paz.
El amor me hace querer ser mejor persona, me inspira a escribir, a reír y a demostrar cuanto puedo amar a alguien; hace medio año conocí un chico, ojos cafés obscuro, uno setenta y tres, tez morena canela. Era ese tipo de chico detallista, romántico, amable y simpático, nunca decía que “no” cuando le pedía algo, siempre me sonreía y me hacia sentir tan bien que me olvidaba completamente de la existencia de las demás personas, pero termino, solo duro tres meses esa emoción, esa chisma y todo se fue al carajo, nos volvimos extraños y aunque para mi fue intenso y hermoso, deje de sentir cosas un mes después de eso. 
Desde el no he tenido un novio, he conocido chicos, pero ninguno es algo que quiera en este momento. Hay días en los que envidio a Mia tiene una bonita relación, no digo que sea perfecta, pues siempre hay buenas y malas, nunca habrá algo perfecto, simplemente es real.
—Mia— ella camina a mi lado, nos dirigíamos a el estacionamiento, ahí esperaríamos a Noah, ella se iría con nosotros.
—Si, dime — me responde mientras está viendo el cielo.
—¿Cómo haces para llevar tu relación y el colegio? — pregunto apretando mi mochila con algo de nerviosismo.
—Siendo sincera no lo sé, digo un año no es fácil de llevar, claro que nos estamos conociendo todos los días, nuevas facetas, nuevas locuras, miles de versiones que ambos tenemos. Pero ambos tenemos algo muy claro — suspira y sonrió — que nos queremos y que no importa si esto dura unos días, meses o años más, viviremos el día a día, porque no importa nada. Tenemos claro que no todo es color de rosa y que nos tenemos el uno al otro.
>>Siempre hay algo nuevo de los dos, pero él me quiere, conoce mis monstros, yo conozco los suyos y no los quiero cambiar. El tampoco cambiaria por mí, cambiaria solo si él quiere y seria por el — sus ojos brillaban al hablar de ello.
—Dios — digo tocando mi pecho —quiero encontrar a alguien que le brillen los ojos cuando hablé de mí, aun cuando mis monstros sean malos— el chofer nos abre la puerta.
—Enid, tienes que entender que para poder amar a otros debes amarte a ti. — su mirada refleja preocupación— yo amo a Jack, pero me amo más a mí y sé que cuando el haga algo que me haga sentir insegura debo irme de ahí. Si la persona con la que estas te hace sentir así, sentirte insuficiente, debes salir de ahí. — tomo mis manos — prométeme que jamás amaras a una persona más de lo que a ti.
Asiento repetidas veces, suspiro dejando salir todo el aire de mis pulmones, esa fue una charla muy profunda. ¿A caso eso fue lo que a William y a mi nos faltó? ¿por eso nuestra relación se evaporo como el agua? 
Ahora lo entiendo, en los ojos correctos serás la persona más especial, imperfecta, pero alguien por la que vale la pena desvelarte, conocer, aprender y ser mejor.
Pero… ¿amar a alguien? ¿amarme? Dios sí que no tendría novio por un largo, largo tiempo. No creo poder tener esa responsabilidad afectiva, darle lo que necesita de mi y yo de él.
Noah llego con Jack, los cuatro subimos al auto, durante el trascurso Mia y Jack vienen hablando secretamente entre ellos, Mia se ve disgustada y Jack intenta hacerle sonreír.
Volteo a ver a Noah quien también me ve y sonríe, dándome a entender que estamos pensando lo mismo. Los cuatro vamos cantando a todo pulmón, disfrutando de aquella lluvia que cae, el recuerdo de un día en la cabaña me aparece y parece que estamos pensando lo mismo porque Jack habla.
—¿Qué les parece si este fin de semana nos vamos a mi casa en las afueras? —Jack baja del auto con Mia.
—No estaría mal. – Noah sale también del auto.
—¿Qué dices Enid? – Jack me mira esperando una respuesta.
—Me agrada la idea.
Nos despedimos, dejando el plan a medio terminar; nos juntaríamos más tarde o tal vez mañana para organizarnos, tendríamos que planearlo bien y ver quien más iría.
Volvimos a el camino Noah se veía cansado, el entrenamiento de hoy fue pesado, regularmente no se duerme en el auto, suele ser muy energético y es difícil que el este quieto.
El chofer condujo lento, a pesar de que la lluvia caía levemente, me vio por el retrovisor, asentí con la cabeza dándole a entender que estaba bien en que manejara despacio. Noah descansaba su cabeza en el asiento, parecía tranquilo, cansado y cómodo durmiendo en aquella posición.
Estábamos a una cuadra de llegar a su casa cuando fue abriendo los ojos.
—¿Dónde estamos? — pregunto limpiando sus ojos.
— Estamos llegando a casa. —digo viendo como las gotas de lluvia empiezan a golpear el carro con más fuerza.
—Bueno entonces me voy. — toma su mochila, pero aún no se quitan los seguros.
— Está lloviendo, dejemos que la lluvia cese — le sonrió y hago que recueste su cabeza en mi hombro.
—¿Qué pasara cuando me gradué? — pregunta dando un bostezo.
—Iras a la universidad de tus sueños, estudiaras lo que siempre has soñado, conocerás personas increíbles que te harán la vida más feliz, vendrás en el verano y me contaras todas las aventuras que has tenido. — digo acariciando su cabello castaño.
—No me convence. Quiero ir contigo a la universidad, que estudiemos medicina juntos. Te lo he dicho Enid, eres mi mejor amiga es nuestro sueño…— suspira con cansancio. — quiero esperarte a pesar de lo que han dicho tus papás.
—Noah. — mi voz sale cansada y con pena. — No puedo ir contra ellos, quiero cumplir tu sueño, pero también el de mis papás, no se que hacer y retenerte no me hará sentir mejor. 
—Podemos intentarlo, podemos buscar la manera de que tus papás acepten.
—Noah debes ir primero, tienes que decirme como es todo y después vere si voy contigo, soy un año más chico que tú, debes vivir tu vida al máximo, no quiero ser yo quien te arruine tus planes. — suelto un suspiro.
No le quiero decir que no es mi sueño, que deseo irme a estudiar a Oxford para estudiar algo que me haga sentir completa, un sueño, mi vocación.
—¿En qué piensas? — pregunta con la voz ronca.
—En muchas cosas. En menos de ocho meses te iras del colegio y solo deseo que tomes una buena decisión. — confieso viendo aun la lluvia caer,
—Tomare la mejor decisión te lo prometo.
¿A cuantas personas no les ha pasado? En el momento en que sientes que has tomado la mejor decisión empiezan las dudas, la incertidumbre y los comentarios donde te cuestionas hasta tu propia existencia.
¿Qué hay de malo con estudiar algo que te gusta? ¿Por qué no puede eso cambiar al mundo? No importa lo que estudies, si te hace feliz, si crees que serás una mejor persona por estudiar eso que te apasiona podrías lograrlo, pueden tus sueños hacer que tu vida sea la mejor.
—¿Cuándo es tu próximo partido? — pregunto cuando el silencio se ha hecho presente.
—El próximo sábado, será un partido amistoso, pero sabemos como termina eso. — se relaja nuevamente.
—Iré. — digo con un nudo en la garganta que no se a que se debe. — Estaré ahí, mi pequeña luciérnaga. 
—Bien, espero que este entrenamiento y los tres próximos que están planeados valgan la pena. — se reincorpora y se sienta bien.
—A dejado de llover. — lo veo a los ojos, sus ojos miel me ven con emoción pero tristes, cansados.
—Si. — dice tomando nuevamente su mochila. —Nos vemos después Enid.
Sale del auto y yo me quedo pensando en los mil escenarios que pueden pasar, pero en ninguno veo a Noah estudiando la universidad conmigo.



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En el texto hay: esperanza, amor, depresión

Editado: 11.12.2024

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