Lo que pudimos ser y no fuimos

Capitulo 5

Cuando creces te das cuenta de que es esencial para ti, conoces personas que te hacen sentir emociones que nunca creíste experimentar, sientes la necesidad de siempre estar para ellos.

Noah ha sido mi hermano mayor por años, reímos y lloramos juntos, él es mi soporte muchas veces. A pesar de todo él siempre me ha ayudado a no caerme, siempre está ahí como ese pilar que necesito para no derrumbarme, recuerdo que cuando le conté de mi primer novio no fue del agrado de él, pero aun así lo acepto por verme feliz. Cuando él tuvo su primera novia me la presento y aunque nunca se me hizo buena chica acepte su decisión, porque el hizo lo mismo conmigo.

Con nadie tenia esa conexión, a pesar de tener a mis amigas con ellas a veces todo era difícil, complicado, por lo regular no estábamos de acuerdo con las cosas y aunque sabía que ellas también me apoyarían en mis decisiones se que no todo lo que hago está bien para ellas. Había un límite que ninguna se atrevía a pasar y sabíamos cuál era ese límite; un límite que Nicole no conocía, ella no era una mala amiga, solo era un ser incomprendido, uno al cual le tocó vivir demasiadas cosas para ser tan pequeña y aunque eso no justifique sus acciones, había algo en mí que cada vez se sentía más alejada a ella.

—Enid, vamos a comprar un helado— Nicole está sentada en la sala, mientras yo cocino.

—Comamos y después vayamos.

Respondo acabando de cocinar unos champiñones.

— Pero se me ha antojado ahora. — avienta su teléfono al otro sofá.

—Nicole no eres mi hija y no tienes cinco años para ponerte así. — digo cansada de la misma actitud.

Nicole era diferente, ella a veces demostraba actitudes demasiado raras, solía decir cosas que te hacían dudar de su lealtad, conmigo era buena, regularmente decía algunas tonterías, pero no podía dejarla de lado. Ella me daba nostalgia.

Nuestras vidas eran tan diferentes, pero tan iguales, a veces me decía que les pidiera a mis padres que la adoptaran, yo no podía hacerlo, ella era rebelde, nunca obedecía, no era de dar gracias y mis padres no podrían con dos adolescentes.

Solía decirme que su vida era una mierda, las veces que intentó suicidarse y no es un tema fácil de hablar, pero para ella era algo que ya no le afectaba o eso me decía.

Mis padres no se encontraban esa tarde, sabían que regularmente pasaba con Nicole, ella me hacía compañía, otras veces era Noah. Ellos dos no se llevaban por la sencilla razón que Noah veía algo en Nicole que yo no.

Caminábamos por la acera, dirigiéndonos al parque cerca de mi casa; ella me hablaba de sus miles de planes que tiene: Conseguir un departamento y un trabajo para irse pronto de casa de su abuelita. No podía hacerlo poque como siempre se sentía atada a la casa donde ahora vivía.

Luego cambio de tema, hablando del chico que la ha tratado de la manera mas toxica y horrible que se le puede tratar a una persona, la engaña, le miente y la denigra, aunque yo le diga que lo deje, que piense en ella, lo único que hace es ignorarme.

Hubo una época donde yo me metía mucho en su vida, quería que estuviese bien, pero un día me canse de que nunca me escuchará y la deje hacer su vida como ella quería.

En ese tiempo Noah y yo habíamos comenzado a conocer personas que tiempo después se convertirían en nuestras parejas, Noah nunca quiso que le presentara mi novio a Nicole, decía que no era buena idea, nunca lo hice, porque ella siempre salía con un pretexto.

Volvimos a casa, ella seguía relatándome como había descubierto la infidelidad de su novio, me decía que esta vez no volverían, que había sido definitivo, pero ambas sabíamos que solo duraría cinco minutos, ya que este le llamaría y le endulzaría el odio y ella caería nuevamente.

La dejé en su casa, se veía inquieta, pero no me atreví a preguntar el porqué, me preocupaba, pero claro está que no me metería más en su vida.

Mientras camino a casa, voy viendo a mí al rededor, las casas grandes y con jardines hermosos, algunas personas pasando por la acera con sus mascotas y muchas otras viendo el atardecer. Al llegar a casa, Noah esta recargado en su auto, lleva una sudadera blanca con el logo de Nike, unos deportivos del mismo color y un pantalón de algodón gris.

— ¿Cuánto tiempo llevas esperando? —pregunto cuando estoy lo suficientemente cerca de él.

—Quince minutos — vio su reloj imaginario y reí.

—Que hermoso reloj — digo riéndome.

— Verdad, me lo regalo mi mejor amiga — enarco una ceja.

—Okey, okey, ya entendí que dentro de dos semanas será el cumpleaños de un alíen de un metro ochenta y nueve — digo dándole un abrazo que no sabía que necesitaba.

—No era por eso — me devuelve el abrazo. —¿Todo bien?

—¿Entonces? — mire el cielo este estaba gris. —Si, ¿Por qué? — pregunto ahora viéndolo a él.

—Solo que siento que no hemos salido desde hace tiempo y que nos hemos alejado. — hace sus labios en una línea, sé que hay algo más.

—Oh tranquilo pequeñín — digo alzándome para alcanzar su cabeza —todo está bien, a veces necesitas tu espacio, por ello no paso tiempo contigo —él deja de abrazarme.



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En el texto hay: esperanza, amor, depresión

Editado: 21.09.2024

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