Al día siguiente volvimos de la cabaña; mis papás estaban sentados en el comedor, mi papá leyendo el periódico y mi mamá en la cocina haciendo un postre para nuestra llegada.
El domingo por la tarde, estar con ellos en familia me lleno de emoción y de la mejor sensación del mundo.
<<Amor>>.
El fin de semana en la cabaña fue lo mejor, descanse y me relaje tanto que olvide que tenía que regresar a clases, fuimos al pequeño lago que está a cinco minutos de la cabaña, paseamos por el bosque, hicimos otra fogata para calentarnos, vimos películas mientras la lluvia caía y comimos muy bien.
De aquella aventura han transcurrido ya dos semanas, durante este tiempo he estado ocupada con algunos torneos de voleibol, al igual que Noah, quien ha pasado desde el lunes que regresamos hasta hoy que es miércoles, entrenando para las semifinales.
El profesor de cálculo está dando su clase, es un hombre alto, de cabello castaño, ojos cafés obscuro, complexión media lleva anteojos y es intimidante a cierta medida; empieza a anotar números en la pizarra y posteriormente procese a explicarnos que hacer.
—Chicos, harán un proyecto sobre lo que les acabo de explicar, elijan su pareja y luego pasen a mi escritorio para anotarlos. — dice, mientras se sienta y comienza a revisar algunos trabajos que le entregamos hoy.
—¿Equipos como siempre? — pregunta Kyle, que toma asiento a mi lado, sus ojos celestes brillan con afecto.
Asiento.
—Sabes que sí. ¿Ya vamos con el maestro? — pregunto poniéndome de pie.
—Si claro. — responde, hace lo mismo y nos dirigimos al maestro.
Alza su vista y nos sonríe.
—Los mejores de mi clase nuevamente juntos. — dice haciendo a un lado sus lentes. — Enid Harper Winslow y Kyle Rowan Ashford. Espero ver el perfecto trabajo.
Kyle y yo nos miramos con confusión, es raro que el maestro nos diga eso.
—Gracias maestro. — digo sonriendo, un poco sorprendida por su elogio.
—No me decepcionen chicos. — agrega mientras anota nuestros nombres en una hora blanca.
Caminamos nuevamente a nuestros lugares.
—Chicos — llama el profesor —, quiero que el proyecto que les asigne lo dejen en mi oficina. Tienen una semana y media para entregarlo.
Nos pregunta si tenemos dudas, algunos las hacen, otros profundizan un poco más en como quiere el proyecto. Minutos más tarde se va y todos comenzamos a acomodarnos junto con nuestras parejas de trabajo.
—¿Cómo te va en el equipo de voleibol? — pregunta Kyle, una vez nos sentamos en la parte de atrás.
—Bien, ganamos los tres torneos que hemos tenido. Mañana tengo otro partido y espero que ganemos. — respondo, soltando un suspiro cansado.
—¡Eso suena increíble! — Kyle me da una palmada en el hombro—. Te ira genial. Además, si quieres, hoy podemos vernos en la tarde, después de tu entrenamiento, para que no te presiones con el proyecto. — Retira la mano y me dedica una sonrisa expectante.
—Me parece buena idea, aunque… ¿Qué te parece si adelantamos un poco ahora? Aun nos quedan veinte minutos de descanso — propongo mientras saco mi ordenador de la mochila.
—Si, me parece perfecto. Mas tarde puedo editarlo y corregir algunas cosas y por la tarde, después de tu entrenamiento nos juntamos para checar que este en orden el avance. — sugiere sentándose a mi lado.
Kyle es un chico de cabello castaño, ojos azul celeste, alto y de tez blanca, es simpático y amable, muy sonriente, es el típico chico “Good boy”, es realmente guapo e inteligente, tiene algo en el que te hace parar a verlo y es muy buen amigo.
Siempre hacemos equipo juntos, la primera vez que hicimos equipo fue por error, no había venido ese día a la escuela y el tampoco, por lo que el profesor opto por ponernos juntos. Gracias a eso pudimos entablar una bonita charla donde nos dimos cuenta que hacíamos buen equipo y nos complementábamos muy bien.
—Si Kyle, igual después del descanso tenemos media hora libre, la profesora aviso que llegaría tarde. — le recuerdo mientras empiezo a teclear rápido — no pienses que no quiero verte, al contrario, es solo que me tiene muy tensa el juego de mañana y necesito adelantar trabajos. — comento escribiendo rápidamente.
—No te preocupes, pero debes comer bien, no quiero que te desmayes mañana en el juego u hoy en el entramiento. — advierte, cerrando con cuidado mi ordenador antes de ponerse de pie.
Veo mi reloj, dándome cuenta que ya es hora del descanso, me pongo de pie también y camino a su lado yendo a la cafetería, en el transcurso me habla sobre lo que tiene planeado hacer para el proyecto y sobre lo estresante que es ir en el equipo de rugby, además que tiene que ir más días a entrenar por que la próxima semana comienza su torneo con otros colegios.
—¿Qué se te antoja comer? — pregunto, girándome hacia él.
—No lo sé, tú que me recomiendas— responde mientras toma dos charolas y se coloca a mi lado.
Coloca algunas porciones que para mí son deliciosas, intento pagar, pero él se niega y termina pagando todo.