Lo que pudimos ser y no fuimos

Capitulo 9

El maestro de calculo da la clase, mueve las manos de un lado a otro y anota números en la pizarra, acomoda sus anteojos de vez en cuando y en otros da participaciones a mis compañeros para que den ideas o para resolver dudas. ¿Qué hará en su tiempo libre? ¿toda su vida han sido números? ¿clases? ¿lidiar con adolescentes problema? Sus ojos ojerosos son el claro ejemplo del cansancio y del estrés que pueden traer los adolescentes al impartir clases.

Suspiro y veo por la ventana; las nubes grises adornan todo Londres, no ha dejado de llover desde que volvimos de Liverpool y de eso ya ha pasado una semana, las cosas han estado mal, muy mal. Mi actitud rebelde y mi comportamiento inapropiado según mis padres debe ser reprendido y por ello me han quitado mi móvil, mi ordenador y mi Tablet.

El auto no me lo han quitado porque gracias a mi madre, le dijo a mi padre que ya había sido suficiente y que yo podría reflexionar mi actitud, pero desde hace una semana me he alejado de Noah, casi nunca me lo encuentro por los pasillos y tampoco en el estacionamiento; trato escabullirme cuando lo veo a lo lejos porque aun siento mucho enojo al recordar ese día. Es una de las peleas mas grandes que hemos tenido y es la primera pelea por una de sus novias.

Mis amigas han estado conmigo en algunos descansos y otros desaparezco también de su vista, algunas veces voy con Kyle a almorzar y otras me encuentro con Chase quien ha resultado ser un buen chico y una gran compañía.

Por desgracia durante esta semana no he podido contactar a Zep, lo he intentado, le pedí su numero a un primo de Noah, pero por alguna extraña razón no lo he conseguido, a veces su móvil no lleva batería y otras no tiene tiempo y se va rápido.

Es como si algo no quisiera que le hablase a Zep, no tiene sentido; es un buen chico en lo poco que lo conozco, no terminan nunca sus platica, es amable y excelente escuchando.

Camino arrastrando los pies por el pasillo, llevo un pantalón negro con algunas partes rotas en las piernas, una blusa blanca de mangas y que llega al ombligo, una sudadera del mismo color que la blusa y mis tenis Jordán negros, llevo el cabello suelto, he agarrado lo primero que me encontré en el closet, no tengo animo de arreglarme. Acomodo la mochila en mi hombro y camino a mi casillero.

Al llegar lo abro y meto algunos libros, saco otros y finalmente lo cierro. Me quedo un momento tomando un suspiro ahí y cierro los ojos.

“Soy demasiado joven para dejarme consumir” me digo mentalmente para dame valor.

Siento como alguien pone un brazo en mis hombros y me atrae a su cuerpo, alerta abro los ojos y me encuentro con unos ojos miel, me sonríe y yo suelto un suspiro.

—Me asustaste—. Le pego levente en su abdomen y el se echa a reír.

—Lo siento Enid. No aguantaba más para contarte algo—. Su voz suena con entusiasmo.

—Ya va. ¿Cuál es la urgencia? —. Me pongo frente a él.

—tengo entradas para ver a una Boy Band muy famosa—. Saca de su pantalón dos entradas, al ver el nombre me quedo en shok.

—¿iras a ver a BTS? — mi modo fan se activa cuando veo sus ojos miel brillar y luego la sonrisa surcar en sus labios.

BTS es una de las bandas sur coreanas más famosas de todos los tiempos, me encanta su música, adoro la letra de sus canciones, amo todos lo videos que suben de vez en cuanto para sus fans, los sigo en todas las redes sociales y no puedo creer que ahora mi amigo tenga entradas. Es emocionante.

—Iremos Enid, iremos porque he comprado la otra para ti—. Grito de emoción y hago un mini baile de celebración.

—Chase ¿No me estas mintiendo? —. Lo veo a los ojos, después de sentir la emoción recorrer en mis venas.

—No. Es en serio. Nos vamos a ver a BTS—. Lo abrazo con emoción y quiero llorar por ello.

Cuando me separo de él otras emociones llegan a mí, el pinchazo de la culpa hace que todo desaparezca. Si tan solo hubiera sido Noah el que me diera esa noticia todo sería diferente, especial, increíble y la mejor reconciliación de todas. A quien tengo enfrente no es a el y tampoco hay algo en sus ojos miel que me recuerden a Noah, él es Chase que sonríe, sus ojos miel brillan y ahora sus mejillas tienen un leve color rojo en ellas.

Es raro, en estos días he notado que Chase es un increíble amigo, amable, atento y tenemos muchas cosas en común, es una versión masculina mia pero con otro color de ojos, color de cabello y muy introvertido.

—¿Vamos a tomar un café? — sugiero después de unos segundos donde lo he observado.

—Si. Voy por mi mochila—. Se gira, pero lo detengo.

—Te espero en la entrada de la cafetería—. Le sonrió y nuevamente acomodo mi mochila en el hombro.

Asiente y camina apresurado por el pasillo. Chase con su metro ochenta y nueve puede intimidar, suele siempre estar serio y perdido en su celular, pero últimamente hemos conectado muy bien, cuando nos sentamos en las gradas a observar los entramientos no paro de reír por las cosas que dice.

Lo pierdo de vista cuando gira en el pasillo y camino en dirección a la cafetería, al ver a un chico de ojos avellana pasar pienso en Zep en la tarde de ese día, la conversación tan divertida, lo conocí un poco, solo la mínima parte, pero ahora no dejo de pensar en el, en sus ojos, su sonrisa y en cómo me hace sentir.



#7862 en Novela romántica
#3206 en Fantasía

En el texto hay: esperanza, amor, depresión

Editado: 21.09.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.