—¿Qué te parece esto? — Noah me muestra otra chaqueta verde militar que no le favorece en nada y hace la misma pregunta por ¿cuarta? ¿quinta vez?
¿Cómo llegue aquí? Me pregunto porque acepte venir aquí con él, cuando llego a mi casa a las cinco de la mañana, cuando yo dormía tranquilamente, se tumbó encima de mí y comenzó a hablar sobre lo que quería hacer el día de hoy por ser mi cumpleaños, dijo que iríamos al centro comercial y después pasaríamos un día agradable, en mi adormilamiento no pensé mucho y acepte haciendo que él se quitara de encima, volvía dormir pero me quito la cobija dejándome en mi pijama calientita, lo mire mal pero el comenzó a buscar en mi guardarropa, ropa para cambiarme, cuando saco un pantalones de algodón gris, un top manga larga blanco y me los lanzo no pude hacer más que mirarlo mal.
Cuando me cambie me di cuenta que el día estaría frio y que necesitaría una sudadera para no resfriarme, cuando salí del baño; Noah ya había acomodado mi cama y una sudadera gris al igual que el pantalón, reposaba en mi silla del escritorio.
Comenzó a hablar animadamente de todo lo que haríamos.
Mi estomago rugió cuando desperté más y Noah tomo mi mano para dirigirnos a la puerta de mi casa, con torpeza baje las escaleras.
Era muy temprano para hacer estas cosas, nos subimos a su auto y manejo a una de mis cafeterías favoritas “London” donde yo amaba ir con Noah después de clases, al bajarme pedí un capuchino de moca y mi mejor amigo pidió una malteada de fresa, nos trajeron nuestro pedido y comenzamos a hablar sobre los cambios que habían hecho en la cafetería, mientras el me decía que le había gustado la planta que estaba en la entrada mis ojos comenzaron a cerrarse un poco; no suelo madrugar y menos porque desde que salimos de vacaciones he dormido hasta las doce del día, duermo tarde y despierto tarde.
Noah lo sabe muy bien porque durante esta semana que comenzaron las vacaciones Noah ha venido a quedarse unos días a casa, él sabe cuánto me pierdo viendo mis series, por lo que hoy, que es mi cumpleaños me dormí hasta las tres y media de la mañana.
¡Solo dormí una hora y media! ¿Qué problema tiene mi mejor amigo conmigo?
El frio se coló dentro de mi sudadera, hoy amaneció lloviendo y al salir de la cafetería después de beberme mi capuchino y pedirme un café americano para despertar, tenía los nervios de punta, al menos ya no tenía tanto sueño.
En el reloj que tiene Noah en su auto, pude ver que habían pasado una hora y media de nuestro desayuno. Manejó nuevamente y se adentró en el centro comercial, donde las tiendas ya estaban abiertas, las ocho de la mañana y ya había personas allí.
¿Acaso no tienen vida? ¿Ganas de dormir hasta que sea medio día? Porque yo sí y por mi mejor amigo estoy muriéndome de sueño y de frio.
Caminamos y nos adentramos a una de las tiendas de hombres, en donde comenzó a probarse mucha ropa, mientras me sentaba en el sillón para cuando el saliera, el comenzó a entrar y salir, me acurruque en el sillón por la pesadez de estar aquí, quise tener una mantita y dormirme ahí un rato, pero la voz de Noah no me dejaba cerrar ni un segundo los ojos.
Salía y entraba, diciendo que no le quedaba, cuando respondía me ignoraba y volvía a hacer lo mismo y justo ahora, me encuentro mirándolo mal, después de preguntarme por quinta vez como se le veía una chaqueta.
Suspiro con cansancio y ruedo los ojos, fastidiada de haber aceptado venir. Noah esta emocionado y no sé porque, pensé que vendríamos a comprar ropa para mí, ahora comprendo que no es así.
—Ese color no te queda. — doy un bostezo y mis ojos se llenan de lágrimas, una reacción de la que estoy acostumbrada a cuando bostezo.
—Tienes razón— comenta y se mete al vestidor, cuando sale trae la ropa con la que llegamos, un pantalón de algodón negro, su playera blanca y su sudadera abierta del mismo color que su pantalón, acomoda su cabello y me mira —, Vamos a buscar ropa para ti.
Toma unas cuantas prendas que le gustaron y cuando tomo su celular para ver qué hora es, me doy cuenta que llevamos otra hora y media buscando ropa para él, paga sus cosas y nos vamos a buscar ropa para mí, elijo un par de pantalones y sudaderas, cuando intento pagar, él se niega y entrega su tarjeta, ruedo los ojos y niego con la cabeza.
Este chico.
El hambre se apodera de mí y lo llevo conmigo a el estacionamiento para irnos a comer algo, traigo antojo de unas hamburguesas, se lo comento a Noah y el maneja uno de nuestros locales preferidos.
Mientras comemos nuestras hamburguesas conversamos sobre que más haremos durante el día, comienza diciéndome que iremos al parque donde me encontré la otra vez a Zep, después de pasear iremos a una de mis librerías favoritas y finalmente volveremos a casa para ver películas. La idea me agrada, estar con él en mi cumpleaños me hace bien, me encuentro en paz y tranquila, volviendo a ser dos esos dos adolescentes que no hacen más que divertirse.
Y eso hacemos, después de comer, nos vamos al parque, después de sentarnos por un rato admirando este y que la lluvia no cesara en ningún momento, decidimos caminar con nuestra sombrilla por el parque, los animales ya no están en los árboles, pero si hay un rico olor a tierra mojada; después de una hora de solo estar aquí en el parque disfrutando de la lluvia y del lugar nos vamos a una de mis librerías favoritas, esta es grande y de color café, tiene muchos estantes llenos de libros; algunos sillones se encuentran en las zonas de descanso, donde las personas se sientan a leer sus libros.