Su voz hace que una pequeña descarga eléctrica recorra mi cuerpo, ignoro el hecho de que no me ha llamado bonita, porque está enfrente de mí, con sus ojos avellana fijos en mí.
Tardo un momento con comprender que él está enfrente de mí, con su gorra azul mojada, al igual que la ropa.
—Enid, anda ya, que me estoy mojando — Emine me saca de mis pensamientos, haciendo que parpade varias veces.
—Hola Zep, que casualidad — digo nerviosa — ¿Podemos ir a la cabaña? Me estoy congelando.
Asiente y hace un intento de protegerme con su chaqueta que no me he dado cuenta que tenía en su espalda, Emine camina unos pasos más delante de nosotros, ella llega primero a la cabaña, se mete y cierra la puerta, me quedo en la parte de afuera, donde hay dos sillas con una pequeña mesa.
Le señalo con la cabeza las sillas y me sigue, se sienta a mi lado.
—No pensé que tus vacaciones serian aquí — habla mientras me abrazo por el frío que tengo —¿Quieres irte a cambiar? Puedo esperarte.
Me sonríe y juro que siento mi corazón latir muy fuerte.
—Ahora vuelvo. — me pongo de pie y entro, la cabaña tiene calefacción y las chicas la han encendido cuando entro.
—¿Ya se fue tu chico? — Emine sale del baño con una toalla en los hombros.
—No es mi chico y no, aún sigue afuera. — ruedo los ojos y me acerco a buscar mi ropa para cambiarme, me ducho rápidamente y cuando salgo, ya vestida; las chicas tienen a Zep sentado en una de las sillas con una toalla en el cuello.
—Wow, no creí que así de divertidos se ponían los partidos de soccer — Jane sonríe de oreja a oreja y se acomoda el cabello.
—No todos son así, algunos chicos son buenas personas y pocas veces tenemos discusiones así — se encoje de hombros.
—¿Tu equipo ha sido el que ha jugado con Noah hace unas semanas? — Emine pregunta entrecerrando los ojos.
—¿Quién es Noah? — pregunta, confundido.
—El mejor amigo de Enid — mi mejor amiga responde aun viéndolo con los ojos entrecerrados.
Asiente y sonríe débilmente.
—Nos han ganado — aprieta los labios — ¿No es su novio o algo así? — le pregunta ahora a Emine con el ceño fruncido.
—¿Noah? — pregunta ella con una leve risa, el asiente y se echa a reír — Puf, no, ellos son como hermanos, llevan años, créeme, años siendo amigos y jamás se han visto con otros ojos que no sean de hermanos.
—Bueno es que al verlo tan enojado aquella noche, creí que, si lo eran, supuse que eran celos.
—No supongas nada chico, ellos dos son más hermanos que yo con mi hermano, créeme — aprieta levemente su hombre y la da una sonrisa para que confié.
Jane se gira en mi dirección y sonríe.
—Enid, que bueno que sales — se pone de pie y me acerca a ellos —Este es el chico que te he dicho esta mañana — susurra para que solo yo pueda escucharla, asiento y le doy una leve sonrisa.
Zep y Emine nos ven con el ceño fruncido.
—¿No quieres irte a cambiar? — me siento enfrente de él.
Niega y me da una sonrisa que me hace sentir incluso más nerviosa de lo que ya.
—Así estoy bien.
—Te vas a resfriar.
—No lo hare, tranquila.
—Aquí no hay mucho medicamente si te resfrías — le recuerdo y él rueda los ojos.
—No me enfermare y si lo hago sé que tendré una buena enfermera que me cuide. — me vuelve a sonreír y yo siento que todo se detiene.
¿Qué acaba de decir? ¿Por qué me siento tan nerviosa?
—¿Quién será esa enfermera? — pregunta con burla Emine.
—Yo podría serlo — Jane acomoda nuevamente su cabello y le da una ligera sonrisa.
—Gracias… ¿Jane? — pregunta él y ella asiente —, pero alguien más ya ocupa ese lugar.
—¿Ah sí? — dice confundida — es una lástima, pero si la chica no quiere yo estoy disponible. — le guiña un ojo y el solo se ríe negando.
—Eso tendríamos que preguntárselo — responde y sus ojos se centran en mi —¿Quisieras ser mi enfermera para cuidarme cuando me resfríe, bonita?
No acaba de decirlo, no lo ha hecho, dime que no, ¡Dios! Lo hizo y me siento como estúpida por no saber cómo reaccionar.
Jane me mira con el ceño fruncido y luego se da cuenta de algo, asiente con la cabeza y sonríe, no sé qué piensa, pero no se ni lo que yo siento ahora.
—Enid — Emine me mira y señala con los ojos a Zep — Te ha preguntado algo.
—Bueno, aun no se enferma, así que no puedo contestar — sonrió y aclaro la garganta — En serio Zep, ve a cambiarte, te espero aquí afuera de la cabaña.
—Está bien, bonita, no tardo.
Se marcha y yo me dejo caer en el respaldo del sillón en el que estaba, estaba conteniendo el aire; me sentía muy tensa.
—¿Por qué no me dijiste que es tu novio? — Jane se sienta dónde estaba Zep y me señala con el dedo acusatorio.