Lo que pudimos ser y no fuimos

Capítulo 25

—¿Llevas todo? — Emine coloca su maleta en la puerta, se gira y camina a donde estoy.

—Si, creo que sí. — cierro mi maleta y la bajo para arrastrarla.

—Fue divertido este campamento — sonríe con nostalgia y se para a unos pasos de la puerta —, extrañare la cabaña y a Jane, sus ronquidos, sobre todo — comienzo a reine y la antes mencionada hace un sonido de indignación.

—Chicas espero verlas el próximo año aquí — Jane deja su bolso en el piso y nos sonríe. —, espero que en el siguiente campamento encuentre a mi ser amado como Enid.

—Yo no encontré el amor aquí — digo y me detengo cuando me doy cuenta —, bueno no he encontrado nada y no, yo no.

—Ya entendimos Enid — Emine y Jane comienzan a hacerme burla —, ahora solo falta que llegue tu ser amado para llevarte en su carrosa a tu castilla y vivir felices para siempre.

—¿De qué hablas Emine? ¿Quién va a venir por mí en carrosa? — me rio — Yo traigo mi propia carrosa y no habrá un felices para siempre.

—De tu amado Zep que no tarda en venir — baja y sube sus cejas.

—No creo que venga, tiene muchas cosas por hacer. — ruedo los ojos y acomodo en mi bolso de mano unas cosas.

—Yo no estaría tan segura de eso — Jane se asoma por la ventana y yo frunzo el ceño —, tu amado está viniendo hacia acá.

—Jane no hagas ese tipo de bromas — suspiro y me giro para ir al baño.

—Enid, hoy estas un poco rara — escucho sus pasos detrás de mí —, ¿te encuentras bien?

—Si, Em. Me encuentro bien es solo que no dormí bien. — me meto al baño y saco unos productos que olvide empacar.

Salgo y voy por mi maleta que está en medio de la cabaña, Em y Jane están sentadas viendo a la ventada.

—¿Sucede algo? — ellas se giran rápidamente en mi dirección y niegan.

—Enid ¿tienes mucha prisa por irnos? — Em se pone de pie.

—Si, un poco — digo la verdad a medias, y es que, si quiero irme, realmente me gusto el campamento, pero ahora quiero volver a la ciudad y pasar tiempo con mis padres, salir con Noah y también ver series coreanas hasta las tres o cuatro de la madrugada.

—¿No quisieras hablar con tu futuro novio un rato? — Jane se pone de pie a su lado y las dos suben y alzan sus cejas.

—¿Quién se supone que es mi futuro novio? — ruedo los ojos y les doy una mala mirada —, que me guste no significa que pueda ser mi novio.

—Enid no seas pesimista, en un futuro no muy lejano puede que sean — interrumpo a Em.

—No quiero pensar en eso, no ahora, estoy concentrada en — el sonido de los golpes en la puerta hace que me detenga de golpe. —¿Quién es? — pregunto cuando las tres estamos en silencio.

—Hola bonita, soy yo, Zep — mi cuerpo se estrese y los nervios crecen en mi interior.

—Te lo dije nena — Emine susurra en mi oído — habla con él, tienes tiempo.

—No digas nada Em — cierro los ojos y camino a la puerta. —Hola, Zep.

—¿Ya estás lista? — su ceño se frunce al ver las maletas en la puerta y sus ojos pasan de ellas a mí.

—Si, ya estábamos por subir las cosas para pasar con Robert a despedirnos.

—¿Te ibas a ir sin despedirte de mí? — trago saliva con dificultad y sus ojos no dejan de ver los míos.

—No, te iba a mandar mensaje para quedar de vernos uno de estos días — respondo con torpeza.

—¿Necesitas ayuda con las maletas?

Quiero decir que no, que me deje un momento pensar en todo el remolino de emociones que estoy sintiendo, pero también quiero decirle que sí, que quiero pasar más tiempo hablando con él.

—Si, Zep. Por favor ayunados con eso. — Emine habla por mí y asiento con la cabeza cuando él dirige nuevamente su mirada a mí.

—Andando — toma nuestras maletas y pasa por mi lado.

Lo sigo, durante en camino no sé qué decir y el silencio es un poco denso entre nosotros, no entiendo que me está pasando.

Hace unos días estaba bien, emocionada con él y ahora me siento extraña, confundida y cansada, tal vez sea por haber estado varios días en el campamento y el cansancio de trabajo (del cual no estoy acostumbrada) me está pasando factura.

Veo su camisa de cuadros azul con gris, lleva sus converse y se ve realmente bien con el cabello desordenado, pero no entiendo porque tengo esta actitud con él.

—¿Todo bien contigo? — su voz me saca de mis pensamientos, apenas hemos avanzado unos cuantos metros y siento que el camino al estacionamiento es eterno.

—¿Ah? Si, si, todo bien. ¿Por qué? — aclaro torpemente mi garganta y me pongo a su lado.

—Has estado muy callada hoy — acomoda mejor su agarre en las maletas —, tú no eres así, al menos que haya hecho algo estúpido o que te sientas triste por alguna razón.

—No es eso, creo que es el cansancio — muerdo mi labio inferior con nerviosismo.

—Te entiendo, han sido días muy cansados.

—Si, para alguien como yo que una vez en toda su vida ha sido voluntaria de un campamento ha sido un gran reto.



#11178 en Novela romántica
#2360 en Chick lit

En el texto hay: amor, crecer, amistad cariño

Editado: 26.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.