Mientras mi cabeza da muchas vueltas al ver que ambos se acercan a mí, lo mejor que hago es caminar en dirección recta dejando a ambos chicos parados y confundidos.
Observo a lo lejos una tienda de cosas antiguas y camino apresurada a ese sitio, siento el corazón muy acelerado, termine huyendo de Zep y Chese quien tal vez venia solo a saludarme.
Escucho que llaman mi nombre un par de veces, pero no hago caso, no es hasta que siento en mi hombro derecho una cálida mano.
—¿Estas bien Enid? — sus ojos me cautivan de inmediato, haciendo que mi corazón se acelere de repente; dejando de sentir frio.
Asiento con la cabeza y me encuentro en el mismo sitio, solo imagine caminar en dirección de esa tienda de cosas antiguas.
Observo al otro lado de la calle y Zep está hablando con una chica rubia que no había visto antes. Mis ojos vuelven a los de Chase, no lo he visto durante unas cuantas semanas, sus ojos miel brillan hermosos, tiene la nariz ligeramente roja, el cabello corto y perfectamente acomodado.
—¿Qué haces aquí? — pregunto cuando salgo de mi estupor y caigo en cuenta que esta suena muy mal —, me refiero a que casualidad encontrarte aquí.
—Lo sé, he venido con mi familia, ¿has venido sola? — me observa curioso, seria raro que viniese sola, pero también no quiero decirle que he venido acompañada.
—Si, mi familia ha llenado la casa y he decido venir a relajarme.
Sonrió y miro disimuladamente al otro lado de la calle, en donde hace unos minutos Zep esperaba para pasar, observo como me hace una seña de que se ira con la chica; algo en mi interior se siente incomoda, pero al volver mis ojos a los ojos miel que tengo enfrente se esfuma completamente.
—¿Quieres venir conmigo a dar un paseo? — mete una de sus manos a su abrigo y la otra me la tiende.
Quisiera negarme y justo cuando le voy a decir que no, un mensaje me llega y hace que cambie de opinión.
Zep: Bonita, me he encontrado con mi amiga Camile, te mando mensaje para irnos.
Bloqueo el celular de nuevo y le sonrió a Chase que aun tiene su mano estirada a mí, la tomo.
—¿Tu familia no se molestará? — su mano envuelve la mía completamente y una pequeña electricidad recorre mis dedos hasta llegar a mi corazón.
¿Qué me pasa?
—No, he venido aparte, además mi hermana y mi mamá están de compras de chicas — suspira y saca su celular de su bolsillo para mandarle un mensaje a estas —, mi padre anda por aquí también, no creo que sea inconveniente estar un rato contigo.
—Pero has venido con tu familia, es obvio que intentan pasar un día juntos…— comento con pena e intentando soltar mi mano de la suya.
El no me deja hacerlo y la aprieta un poco mas para que no me suelte.
—Nos vemos todos los días, créeme que no les molestara que pase contigo un rato.
Comenzamos a caminar de nuevo por la pequeña plaza, pero el en lugar de ir a los puestos me guía por un pequeño callejón, que nunca había visto cuando llegue.
Mis ojos se quedan embobados en el lugar, hay una feria, muchos niños, personas y más puestos con muchísima más variedad.
—¿Qué es esto? — pregunto embobada viendo a Chase que sonríe de oreja a oreja sin soltar mi mano.
—Pensé que te habías dado cuenta — comenta sonriendo —, es la feria del pueblo, pensé que ya habías venido acá.
Niego con la cabeza y vuelvo a mirar el lugar, hay todo tipo de juegos y muchísima comida.
—No, solo estuve dando vueltas por la pequeña plaza que está en la entrada— muerdo mi labio inferior.
Y todo se va, si me sentía mal ahora ya no, el cansancio, la congestión y el leve malestar de estar en lugar que no quería. Todo se esfuma de repente.
—¿Quieres ir? O ¿prefieres volver a la plaza a comprar algo?
Niego y le enseño mis bolsas con recuerdos del lugar.
—Ya anduve por todos los puestos, quiero divertirme un poco.
Tiro de el y caminamos a las carpas, pero en especial lo llevo a la montaña rusa, allí hacemos fila esperando nuestro turno, mi adrenalina sube y siento que no podre subirme a los juegos, pero relajarme un rato me hará resolver todas mis dudas.
—¿Qué has hecho estos días? — pregunta detrás de mi y quita una de sus manos de mis hombros.
—Hace poco fui a un campamento con mi mejor amiga.
—¿En serio? Yo también, ¿a cuál fuiste tu? — sus ojos miel recorren mi cara y me entran los nervios.
—A uno que esta por Windsor.
—Oh yo me fui a uno por Liverpool. ¿te gusto el campamento?
—Pudo ser peor — me encojo de hombros y se ríe.
—¿Qué tal han estado las cosas con Noah? — avanzamos un poco más en la fila.
—Bien, a veces pasa mucho tiempo en casa y tal vez sea porque pronto se ira a estudiar lejos.
Sus manos vuelven a tomar las mías y siento su calidez abrigar mi corazón.
—¿Estas bien con su decisión? — pregunta con cautela, y yo intento que no vea que en el fondo me da tristeza pensar en que en un par de meses el estará a miles de kilómetros de mí.