Lo que pudimos ser y no fuimos

Capítulo 47

La vida no nos da lo que queremos, sino lo que merecemos, así como también nos impulsa a ser mejores, a no dejarnos abrazar por aquellas emociones negativas que están presentes constantemente, sino que nos impulsen para dar lo mejor de nosotras mismas.

Tomar distintos caminos no quiere decir que no nos volveremos a ver, no quiere decir que dejaremos de ser mejores amigos y que la vida nos separa para siempre. Somos dos personas que aman vivir, que se quieren y que darían lo que fuera porque sus sueños fuesen los mismos, pero que deben ser realistas y deben aceptar que no siempre tendrán dieciocho y diecinueve años, que deben conocer el mundo por sus propios ojos.

Tocan tres veces la puerta, me arreglo un poco el desastre que tenia en mi cara y abro la puerta, encontrándome con Chase, en sus manos trae un helado de chocolate y un ramo de peonias rosas. Me sonríe cálidamente, me entrega el helado y sostiene las flores.

—¿Todo bien? — cuestiona cuando dejo un corto beso en su mejilla.

—Si — comienzo a comer el helado antes de que se derrita —, gracias, necesitaba un poco de esto.

—No es nada, Noah me dijo que lo necesitarías — acaricia mi mejilla y me atrae a su pecho, besando mi cabeza —, no estarás sola si es lo que te pone triste, jamás intentaría ocupar el lugar de él, pero realmente quiero hacer algo por ti.

—Chase tú también vivirás en otro lado — digo con el nudo en la garganta —, te quiero, pero no es fácil para mi asimilar todo esto, me estuve preparando por muchos meses aceptando la idea de que Noah se iría, pero ahora todo es diferente y difícil.

—Tranquila Boo — susurra y con su mano libre da pequeñas caricias en mi espalda —, estaré cerca, Cambridge no está lejos de Londres. No me alejare de ti ahora que te encontré de nuevo.

—Chase, pero también debes vivir, conocer y yo no quiero atarte a mi — digo con unas cuantas lagrimas empapando mis mejillas.

—No me ataras — alza mi mentón, sus ojos miel me ven con tantas emociones y me abraza esa sensación bonita, sus ojos me hacen perderme en un lugar bonito, en sentimientos que no deseo quitar jamás —, estoy seguro de que tú también sientes esto — coloca la palma de mi mano en su pecho, late rápidamente, como si tuviera taquicardia. — solo tu provocas que mi corazón lata así, solo tu me haces sentir tan jodidamente feliz, emocionado y nervioso con tu presencia, con tu mirada y con tu sonrisa. Nunca me ataras porque te bajaría la luna si tú me lo pidieras.

Nuestras frentes se unen, dejándome sentir nuevamente esa calidez y emociones explosivas en mi interior, dejándome llevar por él, por el momento y porque siento que debo aprovechar cada minuto con él. Me besa despacio, con calma y con cariño.

—Chase — susurro su nombre cuando nos separamos —, no rompas mi corazón por favor.

El nudo en mi garganta crece aún más, siento las gotas del helado rodar por mis dados y caer en el piso, no le presto atención, porque el chico de ojos miel me sonríe y niega con su cabeza.

—Prometo no fallarte — reparte pequeños y tiernos besos por mi rostro, envolviéndome en esa felicidad que no deseo soltar nunca. —, anda comete el helado que ya está escurriendo.

Rio un poco y entrelaza nuestros dedos guiándome de nuevo a la mesa, los platillos ya están en la mesa, casi todos están, a excepción de Noah, su silla esta vacía.

—¿Y Noah? — digo cuando llegamos a la mesa y Chase me coloca la silla para que me siente, pero permanezco de pie a la espera de una respuesta.

—Esta en la planta de arriba, recibió una llamada importante — la tía Georgia es quien me responde.

Me disculpo con ellos y me apresuro a subir las escaleras que dan a una pequeña terraza vacía del segundo piso, ahí encuentro a mi mejor amigo de espaldas con el teléfono en la oreja, esta recargado en la barda de ladrillos rojos, esta tenso, sus hombros se rígidos me hacen notarlo de inmediato.

Hay una mesa para dos con una sombrilla, arrastro la silla de metal para sentarme captando su atención. Gira a verme y pasa saliva, sus ojos se ven un poco apagados, pero aun así trata de parecer sereno frente a mí.

Los autos pasan por la calle, las personas por la acera y los animalillos se hacen presentes de un momento a otro, al menos los pocos que no invernan.

Noah se sienta frente a mí, la llamada tarda mas de quince minutos desde que me siento ahí, espero y espero, Noah no deja de fruncir el ceño, poner los ojos en blanco, pasar saliva con nerviosismo y tocarse el cuello intentando liberar la tensión de sus hombros.

—Entiendo, estaré ahí antes de el seis — dice por último colgando la llamada. —¿Estás mejor pequeña luciérnaga?

Asiento con la cabeza y me pongo de pie.

—Debemos ir a comer, no quiero arruinar mi fin de semana con dramatismo innecesario — me sigue, los demás ya han comenzado a comer, Chase esta de pie al final de la escalera con las manos metidas en su pantalón, esta recargado en la baranda, cuando escucha nuestros pasos gira a verme y tengo que disimular que me encantaría que viviéramos en un libro de princesas y que el me recibiera con la mano y me llevara al centro del salón para bailar juntos una canción lenta y bonita.

Extiende su mano y sujeta la mía con fuerza cuando se la doy, una corriente eléctrica recorre mi cuerpo, como si fuese la primera vez que lo toco, sus ojos se quedan fijos en los míos como si hubiese sentido lo mismo. Continuamos a la mesa y los tres comemos en silencio, escuchando la platica de mis padres con los padres de Noah.



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En el texto hay: amor, crecer, amistad cariño

Editado: 26.08.2025

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