Lo que pudimos ser y no fuimos

Capítulo 50

Capitulo Final

Veo como un médico coloca una sábana en mi cuerpo, mi pecho se infla con aire y sintiendo una leve punzada en mi pecho, proceden a hacerme varios chequeos, en los ojos, en la cabeza, boca, pecho, oídos y en más partes. Hablan, pero no comprendo, estoy desorientada, mi madre llora abrazada de mi padre, quien respira aliviado aun así preocupado.

Me hacen preguntas que respondo, no les presto mucha atención ya que no entiendo como llegue aquí, si hace un momento estaba hablando con ese hombre, volteo a ver a cada uno de los médicos y ninguno es el, mis papás se acercan cuando los médicos se marchan, me abrazan y me repiten una y otra vez que me quieren, reparten un montón de besos en mi cara. Siento la venda en mi cabeza y una debilidad en todo mi cuerpo me recorre.

Veo la puerta esperando a que ese chico llegue, por fin ver la cara del chico que estuvo conmigo tomando mi mano, suspiro y veo el reloj que está en la pared marca las once de la noche con cuarenta y cinco minutos, pareciera apenas ingrese al hospital. Siento como si no hubieran pasado más que dos minutos.

—¿Qué día es hoy? — pregunto después de tomar un poco de agua en un popote.

—Cuatro de julio — mi madre limpia mi cara y acomoda mis sabanas.

—¿Cuánto tiempo estuve así? — mi cabeza me duele un poco y mis padres se ven entre ellos.

—Cinco meses — responde mi padre con pesadez.

—No es verdad — niego con la cabeza —, ¿Dónde está el chico que venía a verme?

Vuelven a compartir miradas, pero esta vez con preocupación, mi madre acaricia mi mejilla y responde:

—¿De qué chico hablas? — pasa saliva —, Noah fue el único que estuvo aquí y los amigos de él vinieron a despedirse hace poco porque ya se fueron a la universidad.

—Mamá del chico que siempre me hablaba, me decía “Boo” y tomaba mi mano — mi madre frunce el ceño y niega con la cabeza.

—Cariño, nunca estuvo ningún chico aquí — aclara y ve preocupado a mi padre —, ve por el médico, me preocupa que este alucinando — mi padre se marcha y ella toma mis manos —, el único que te llamaba así era Chase — aclara y mis ojos le piden que continue —, si estuvo aquí, vino solo un día y se marchó, tenía cuatro años a que el no venía a Londres.

Todo cae como valde de agua fría, las imágenes de él y yo durante los últimos meses se borran por completo. Chase nunca volvió, jamás me lo volvió a presento Kyle, nunca fuimos juntos al concierto de BTS, jamás lo encontré en aquel pueblito, yo había ido sola, jamás nos besamos con esa intensidad, nunca salí a fiestas con él y con mis amigos, jamás paso por mí en su auto, nunca desayuno con mis papás en casa junto con Noah, nunca viajamos a Manchester juntos. Nunca volvió, en todos esos momentos el jamás compartió con mis amigos y menos con mis papás. Chase no había regresado, jamás sucedieron todas esas conversaciones, esos abrazos y mucho menos me acompaño cuando Alice estaba en el hospital.

—Mamá, pero había otro chico de ojos avellana — vagos recuerdos aparecen en mi mente — ¿Quién es?

Sonríe y besa mi mejilla preocupada.

—Cariño estas cansada, debes dormir un rato y relajarte — suspira con pesades y me ve con pena cuando comienzo a llorar—, Enid tu no has salido con ningún chico desde Chase.

Mi cabeza comienza a doler, porque recuerdo una despedida en un parque, haber llorado mucho, sentir la presencia del chico de ojos miel conmigo, recuerdo la decepción del chico de ojos avellana, pero después de intentar recordar mas no hay nada, estos desaparecen y solo me veo a mí, llorando en aquel kiosco teniendo catorce años siendo abrazada por Noah.

—¿Y Noah? — pregunto con miedo.

—Viene en camino — intenta continuar, pero el medico nos interrumpe y yo me rompo completamente.

Todos esos momentos felices, esos recuerdos, abrazos, besos, emociones jamás existieron. Cree esos momentos con ilusión de volver a ver a Chase, me hice una historia en donde él y yo nos convertíamos en esos dos chicos que no le tenían miedo a la vida, que se sentían demasiado jóvenes para cometer locuras y perdonar el pasado.

Quise volver a ver a mi primer amor y me imaginé en todo momento que él estaba conmigo, que mis amigos hacían parte de nuestra historia, pero nada de esto sucedió. Chase no regreso, al menos no hasta que yo estuve en coma por cinco meses, volvió, pero para despedirse, para cerrar ese ciclo que debíamos cerrar desde hace mucho y convertirnos en extraños.

El doctor me da un calmante y mi cuerpo se relaja, pero mi mente no, siento una tristeza que se expande por mi cuerpo, siento pena por mí, porque en medio de mi huracán quería sentir el amor del único chico al cual quería. Ahora me encuentro conmigo misma y me doy cuenta que era verdad, que siempre quise que con Chase todo funcionara, que fuera el quien me acelerara el corazón, que me hiciera sentir y olvidar de mi vida, que con su compañía curara esas heridas que tenía.

Me quedo dormida en algún momento, con los ojos de mis papás en mí, las lágrimas salen sin yo poder detenerlas, porque siento como mi corazón se rompe, como lo que creí que viví se desvanece sin yo poder evitarlo, se va de mis manos, se esfuma con cada risa, cada palabra, cada te quiero y cada “Boo” que no volvió a decirme.

Las horas pasan, la luz del día se abre paso en las cortinas de la habitación de hospital, mi madre esta acostada en el sofá con una manta en su cuerpo. Veo a todos lados y no veo más que una habitación color blanco, con olor a materiales desinfectados y a medicamentos. Intento ponerme de pie y mi madre viene a mi de inmediato para ayudándome a ir al baño.



#14258 en Novela romántica
#2812 en Chick lit

En el texto hay: amor, crecer, amistad cariño

Editado: 26.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.