FANTASMAS
—Espera ¿Y te acordas cuando trataste de pintar esa pared de un color claro sobre uno oscuro y todo se puso de un color horrible? —suelta una carcajada cuando la imagen aparece en su cabeza.
—Ey, yo no estudié colorimetría, deberías habérmelo dicho.
Se seca un par de lágrimas producto de tanto reírse, en realidad no es todo tan divertido, pero puede que ya hayan bebido un poco bastante de alcohol.
—Pero es lógica pura Eri, es como si tratas de pintar sobre el negro —niega.
—Para eso te tenia a ti, para decirme que colores se complementaban con otros.
—¿Y entonces yo para qué te tenía?
—Supongo que a veces me pregunto lo mismo.
Auch, eso sí le ha dolido.
Entiende que, aunque estén llevando una buena charla la herida de su traición sigue siendo algo que existe, no va a desaparecer por un par de anécdotas buenas.
—Digo, era un buen chef —se siente un poco ridículo por haber dicho eso— ¿No?
—Y el único que podía conseguir que la casa fuese ordenada.
—Tu madre amaba eso.
—Lo sé, igual que esos perfumes de limón que solías poner por todos lados.
—Ah sí, lo recuerdo, cada vez que encuentro uno en algún sitio me recuerda a nuestra casa.
Imaginarlo pensando en ella la hace casi sonreír, bueno, quiere pensar que no piensa en ella con el odio que se merece, pero si lo hiciera no lo culpaba, él tendría todo el derecho en detestarla por lo que hizo.
—La otra vez vi uno de esos cuadros floridos que querías comprar para la sala.
—¿Dónde?
—En internet, estaban a buen precio, pero porque son horribles.
—No sabes de buen gusto.
—Al menos no trato de pintar una pared oscura con un color claro.
—Bueno, quede con esa marca por siempre —sonríe otra vez.
Se quedan en silencio unos segundos mientras contemplan sus vasos casi vacíos, no es precisamente un silencio incómodo, es más bien uno que dice que su charla se ha terminado por ahora.
No quieren pasar al siguiente terreno, ha estado bien recordar los buenos tiempos, no hay porque opacarlos con los malos.
Además, no está de más admitir que después de que él dijo "nuestra casa" su corazón late con otro ritmo. Definitivamente no estaba preparada para volver a verlo.
Después de lo que pasó, con John, con él y con todo, por mucho tiempo estuvo segura de que en realidad el cariño que alguna vez había sentido por él se había extinto, pero en realidad, e irónicamente, cuando él ya no estaba dando vueltas por la casa.
Cuando no era quien la recibía en la cocina con una sonrisa calidad.
Cuando dejó de estar con sus pequeñas palabras de amor.
Es entonces que entendió lo mucho que lo necesitaba.
Lo mucho que le hacía falta.
Solo lo entendió cuando ya lo había perdido.
Trato de olvidarse de eso, trato de muchas maneras: ocupándose mucho, ocupándose poco, se fue de vacaciones, salió muchas veces, intentó amar a alguien más y nadie era como él.
Nadie nunca siquiera pudo amagar a llenar el vacío que había quedado desde que Eric se había ido. Bueno, desde que ella lo había ahuyentado, en realidad.
—Bueno, eh, yo ya me tengo que ir —se remueve incómodo.
—Ah sí ¿Qué hora es? —revisa su celular— Ay no puede ser, es tardísimo.
—¿Salimos?
—Si.
Pagan sus respectivas cuentas y se abren paso entre la gente hasta la puerta principal.
Ha sido una noche grata, al menos más grata que la última vez que se vieron donde él acabó llorando de rodillas en el suelo y con su anillo de compromiso en la mano.
Ahora se cuestiona: ¿Realmente le habría dicho que no?
Porque podrían haber tenido una buena vida juntos, podrían haber tenido la vida que siempre soñaron.
Y ella lo arruino.
Un taxi se frena frente a ellos y él hace un gesto para que ella se acerque, eso le causa ternura.
—Fue bueno volver a verte —le dice.
—Igual digo Denisse, me alegro de que te esté yendo bien.
—Y yo...
Se muerde la lengua para no soltar un "te extraño" después de eso.
—Espero que nos volvamos a ver Eri.
Solo sonríe, no espera lo mismo.
Se sube al auto y le indica la dirección al conductor antes de luchar contra las ganas de voltear a verlo por la ventana.
Se preguntaba que había quedado de ellos, ahora lo sabe: solo el fantasma de lo que alguna vez fueron.
El fantasma del amor que alguna vez, ella misma se encargó de erradicar.
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Editado: 05.02.2022