Dormida.

Desperté en el Mar, incapaz de hundirme y de lejos escuché voces que me llamaban:

—¡Marina, Marina! no vengas, estamos bien; tú debes ser feliz por nosotros hija.

Lágrimas salieron de mis ojos formando parte del gran océano, quería hablar, llamarlos, pero no podía hacerlo; empecé a escuchar la voz de mi tía y de un hombre el cual no reconocí.

—Marina, despierta por favor, no me hagas esto.

Abrí los ojos y la luz de la habitación era tan fuerte que al principio se me hacía casi imposible poder ver bien, pero pude escuchar como un hombre consolaba a mi tía; supongo que es el doctor.

—Marina ¿por qué sigues intentado acabar con tu vida? acaso no sabes cómo me duele ¿por qué hiciste eso?

Flashback

Desperté un poco tarde como de costumbre y muy triste por lo que se celebra el día de hoy. Me cambié, arreglé mi habitación y me dispuse a bajar las escaleras para desayunar.

Me quedé paralizada al ver lo que me esperaba en la sala. Mi tía organizó una pequeña fiesta de cumpleaños para mí, estaban mis primos y casi toda la familia; en la pared había un letrero con mi nombre y la tipografía con un estilo de mar.

—¿Qué es esto?

—Sobrina lo organicé para ti ¿no te gusta? —Con un pastel en la mano.

—¡Claro que no, odio mi cumpleaños y lo sabes!

Le tiré el pastel y todos se quedaron mirándome con lástima y asombro; no aguanté las lágrimas y salí corriendo hacía el único lugar en el que me sentía bien.

Llegué a la playa y me fui a la zona más solitaria, aquella donde antes iban mis padres. Me senté en la arena y me quedé mirando el mar, aquel mar que se los llevó y me dejó sola, aquel mar que olvidó llevarme a mí también.

Hace un año mis padres me llevaron a un crucero por mi cumpleaños número 16, era algo que les había pedido no solo por mi amor al mar, también porque en ese crucero tendría la posibilidad de ver unas ballenas que estarían de paso.

El crucero duraba tres días, iniciaba un día antes de mi cumpleaños; lo que no sabía es que no podría disfrutarlo.

La noche antes de dicha celebración pasó lo peor, un accidente que terminó con la vida de muchas personas, incluyendo la de mis padres; aun recuerdo como lloraba llamándolos pero no sabía nada de ellos, tantas fueron las lágrimas que me desmayé y al despertar ya no estaban.

Después de recordar la muerte de mis padres y el regalo más cruel que podría existir; sin pensarlo me quité los zapatos y caminé con dirección al mar, quería que me llevara con ellos, quería que ese fuese mi regalo de cumpleaños. Caminé y caminé hasta que el agua me tapó por completo, sentí que me ahogaba, no podía respirar, luchaba por salir a pesar de que quería quedarme ahí. Escuché la voz de mi nana, aquella mujer que me recibió al nacer y luego cerré los ojos.

Fin del flashback

—Tía estoy bien.

—¿Qué intentabas hacer? perdí a mi hermana, no te quiero perder a ti.

Cayeron lágrimas de mis ojos mientras veía como ella salía con el doctor.

—Doctor ¿Marina estará bien?

—Claro que sí, por suerte la pudieron sacar a tiempo;  solo necesita descansar unos días y todo estará bien.

—¿Le cuento algo sobre mi niña?

—Sí, dígame.

—Mi hermana le puso Marina por la manera en que llegó al mundo.

—¿Cómo llegó?

—Ella y su esposo tenían una cita en la playa cuando mi hermana tenía siete meses de embarazo, a ellos les encantaba el mar e iban a la parte más solitaria para disfrutar de la compañía del otro.

Mi hermana sintió los dolores y entró en pánico; estaban lejos del hospital y mi sobrina ya venía en camino.

Su esposo gritó por ayuda y una señora que tenía una cabaña cerca los escuchó y como antes era doctora, decidió recibir a mi sobrina, así que se llevaron a mi hermana a su casa.

Cuando nació, tenía los ojos más azules y hermosos del mundo y por la ventana de la habitación se podía escuchar en todo su esplendor a las bellas olas. Mi hermana la miró a la cara y le dijo "te llamaré marina" ya que no esperaste más para ver al mar y tus ojos mi niña, parecen pintados con las olas.