Lo que se llevó el mar.

Venganza

Aquí estoy, amarrada en medio de chicos y chicas que no conozco y con un perverso Diego lleno de malas intenciones, me siento muy rara e incomoda y aún no entiendo cómo me dejé convencer de esto; estoy con las manos atadas a la silla y mis pies iguales, atados a la parte baja de la misma.

Diego es el primero en preguntar:

—¿Te mojaste cuándo pasé mi lengua por tu abdomen?

Pude sentir como mi cara se puso súper roja cuando dijo eso y todos me miraron esperando una respuesta a lo que obviamente dije que no; sé que estaba mintiendo, pero estos chicos son nuevos y no les diré que a pesar de intentar alejar a este niño, él pudo causar un charco en mis piernas.

—Estás mintiendo, es obvio que sí te mojaste, tu cara roja lo dice todo —dijo Arthur de forma seria.

—¿y la lengua de Diego solo pasó por tu abdomen o visitó también tu vagina? —preguntó Ivan señalando hacia mis piernas.

Me doy cuenta de que Ivan es el pervertido y Arthur es el serio y yo en este momento solo soy la pendeja que está amarrada en una silla muriendo de la vergüenza y sin poder golpear a cierto niño tonto que tiene una sonrisa boba en sus labios carnosos, pero prepárate Diegito que esta me la pagas porque me la pagas.

—¡Dije que no!, Diego jamás podría causar eso en mí —Digo intentando levantar mi dignidad que ahora estaba en el suelo y bajo la silla.

—Si ella no lo quiere aceptar, ven y mójame a mí con tu lengua mi culebrita. —dijo Harry mirando seductoramente a Diego.

Las chicas se echaron a reír y Diegito solo comenzó a golpearlo en el hombro.

—¡Me vas a matar, matarás este cuerpecito tropical!

Ya veo de donde Diego sacó lo dramático, obviamente Harry que es el gracioso del grupo y por visto el dramático tuvo que pegárselo.

—Me toca a mí —dijo la castaña.

—¿Te gusta Diego?

¡Joder, pero todos contra mí!; Emma quien me acaba de preguntar hasta ahora he notado que es la tierna aquí, cada quien se destaca por algo y vuelvo y repito, yo me destaco por ser la pendeja.

—No Emma, no me gusta.

—Pero sí su culebrota. —dice la pelirroja Alba tocando el pene de Diego como si fuese de su propiedad.

Eso me dejó algo sorprendida, pero al parecer soy la única así ya que todos se quedaron como si nada y no estoy celosa, pero si me molesta un poco que ayer me dijera que le gusto y hoy se deje agarrar el pene como si nada.

—Ay, ya paren la van a asustar, mejor suelten la y hablemos de cosas normales. —dijo Charlotte.

—Está bien mi fuerte chica.

—¡Ivan, cállate!

Por lo visto habló la que controla y me alegro de que lo hiciera porque mi nivel de incomodidad llegaba a los cielos. Todos nos sentamos y nos hicimos preguntas normales para conocernos, resulta que las chicas y yo estamos en el mismo nivel, ósea el último año de secundaria y los chicos son de la misma universidad que Diego.

El sol comenzó a esconderse y todos nos despedimos, me cayeron muy bien las chicas y lo que no me imaginaba es que me llevaría tan bien con Alba, resulta que tiene juegos pesados con los chicos, pero al parecer le gusta un maestro de su secundaria y yo que llegué a pensar que tenía algo con Diego, los chicos también me cayeron bien especialmente Harry por su buen humor.

Todos se fueron y Diego y yo nos quedamos solos, lo que significa mi querido Diegito que es hora de tomar mi venganza, prepárate que lo que viene es fuerte.

Él está sentado frente a mí con su mirada puesta en mis labios, es obvio que quiere besarme y es algo que voy a aprovechar; me acerco y lo empujo hacia atrás para ponerme sobre él y besarlo, mis besos son rápidos y llenos de lujuria y él me responde con la misma intensidad tal y como me lo esperaba, me despego de su boca y empiezo a atacar su cuello y chupar el óvulo de su oreja y esto sí que le encanta, noto como su respiración se vuelve más rápida e intenta voltearme para tomar el control, pero ni loca te dejaré hacer eso Diegito.

Le subo la camiseta y ayudo a quitársela, ¡madre mía este chico tiene un abdomen de muerte!, será qué tiene un gimnasio en su casa; vamos Mari a lo que vinimos, después de esa vista maravillosa vuelvo a concentrarme y hago lo mismo que me hizo en la playa, le beso el abdomen y hago un camino de besos hasta su pecho que luego remarco con mi lengua para volver a su boca y morder su labio inferior haciéndole escapar un pequeño gemido y vaya que me gusta esta sensación de poder.

Estando sobre él me muevo suavemente sobre su culebra, como lo llamó Alba de manera suave y lenta haciéndole sentir cada roce y ojo qué tengo puesto unos leggins negros que hacen que pueda sentir como su erección se avecina.

Diego intenta decir algo pero lo callo con mi boca y me dirijo a mi destino, bajo hacia la parte baja de su abdomen y después de rozar con mi mano a su amigo bien despierto le quito el cinturón para bajar su pantalón y luego su bóxer dejándome ver su culebra o corrijo su culebrón, ¡demonios Diego, qué le das de comer vaya que esta cosa es grande!, pero todo sea por mi venganza; con mi mano lo tomo y hago movimientos suaves y lentos acariciándolo y observando el rostro de mi querida víctima, luego aumento el ritmo con mis manos y de ves en cuanto le paso la lengua incitándolo un poco; voy con más intensidad y el baile de mis manos con su pene se hace más placentero, oigo como me dice que se va a venir y me pide que me detenga, pero no, ese no es mi plan.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.