Lo que se llevó el mar.

Charivan

No puedo ni siquiera pensar en subirme al yate, solo con eso mis manos empiezan a sudar y mi respiración se agita; desde el accidente he tenido el miedo de que estando en el mar las cosas vayan a fallar y termine hundida. A pesar de mis intentos de suicidio lo que quiero es estar con mis padres y cuando me voy directo al mar sin importar que no respire, no lo hago pensando en hundirme, incluso siento miedo cuando ya no hay más aire, sin embargo, mi concentración se va al hecho de que pronto estaré con ellos. Algo diferente pasa cuando me subo a un barco, yate o canoa, siento que en cualquier momento voy a estar debajo del agua, pero sin mis padres y que por ser mi culpa moriré y no podré estar con ellos; el yate para mí será como una cárcel y pagar mi condena significa morir y no verlos.

Esas fueron las palabras que usé para explicarle a Diego la razón de porqué me encontró llorando en la habitación, le expliqué que si no bailo la academia pierde una gran oportunidad y yo pierdo mi lugar en las Iron Roses. Él solo me dijo que todo estará bien y después de un tierno beso en la frente me dejó sola, se fue corriendo como alma que lleva al diablo y no sé porqué, sin embargo, todo lo que me ha dicho, todo esto del vídeo musical y mis estúpidos miedos que no me dejan vivir solo me han causado cansancio; cierro mis ojos y termino dormida con Nieves entre mis brazos.

Todas las mañanas antes de ir a la escuela las Iron Roses tenemos ensayo para el vídeo musical, primero nos aprenderemos la parte grupal y luego me tocará ensayar con Anthony nuestro dúo; estoy muy emocionada por conocerlo, ya escuché sus canciones y su estilo me encantó;  en todo esto Diego no me responde los mensajes y hoy no vino a trabajar. Estoy algo preocupada por él, lo que me contó fue mucho y a pesar de todo, lo que más me impactó fue escuchar que fue maltratado por su padre.

Después de la escuela decidí ir donde mi nana y preguntarle por Diego ya que llamé a todos los chicos y ninguno de ellos me contestó.

—Nana, ¿sabes a dónde está Diego? hoy no fue a trabajar. 

—Me dijo que vendrá en unas horas.

—Está bien me iré a ensayar cerca del puente, si viene y no he regresado, por favor, que me busque.

—Está bien mi niña, pero dime ¿ya son novios? —me pregunta con voz picara.

—¡Nana, por dios!

—¡Qué, solo quiero ser la madrina de su boda!

—Ya nana, solo soy su amiga. —Digo algo nerviosa.

—Y yo la reina de Inglaterra. —dice con risa.

—¡Nana!

—Ya me callo.

—Te amo.

—También te amo. 

Me cambié de ropa y fui al puente, llegué y recordé las flores que tiré al mar estando junto a Diego, ese recuerdo me hizo sonreír. Siempre me ha gustado bailar en este lugar, este ha sido mi propio pedazo de sol, donde tengo un montón de recuerdos bonitos, algo que siempre me ha ayudado a relajarme antes de bailar.

Veo como llega Diego con los chicos, todos vienen corriendo hacia mí y muy emocionados, la primera en saludarme es Emma, luego los gemelos, después me saluda Alba y por último Arthur; Harry se me queda viendo medio bobo. 

—¡Wouu nena, tú sí que sabes mover el bote! —moviendo la cintura mientras lo dice.

Me río ante las palabras de este loco.

—Gracias cariño.

—¿Cómo qué cariño?

—No te pongas celoso, mi amor. —le dice Harry a Diego actuando como princesa.

—¡Cállate marica!

Todos tienen ropa playera y yo aquí con unas mallas y una blusa corta, al parecer venían de la playa o de una piscina.

—¡Vamos para el yate! —grita Harry y todos lo miran con cara de odio.

—¿Van para un yate?

—Vamos. —Harry me corrige y recibe un golpe de Charlotte.

Diego me explicó que habló con los chicos y les contó sobre mi problema con el vídeo musical y lo importante que es para mí lograr subirme al yate y bailar, resulta que los gemelos son de una familia adinerada y tienen un yate que está a su disposición; todos se comprometieron a ayudarme a vencer mi miedo y aunque lo primero que pensé fue en negarme, verlos ahí queriendo ayudarme me hizo decir que sí.

Antes tenía un grupo de amigos más grande que este pero cuando murieron mis padres me alejé de todos y después de unas secciones de psicología llegué a la conclusión de que no podía seguir estando sola; enfrente de todos en el instituto les pedí perdón por haberme alejado y quise regresar a ser su amiga de nuevo, pero ellos se negaron, comenzaron a burlarse de mí diciendo que solo era una chica débil y tonta y desde entonces decidí no confiar más en nadie ya que después de eso solo recibí traiciones de los que antes llamaba mis amigos; simplemente vi a todos como unos hipócritas y decidí alejarme de personas así.

Me cambié de nuevo y me puse algo más adecuado, todos nos fuimos al yate de los gemelos y en cuanto llegamos mi boca se parecía a una cueva de lo abierta que estaba; el yate es súper bonito y muy grande, es blanco con decoraciones en dorado y negro y en la parte trasera tiene algo escrito "Charivan".

—¿Charivan? —pregunté algo confundida.




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