Lo Que Sea.

capítulo 2

CAPÍTULO 2

 

 Sandy llegó a su departamento, al entrar se recargo en la puerta. La verdad se sentía muy ansiosa, se fijó muy bien en esos ojos azules, que la miraron muy intensamente. − ¡Dios, de verdad es guapo! –Pensó mordiéndose los labios. Movió la cabeza, tratando de sacárselo de sus pensamientos. ‹‹ No Sandy, ¡no! ni se te ocurra, es guapo sí; pero no es para ti ›› −se  dio de topes en su puerta. −El podrá ayudarnos −se contestó así misma−. Sé que lo hará, se ve que es buena persona.

Resulta que específicamente, en el terreno donde se encontraba el Hogar del caballito; el hijo del señor Sanders, se lo vendió a Ricardo Robinson, por petición de su hijo Adams. Lo que Adams quería es que Sandy, se diera cuenta de que desalojaron a los niños de la casa hogar; pero al saber quién es el verdadero dueño, le pediría ayuda. Así, él les devolvería el terreno y quedaría como un héroe, para después pedir algo a cambio. Eso era; una noche con la rubia. Lejos estaba de saber, que sus planes se llevarán a cabo, pero no para él.

−¡Alonso! –Le hablaron−. Aquí están los planos. Mira la zona, aquí quedaría perfecto  el hotel y más al sur, el campo de golf. El Hogar el caballito queda hasta acá, muy lejos de la zona a construir. –Siguió hablando, intrigado rascándose el cuero cabelludo−. Para serte sincero no sé, ¿por qué tendríamos que desalojar? –Volviendo a mirar los planos−. Déjame ver, aquí hay otro croquis para construir una mansión. Mm, nuevo dueño de Ricardo Robinson.

−Nosotros solo somos los encargados de esa construcción, ¿Eso es cierto?

−Así es.

Alonso tomó el teléfono y marco:

 –Margarita, comunícame por favor con Ricardo Robinson; creo que llegó la hora, de cobrar un favor que me debe desde hace mucho tiempo y no creo que se niegue…

Margarita aceptó e hizo caso para comunicarse con Ricardo y pasarle la llamada a su superior. Cuando este respondió entabló una conversación con el susodicho.

 −Hola Ricardo, ¿como esta?−pregunto −. ¿Qué tal Nueva York?

−Hola muchacho. –Respondió del otro lado del tono de llamada−. Bien, bastante bien; ya sabes sumido en el trabajo.  Pero a eso nos dedicamos; sabes hijo, nos debemos un buen trago.

−Sí, lo sé amigo, pero yo estoy igual, más con los nuevos proyectos de la nueva zona hotelera. –Respondió enumerando los proyectos−. Pero si hay que tomarnos ese trago, nos hará bien vernos y conversar. Pero bueno; te voy hablar sin rodeos, necesito que me hagas un favor.

 −Claro muchacho, si está en mí poder ayudarte estoy a tu disposición. Dime ¿en qué puedo ayudarte?−pregunto.

 −Bueno, sucede esto. Necesito que me vendas el terreno donde vamos a construir tu mansión. –Jugando con unas bolas para el estrés, que tenía en su escritorio.

- ¡El terreno que me vendió Smith!−exclamo.

−Sí, ese −respondió−. Resulta esto. Smith nunca te dijo que ahí está una casa hogar, que alberga más de 20 niños y, no quiero desalojarlos –menciono con voz preocupante−. Al contrario; deseo ayudarlos. No lo sé, véndemelo o te consigo otro terreno por los alrededores, sabes que podemos llegar a un buen acuerdo.

−Si no fuera porque te aprecio mucho muchacho, jamás accedería –respondió con voz pasiva mientras tomaba un vaso de vino−. Ese terreno me lo pidió específicamente mi hijo, para construir su mansión; donde podrá estar cerca de los nuevos hoteles para administrarlos. Pero lo conozco, sé que lo menos que va hacer es trabajar. –Sorbiendo un trago de su copa− ¡es solo un capricho! se va a molestar mucho conmigo, pero soy hombre de honor te debo un favor y te lo voy a pagar. –Poniendo su copa en su escritorio y parándose para mirar el retrato de su hijo y esposa, que tenía en la pared −. El terreno es tuyo hijo, te mando los documentos para que lo utilices como quieras y sabes que no acepto dinero, eso paga mi deuda. –Volviendo a su asiento.

Una sonrisa se le dibujó en los labios de  Alonso. −¡No sabes cómo te lo agradezco Ricardo!, te iras al cielo con todo y zapatos.

 −No, muchacho sabes que te aprecio, sino fuera por ti, estaría en la ruina, solo ven a visitarme para tomar ese trago que nos debemos. –Cruzando su pierna y recargándose en su asiento.

− ¡Claro! en cuanto tenga tiempo te visito y nuevamente muchas gracias, cualquier cosa que necesites solo pídelo, si está en mis manos sabes que te apoyare. –Colgando el teléfono.

En ese momento entró Glenn a la oficina, con un sobre cerrado en las manos, donde tenía información importante sobre Sandy.

−Alonso ya tengo todo lo de la Srta. Jones tiene 23 años, es soltera, sin hijos, no tiene novio. –le recalco lo último−. Creció en el Hogar el caballito, huérfana de padre y madre. –Mirando el folder que tenía en la mano, con la información −. Estudia la universidad ¡Es becada! Vive con una amiga Dana Miller, trabajan medio tiempo para pagar sus gastos, no tiene ningún escándalo, aparece con su expediente limpio ni siquiera una infracción y además es bonita. −Musito el moreno mirando su fotografía.

−Mm. Bien, me gusta... mucho. –sonriendo.

−Hay algo, que tal vez… no te guste. −Entre cerrando los ojos.

Alonso −lo miró, arqueando una ceja.




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