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CAPITULO 4 - VOLVERÉ POR TI

CAPITULO 4

VOLVERÉ POR TI

Amelia, recordó muchas veces ese momento, el día que el partía al exterior con su familia, el espigado y delgado jovencito de apenas trece años cumplidos, quien le hiso una promesa muy seriamente que el volvería por ella, que pediría su mano para luego casarse para ser felices para siempre, ella debía esperarlo, él se prepararía para ser su esposo, a todo sus promesas ella asintió, mientras seguía tratando de parar sus lágrimas.

El jovencito con sus oscuros y tristes ojos con lágrimas contenidas, mirándola fijamente a sus ojos café tristemente llorosos, limpiando sus mejillas de las lágrimas que bajaban a raudales, vio mientras ella se quitaba su pequeño lazo que adornaba su cabello, tomo una de sus colocándolo en su palma y luego cerrando sus dedos con sus dos manos le dijo,

– esperaré por ti Santiago, sé que volverás y cuando lo hagas lo regresaras y colocaras en mi pelo, te esperaré siempre –, le dijo con voz entrecortada

El tomo el lazo guardándolo en uno de los bolsillos de su saco, con voz temblorosa le dijo,

− Cumpliré mi promesa, volveré por ti, no dudes de mi promesa, regresaré por ti –, sonrió tristemente, tomándola de la mano, caminaron por la vereda de piedras que crujían al ser pisadas, había flores al lado del camino, más ellos no las veían, ni percibían su fragancia, la tristeza en ese momento era más fuerte que los sentidos.

La esperanza y ansiedad fueron los sentimientos que acompañaron a Amelia en los primeros meses después de su separación, lo extrañaba mucho habían estado juntos toda su corta vida, la ansiedad fue dando paso a la resignación de la larga espera, más la esperanza nunca desapareció, ella nunca la perdió, ella sabía que el regresaría.

Siempre supo que estaba bien, al igual que Santiago supo de ella, ambas familias permanecían comunicadas, siempre que llegaba el correo Amelia se enteraba y tenía noticias de él, se prometieron no escribirse, y sus familias lo aceptaron así, pocos días antes del cumpleaños número veintitrés de Amelia, ella recibió por primera vez una pequeña nota, “para tu próximo cumpleaños, estaré presente, iré por ti y cumpliré mi promesa”.

Amelia sonrió feliz, ya pronto lo vería de nuevo, falta tan poco para que eso suceda, siguió sonriendo mientras doblaba la corta misiva y la guardaba dentro la gaveta de su escritorio y luego se dirigió hacia el closet donde reposaba el hermoso vestido que habían confeccionado para ella, era tan hermoso, pensaba mientras pasaba sus dedos delicadamente por los delicados cristales en forma de pétalos que adornaban la falda.

Volvió a sonreír, ya falta poco siguió diciendo, falta poco para que estemos juntos de nuevo.




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