Lo Que SoÑamos Nosotros

CAPITULO 9 UNA DESPEDIDA OBLIGAGA POR UNA GUERRA

CAPITULO 9

UNA DESPEDIDA OBLIGAGA POR UNA GUERRA

JULIO 1921

Amelia se despidió de su amado Santiago con una promesa dibujada en sus ojos, el regresaría y que ella lo

esperaría siempre. Continuarían con su vida, con su matrimonio recién iniciado en lo que el regresara, ellos

serian felices y siempre estarían juntos como se habían prometido como su creciente afecto y respeto,

El inicio de la guerra mantenía a la joven pareja con una inmensa, ellos vivían momentos de angustias por su

pronta separación.

Hacía apenas un poco más de dos años que se reencontraban desde su niñez las semanas de preparativos

de la boda, su corta luna de miel, y sus dos año y seis meses compartiendo su afecto y conociéndose,

treinta meses después de doce años de ausencia, los obligaban a separarse de nuevo,

Les llegó la notificación de la llamada a incorporarse al ejército, Santiago iría al frente, junto con los aliados

se uniría al frente en una guerra que no tenía nada que ver con ellos, igual que no tenía que ver con los otros

tantos que también fueron llamados a alistarse, unirse al ejercicio y hacer la preparación para combatir en la

guerra que se estaba iniciando.

Decirse adiós fue angustiante y doloroso. Las primeras semana lo sabía seguro, estaba en entrenamiento, ya

que le escribía semanalmente, aun estaban en preparación y por eso recibía sus cartas a pocos días después

de él enviarlas, pero en vista del avance de los enemigos habían sido enviados ya al frente y la comunicación

se perdió,

Pasó mucho tiempo sin saber de él, si regresaría, sin saber si aún estaba vivo, no llegaba el correo ni

mensajes, no tenía como saber, lo que pasaba en el lugar donde estaba, solo esperaba tratando de disimular

el miedo por el peligro presente y el dolor de su ausencia, gritándose a sí misma que pronto lo vería llegar.

La realidad superó la fe y la esperanza de Amelia, el no volvió, fue uno de los tantos hombres que habían

partido y no habían regresado, murió en el frente, sus heridas fueron mortales

–Aún sigo aquí esperando por ti, como te prometí−, le dijo mirando al cielo, mientras elevaba una plegaria al

cielo porque todo fuese un error, una falle en la comunicación,

−cuando no supe de ti, sabía que no llegarías −, se decía en doloroso silencio, −aunque me dijiste que te

esperara, sin imaginar que te ibas para siempre–, estas palabras retumbaban como un grito en su mente,

pensamientos tristes, llenos de nostalgia de un destino infame.

Amelia recibió la notificación, casi dos años después de haberse ido al servicio militar activo, dos meses antes

de la baja del ejército, les faltaba tan poco tiempo para que regresara a ella, y sin embargo ya no vendría

más.

Las lágrimas corrían por sus mejillas, leyendo la misiva más desgarradora, internamente el dolor la partió en

múltiples pedazos, la feroz notificación de que Santiago nunca regresaría, su cuerpo mutilado fue encontrado,

pocos restos de su uniforme y las pertenencias entre ellas su placa de reconocimiento y su anillo de

matrimonio, el cual sería entregado a su esposa y a su familia, junto con los restos de sus cuerpo,

Prontamente sería el sepelio. Esa noticia confirmaba su muerte, tanto Amelia como sus suegros y sus padres

y hermanos, el restos de sus familiares y amigos y allegados presenciaron la despedida y el sepelio.

La tristeza podía sentirse en todos los presentes, el dolor en el rostro de Amelia y sus suegro era tan intenso

que ella se desmoronó, ya nunca más sonrió, había perdido todo el deseo de vivir sumida en una inmensa

tristeza y un vació de su alma , nunca mas deseo vivir, no podía, no sin santiago.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.