CAPITULO 14
UNA PROFESION CON HISTORIA ARTISTICA
Estudiar restauración de antigüedades incremento enormemente mi necesidad de introspección que no es
necesariamente descrita como soledad, se decía Ava internamente, estudiar y conocer el arte desde sus
antiguas raíces la hiso poseedora de una calidad visual y táctil única, deslizar sus manos con delicadeza
sobre la superficie de una obra antigua, llámese libro, lienzos, fotografías o cualquier objeto o pieza de arte
antigua, la hacía transportase en el tiempo hasta el origen de esta.
La sensibilidad que poseía la hacía única en la apreciación de los objetos que se debían restaurar o catalogar,
ella sentía lo que hacía, era un don con el que había nacido, como su lo llevara en su herencia genética,
sabía que alguno de sus ancestros había interpretado el arte y la historia como ella lo hacía, con pasión y con
amor, luchando por conservar ese legado cultural que nos hacía ser y creer en la humanidad.
–será por eso por lo que comenzaron mis sueños–, siempre se hacia esa pregunta que rondaba
frecuentemente en sus pensamientos,
− era por su amor a la historia de las piezas que restauraba y sus implicaciones en la vida de las personas a
quienes pertenecían −, se interrogaba a sí misma, lo cierto es que ella sentía, vivía y amaba lo que hacía, lo
interpretaba desde su conciencia artística y ancestral.
Hacía casi cinco años que había obtenido su licenciatura en historia artística y restauración de antigüedades y
ser asignada a una perfecta comunidad en donde estaba ubicada, la hacía feliz, estaba feliz de poder
desarrollarse profesionalmente en el gran museo de antigüedades que se ajustaba muy bien a sus
necesidades profesionales y personales, ya que en ese lugar habían vivido muchos miembros de su familia,
desde hacía más de cuatro generaciones, habían crecido con el lugar, pensando en su familia y en sus
ancestros y ella como descendiente de ellos,
Había dedicado los últimos cuatro años, luego de su graduación a ser curadora del Museo de arte regional,
con la meta de hacerlo resplandecer como institución de preservación de antigüedades locales e
internacionales, amaba su trabajo, cuando se sumergía en él, olvidada por completo el tiempo y hasta sus
necesidades.
Se despertaba siempre a la misma hora al oír la alarma, pero hoy se levantó antes a raíz del sueño,
disponiéndose a realizar su rutina laboral diaria, siguiendo su plan trabajo en su mente, se dedicó parte de
esa semana a digitalizar fotografías antiguas para una exposición dedicada a la historia de la fotografía,
donde incluiría un lote de fotografías de miembros de la comunidad de principios del siglo pasado entre los
cuales estaban los ascendente de los dueños del museo, así que hiso a un lado las imágenes del sueño
escondiéndolas momentáneamente en su memoria, aunque fue un poco difícil, porque su corazón como
ocurría después de cada sueño se negaba a olvidarse por unos días de las sensaciones vividas.
El día viernes anterior a su cumpleaños recibió un paquete con un nuevo lote de fotografía, ya era muy tarde
cuando pudo abrirlo, así que decidió llevarlo a casa y revisarlo durante el fin de semana, total no tenía planes
para su cumpleaños, sus padres estaban de viaje en un congreso ya que ambos eran médicos y regresarían
hasta mediados de la próxima semana, y sus hermanos vivían lejos, como para hacer dos viajes, así que lo
programamos para finales de ese mes después que llegaran sus padres.
Decidiendo así que trabajaría en las fotografía desde casa, se dispuso a salir de su lugar de trabajo dándose
cuenta de que ya eran mas de las siete de la tarde.
– tomaré algo de pastel por mi cumpleaños, me regalaré una cena y una película en casa para celebrarlo–, se
dijo a sí misma sonriendo, ese es un buen regalo de cumpleaños, aunque no estaba muy convencida, se
autocritico, terminando de recoger sus pertenencias sin olvidarse de meter el sobre con las fotografías dentro
de su bolso al igual que su teléfono y las llaves de su auto.