CAPITULO 19
HE VISTO ESA MIRADA
De nuevo Ava había el recorrido del camino que ya conocía, su mente se puso en estado de alerta, está
anocheciendo, su inconscientemente la hiso girar buscando a la pareja, estaba parada de frente al sitio
acostumbrado, pero esta vez sentí el apretón y la cálida mano tomar la mía, miré mi mano enlazada a la de él,
desconcertada miré sus negros ojos inmersos de amor y alegría, abrumada por la sensación de extrañeza de
estar en el tiempo y el lugar equivocado.
Ahora podía mirarme en sus ojos, no me equivoque eran oscuros y pude verme en sus profundidades que
reflejaban mi cara de asombro y perplejidad, era yo su compañera, la mujer del sueño.
Me pareció tan familiar su rostro, sus facciones tan recordadas, su expresión de afecto y la alegría expresada
por nuestro encuentro.
−Que hago en este lugar –, muchas más eran las palabras interrogantes que cruzaban en mi mente, llevé mi
otra mano hasta mi cabeza apretando mi oreja y pegando mi cabeza a mi hombro,
− que es ese ruido −, sentí que soltaban mi otra mano y la llevé también a mi cabeza, tapando mi otra oreja
en un movimiento inútil para apaciguar el ruido molesto que perturbaba el encuentro de los amantes, traté
nuevamente de tomar su mano, pero ya no estaba, sentí tal sensación de vació de la recordada soledad que
se acrecentó en mi alma y corazón, aun el ruido se hiso más intenso y logró traerme a la realidad, es más lo
seguía oyendo, un zumbido cada vez más fuerte y luego el timbre de la entrada apretado en forma insistente.
−Voy, ya oí, ya voy –, dije y me senté en la cama rápidamente, me paré aun con la sensación de no saber
dónde estaba y me dirigí a la puerta del apartamento.
−Quien es, – pregunte sin abrir la puerta.
− No escuchó la alarma de incendio−, respondió alguien afuera,
–Abra la puerta, tiene que salir inmediatamente –, se escuchó decir la voz hablando más fuerte.
– Qué dijo, un incendio –, pregunté abriendo rápidamente la puerta, sin darme cuenta aun de que solo llevaba
una camiseta para dormir, miré al rostro de la persona que me hablaba mirando a esos negros ojos que me
devolvían la mirada con intensidad,
−he visto esos ojos antes −, se dijeron ambos, me hubiese quedado mirando la oscura mirada, pero,
rápidamente que sentí como me tomaba la mano halándome en forma rápida fuera del apartamento,
En ese momento me di perfectamente cuenta de lo que llevaba puesto, me gusta dormir en camisetas que
llegan hasta mis muslos, tratando de soltarme de esa férrea mano tiré con fuerza, pero no fue suficiente para
soltarme, él me tenía firmemente agarrada,
Se quitó su abrigo colocándomelo sobre los hombros, soltó mi mano obligándome a meter mis brazos dentro
de las mangas al mismo tiempo que me empujaba en dirección de las escaleras, mis pies descalzos sintieron
el frio piso e hicieron que me detuviera en un movimiento brusco que daría origen a una caída posiblemente
muy dolorosa si esa persona no me hubiese levantado y bajado las escaleras rápidamente conmigo en sus
brazos.