Lo Que SoÑamos Nosotros

CAPITULO 27 - LA REALIDAD NO PUEDE ESPERAR MAS

CAPITULO 27

LA REALIDAD NO PUEDE ESPERAR MAS

Para Ava los sábados generalmente eran una rutina que la convertía en ama de casa, en especial por la

limpieza y orden, tratando de organizar lo que en la semana no haces,

–hoy no será así–, se dijo Ava, en voz alta, tratando de asegurarse que no quería hacer lo que siempre hace

los sábados,

–hoy me dedicaré a mí–, fue hasta la cocina procediendo a hacerse un café, ya que se dio cuenta que no

tomo el suyo en la cafetería, se sentó relajadamente en el sofá y encendió la televisión,

–veré las noticias y los programas matutinos y en la tarde veré una película, hoy haré algo diferente, mañana

ya veremos–, se dijo tratando de convencerse de que la situación no la había perturbado.

Descansó la cabeza sobre el posa brazos del sofá, acomodándose relajadamente y extendiendo su cuerpo,

buscando la comodidad del confortable asiento, nunca vio las noticias ni los programas matutinos, sus

pensamiento se negaban a olvidar los eventos de la noche pasada, y los de la mañana de hoy, primero, esta

vez el sueño que se interrumpió tenía algo diferente, habían cambiado los protagonista, no seguían siendo

los mismos, era ella la mujer del sueño,

−y no solo es eso, me sentí la protagonista del sueño −, pronunció la frase en voz alta,

−es como si estuviese viviendo otra vida que no era la mía ,en otro momento de mi vida, me reconocí en

todas las veces que tuve el sueño durante los años anteriores −, seguía murmurando algo asustada, era

extraño, pero lo más extraño era que su acompañante era su nuevo vecino, el que llegó y la despertó de su

sueño,trató de relajarse y dejar que sus pensamientos vagaran y sin querer se quedó dormida profundamente

despertando un par de horas después y a pesar de los acontecimientos anteriores ese tiempo dormida la

hiso sentir más relajada y tranquila.

Se ducho disponiéndose a hacerse algo de comida para aplacar la sensación de hambre que hacía rugir su

estómago, después de comer se dio cuenta de que una suave sensación de felicidad y emoción la hacía

sentirse muy bien, lo que le ayudó a rememorar los acontecimientos de la noche anterior y de esta mañana.

−Ava tienes que aprender a ser más sociable, de reconocer lo que te gusta y aceptarlo –, se dijo en voz alta

en un intento de darse ánimos en su intención de ser más comunicativa en especial ahora.

No dejaba de sentirse emocionada sin querer pensar en la causa, que sabía muy bien cual era, el dueño del

apartamento de al lado, con una puerta que estaba a escasos pasos de la suya.

Solo sabía que se sentía plácidamente cómoda solo sentía que sucedería algo, así que se relajó

cómodamente y se dispuso a ver una película, era su cumpleaños y sentía que le llegaría un hermoso regalo,

un raro e inesperado regalo.




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