CAPITULO 32
ERAN SUS RECUERDOS ACERCANDOLOS A TRAVES DE NOSOTROS
El destino no se equivoca, no es casualidad, las probabilidades de que se repita un evento, es mínima si no
existieran las coincidencias, las evidencias las que aseguran que un evento está relacionado a otro, en este
caso no solo fueron sus promesas de amor verdadero que el destino se encargaría de cumplirlas, era
también la certeza de que existieran quienes se encargarían de unirse para que ese evento sucediera,
El destino como un científico obseso, ha enviado esas señales, para que solo sean captadas por quienes
deben reconocerlas, solo las almas afines atenderían a ese llamado, esa evidencia de la presencia de una
almas que han permanecido suspendidas hasta que encontraran esa vía, ese hilo que los uniría de nuevo,
Ahí estaban, esas dos almas que habían estado separadas por la muerte, viajando en el tiempo y en el
espacio, hasta que encontraron la manera de juntarse, ya sea en la memoria o en el recuerdo de quienes
los aman, lo que los extrañaban su presencia, necesitaron casi un siglo para reencontrar el camino perdido
hasta verse de nuevo, de encontrarse de nuevo, ahora si podían irse juntos, ya no aparecerían más en sus
sueños, pero su historia de amor inconclusa por azares de la tragedia, continuaría por encontrar a través de
sus sueños un camino que los uniera de nuevo,
El infinito poder del destino, buscó ese momento, ese lugar, esos cuerpos adecuados y oportunos,
haciéndoles recobrar esa memoria, haciéndoles salir de la neblina del olvido , dándote esas señales de esa
vida pasada compartida que tuvieron y que habían olvidado, hasta ahora sus almas se encontrarían de
nuevo, al fin sus almas podrán descansar y seguir su historia de amor hasta la eternidad.
Ava abrió la puerta, con la certeza de que era Santiago quien estaba afuera, sabía que esas fotografías que
llevaba en sus manos eran las respuestas a lo que les estaba pasando, había dejado en la mesa de centro la
foto de ese Santiago de hace un siglo, que amó y perdió a su amor, un Santiago que permanece en la
memoria de otro Santiago tan parecido a él y que a través de un sueño se encuentra con su amada, con su
amor inconcluso, un siglo después, definitivamente no es casualidad, es coincidencia porque para ese sueño
repetido, existen mil causas.
Sus miradas se encontraron en reconocimiento y concordancia total, de lo que estaban viviendo, era por una
causa muy importante y por algo ocurrió hoy, el no pidió permiso para entrar y ella no le dijo que pasara, solo
se apartó dándole el paso, ambos se sentaron uno frente a otro, en los sillones del salón, tenuemente
iluminado, por lo que Ava encendió una de las lámparas de pie al lado del sofá.
Extendió su mano tomó la foto que había dejado sobre la mesa para dársela a él, en respuesta a la mirada
interrogante que tenían ambos, él tomó la foto de su mano y las coloco juntas sobre la mesa,
–eres tú le dijo–, señalando a la joven de la fotografía,
– y ese eres tú– le dijo ella, señalando al Santiago de la foto.
−esa foto es de hace cien años, ella es mi tía abuela, había visto una foto de ella en los álbumes de mi mamá,
se lo que ocurrió con ella y su esposo −, le dijo Ava a Santiago, en voz baja, llena ella misma de sorpresa,
−él es mi tío abuelo, hermano de mi abuelo, quien murió dejando a su esposa sola, luego ella murió muy
joven, varios años después, mi papá y mi abuelo, me han dicho siempre que era su clon, había visto algunas
fotos, pero solo por curiosidad por mi parecido a él, −, le dijo Santiago, tan impresionado como ella
–He tenido un sueño–, dijeron ambos unísonamente, y de igual forma cerraron la boca.
En un acuerdo silencioso, Santiago repitió la frase,
– he tenido un sueño, que se ha repetido periódicamente por los últimos cinco años, alrededor de la fecha de
hoy, – dijo fijándose en la cara de Ava.
–Hoy es mi cumpleaños número veintisiete, y desde los veintidós estoy soñando con ellos–, dijo Ava.
–Hasta ayer, me vi en sus ojos–, afirmó, con su voz temblorosa –, era como si te estuviese viendo a ti, pero es
el de la foto, se parece tanto a ti–, afirmó nuevamente.
¿Tengo una cita con la restauradora de antigüedades del museo de Mileniun, a ella le envié las fotografía de
mis familia, eres tú Ava –, le preguntó, ella le asintió maravillada de las coincidencia que estaban viviendo,
−te das cuenta de lo yanto que tenemos en común −, le dijo Santiago mirándose en sus ojos,