Lo que soy (entre sombras)

Capítulo 4

Aidan bailaba con su hermana Isabel, su hermanita era la que peor la estaba pasando, había pasado solo un mes desde su presentación, las tres les llovian las propuestas, pero todos eran conscientes que eso sólo era para entrar a la familia Stone y por sus cuantiosas dotes. Sus otras dos hermanas lo llevanban mejor, Elizabeh amaba la atención, Catalina con su crudeza podía lidiar con ellos, pero Isabel era más tímida y reservada, por lo que tanta atención la agobiaba.

-¿hermano, tu cuando te vas a casar? 

-¿por qué la pregunta? 

-es que ya tienes 30 años y pues.... - ella tenía razón, estaba serca de cumplir 31 y toda su familia empezaba a presionarlo cada ves más a que eligiera una esposa. 

-sabes que mi trabajo no me permite estar demasiado tiempo en ningún lugar, no tengo tiempo para una esposa,

-pobrias dejarlo cuando quisieras. - ella vio la mueca en su cara y enseguida lo entendío - pero no quieres ¿verdad? 

-me gusta lo que hago, y me gusta mi soltería, pero soy conciente que debo cumplir mi deber. 

-podrías enamorarte de alguien. 

Aidan hizo una mueca. El no aspiraba al amor, y no era por alguna clase de trauma ni nada, era solo que conocía lo que él amor hacia, si se casaba por amor, se entregaria a esa persona de un modo que el no quería, sabía que le sería un fiel sirviente a quien fuera dueña de su afecto. El aspiraba a un matrimonio cordial, donde pudieran tratarcen con respeto y cariño, donde fueran amigos, pero pudieran conservar su libertad, una mujer que no entrará en histeria cada ves que el quisiera retosar con otra, a cambio estaba dispuesto a concederle el mismo beneficio. Pero eso no se lo podía explica a su joven hermana. 

-tal vez. Pero no es algo que deseo. 

-¿por qué? El amor es la mayor fuerza en este mundo. - El soltó una risita por el discurso romántico de su hermana, sin duda ella era la mas romántica de todos. - no te burles, ¿acaso no te gustaría tener a alguien que hiciera cualquier cosa por ti? 

-exactamente. Enamorarce implica dejarse de pertenecer a uno mismo para ser de alguien más. Y yo no quiero eso. No quiero que alguien muera por mi, ni quiero morir por nadie. 

Su hermana lo miró sin una respuesta, la cancion terminó dando por finalizada la conversación, Aidan la dejó junto a su madre. Lady Georgia Stone, se apresuró a encontrar una nueva pareja de baile para su hija y el se escabullo antes de que ella intentara encontrarle esposa.

Camino hacia el salón de juegos dispuesto a encontrar a sus amigos cuando un lacayo lo interceptó, le dio una nota y desapareció sin decir nada. 

En la biblioteca te espero 

C. W.                  

Aidan lo médito por un momento antes de dirigirse así la dirección, sabía que estaba cometiendo una imprudencia, pero estaba aburrido y lady wess era tan fogosa que le ganaría a la más cara cortesana.

Al llegar al oscuro pasillo, lady wess estaba apuntó de entrar, se le acercó con rapidez y la arrastró asía el interior antes de que alguien los viese, apenas cruzaron serro la puerta empujando a la mujer contra esta, mientras la besaba con pasión. 

difinitivamente nunca le sería fiel a una sola mujer.

Siguió besandola mientras colaba una mano bajo la falda de la mujer y le apretaba el pecho con la otra, ella gimió. 

-se nos está haciendo costumbre esta situación. 

La voz los hizo separarcen como si quemasen. Lady wess perdió el color, Aidan vio como el pánico la invadía, él por el contrario maldijo, sabía quién era. Se dio la vuelta y la encontró centada en un diván mientras sostenía un libro con una mano, y en la otra una copa, parecía de lo más normal, la dama al ver de quien se trata salio apurada de la estancia dejándolos solos. 

-eso también se está asiendo costumbre. - Aidan maldijo, su acento siempre le había parecido exitante, y ahora que se había quedado con las ganas, el tenerla cerca hablandole con esa cadencia que tanto lo exitaba, solo lo ponía peor. - veo que tendra que buscar quien le ayúde con su problemita. 

Ella cabecio señalando un entrepierna, dejó su mirada en ese lugar un momento más antes de volver a su libro. 

-podría ayudarme usted. - le propuso, esa mujer le encantaba, aunque era un maldito incordio, físicamente parecía la reencarnación de afrodita. 

Ella le sonrió dejo el libro a un lado, se tomó de golpe todo el líquido en su copa y se puso en pie. Se le acercó contoneando sus caderas y sonriendo con picardía. Llegó a su lado y pasó sus manos enguantadas por su pecho, el la dejó hacer durante unos minutos, ella le acariciaba el pecho y le besaba el cuello, arto del juego Aidan la tomó de la cintura y al presionó contra la pared, ella dejó que el le recorriera el cuerpo, le besara el cuello y le estrujara los pechos, pero cuando intento besarla ella se apartó, se escabullo con facilidad de sus brazos y volvió al diván. 

-lo siento, pero no mezcló negocios y placer - dijo como si nada, mientras volvía a tomar el libro. 

Aidan la contemplaba sin dar crédito, el estaba extremadamente exitado, mas que nunca en su vida, pero ella parecia como si nada. Eso no podía ser. Se acercó y la miró mas detalladamente, sonrió al descubrir la verdad. La señorita estaba tan mal como el, tenía la respiración agitada, aunque se esforzaba en disimular, los ojos oscurecidos y el rostro levemente sonrosado tampoco le ayudaban. 

-aún no estamos en ningún negocio. - le dijo mientras se sentaba a su lado. 

-pero lo estaremos pronto. - le replicó sin inmutarse

-así que aceptarán mi propuesta. - eso le complacía, había pasado una semana desde la reunión, y empezaba a preocuparse.

-probablemte. Erick aún está algo indeciso pero yo estoy de acuerdo así que... - se encogió de hombros como dando a entender que su opinión era la que contaba. 

-¿porque esta indeciso? - preguntó con bastente curiodad. Ella suspiro como si esa conversación fuera un error. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.