Lo que un trato me dejo

3. La fiesta

Horas después, no hice mucho junto a él. Danna había pasado la mayor parte de la tarde jugando un videojuego frente a la pantalla y Jasper la ayudaba a entender cómo funcionaba los controles.

Si me lo preguntaban, se veía que a él le gustaba demasiado todo de este tema. Parecía que lo disfrutaba.

Yo por mi parte a pesar de que me dio bastante interés no jugué a ninguno, en vez de eso me dediqué a mirar desde la vitrina, como ambos la pasaban bien. Danna, estaba encantada y por cómo se comportaba podía jurar que Jasper le había caído de maravilla.

Cuando se hicieron las cinco de la tarde, fue el momento en que decidí que ya era hora de llevar a mi hermana a su práctica, pues pronto se haría la hora. Como la tienda había estado vacía durante toda la tarde, Jasper se ofreció a acompañarnos pues según él, no tenía nada mejor que hacer.

También dijo que no dejaría que nos fuéramos en autobús, pues otra vez le daba asco.

Un poco clasista de su parte.

Aunque él tenía razón, el autobús daba asco.

Recuerdo que ese día quede un poco pasmada cuando paramos frente a su auto. Era de esperarse que Jasper condujera una camioneta negra bastante guay.

Una camioneta mucho más increíble y llamativa que el pequeño auto de dos puertas que conducía Jayden.

Y ojo, a mí me gustaba el auto de Jayden, pero esta camioneta… Le ganaba por mucho.

Ese día Jasper le abrió la puerta de los asientos traseros a Danna, y luego me la abrio a mí, dejándome de copiloto. Ahí, dentro de su auto pude percibir su olor.

Olor agradable a la nariz.

Olía a él.

Perfume de hombre, menta y una combinación de lo que podría ser cigarro.

No fue hasta ese momento que me tantee la idea de que Jasper fumaba.

—¿Fumas? — pregunté apenas lo vi sentarse a mi lado.

Saco las llaves de su bolsillo y después se giró a mirarme. Danna quien se había sentado atrás, ahora estaba en medio de ambos, con su trasero en la punta de la butaca para así quedar mucho más cerca de nosotros.

—Yo no fumo— dijo seguro—. No siempre

—No siempre— repetí intentado comprender sus palabras.

—Mi profesora dice que fumar es malo— hablo Danna uniéndose a la conversación—. Creo puedes morir

Jasper quien ya había puesto el auto en marcha, la miro desde el retrovisor y le regalo una dulce sonrisa.

Sonrisa que había estado haciendo desde que la conoció.

—Tu profesora, debe ser bastante fumona— bromeo haciéndome doblar los ojos.

¿Enserio el acababa de decir eso?

—No le hagas caso, Dan— me limite a decir

Danna por su parte, frunció el ceño y se quedó pensando en silencio. Tuve que dedicarle una mala mirada al castaño junto a mí.

—Vay, ¿Qué hay de mis oreos? — pregunto Dan luego de varios segundos en silencio.

Ay mierda, los oreos.

—Sí, ¿Qué hay de sus oreos? — le siguió Jasper al darse cuenta que no supe que responder.

—Cállate— le susurre soltando un gruñido—. Cuando llegues a casa te las daré ¿Si? — le asegure girando a mirarla con un intento de reconfortarla.

Abrió su boca para protestar, pero en cambio, bufo y se cruzó de brazos dedicándome una mirada de fastidio. Tuve que chasquear la lengua al ver su reacción.

—Lo olvide Dan, lo siento.

Pero mis disculpas se quedaron al aire cuando ella me ignoro.

Genial.

—¿Oreos? Hay una tienda justo aquí— señalo una esquina de la carretera con su mano derecha— Yo te las comprare.

—¿En serio?— pregunto la rubia con ilusión volviendo echarse hacia adelante.

—No haces falta...

Pero él ya estaba dando la vuelta con el volante.

Acto que me pareció medio sexy

No

Luego de que él se bajara y le regalara un paquete de más de cuatro oreos, mi hermana ya estaba increíblemente feliz. Le dije que debía dejar para más tarde pero ella me ignoro y se comió más de seis en el camino.

La conversación hasta la práctica, fue más fluida de lo que yo esperaba. Jasper a pesar de ser increíblemente molesto me caía bien y Danna después de que él le hiciera caridad, lo adoraba.

Incluso lo abrazo cuando se despidió de nosotros.

Apenas confirmamos que ya estaba dentro de la cancha junto a sus amigas Jasper se giró a mirarme con una increíble sonrisa de ligera felicidad.

—Le caigo bien— confirmo volviendo a la vista hacia mi hermana.

Tuve que alzar una ceja divertida.

—Le cae bien todo el que le regale oreos— respondí a su lado intentando bajarle los humo.

—¿Debería regalarte galletas a ti también no?— pregunto juguetón examinando mi rostro.

Tuve que cruzarme de brazos y mirarlo igual de desafiante. Miró cada uno de mis movimientos y sonrió con insuficiencia cuando me tuvo cerca.

—No me gustan las galletas— dije por fin sin perder la vista de sus ojos.

Estuvo a punto de decir algo cuando el sonido de  un silbato se hizo presente.

De pronto, en la cancha frente a nosotros todas las niñas comenzaron a correr alrededor de esta mientras reían y se divertían entre ellas.

Otro silbato y el entrenador lanzo una pelota en medio de la cancha, que una niña tomo en el aire. La mitad del equipo se colocó detrás de la red y la otra mitad a su frente. El entrenador dio un par de indicaciones y finalmente comenzaron a jugar.

Fue Danna quien hizo el primer saque.

Sonreí al ver lo fuerte y exacto que había sido.

—Harriet pinta y Danna juega— comenzó a decir el chico junto mirando a las niñas jugar— ¿Tú qué sabes hacer?— preguntó mirándome divertido— .Además de coquetearle al novio de tu hermana, claro está.

—En mi vida le he coqueteado a Jayden— mentí  sintiendo comezón en mi brazo.

—Claro, y nunca te besaste tampoco— ironizo.

Cuando estaba por debatirle con molestia, el lado Danna anoto un punto. Las madres y la gente que miraba la práctica comenzó a silbar y a aplaudir con furor.

Fue Jasper el primero en sonreír.

—Es buena— Admitió sin dejar de mirarla. Al no tener una respuesta se giró hacia mí— Entonces, ¿Cuál es tu talento?

—Ninguno.

Subió su ceja y me miró expectante en busca de algo más.

—Todo el mundo tiene un talento.

Tuve que bufar con fuerza.

—¿Cuál es el tuyo? ¿Tener un record de mujeres en tu cama?.

Tuve que arrepentirme después de eso.

Cuando creí que se había ofendido su sonrisa se ancho.

—¿Quieres ser parte del?— pregunto pícaro. Al doblar los ojos y no tener una respuesta continúo—. Jayden no conoce nada sobre mí , no deberías creerle tanto.

—El parecía seguro cuando me dijo que cada chica que te parece linda terminaba en tu cama.




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