Lo que un trato me dejo

4. Jenga

Mientras bajaba las escaleras de dos en dos y sentía la presencia del castaño tras de mí, rogaba en mi interior no volverme a topar con Jayden —Aunque claramente eso sería totalmente difícil—

Apena toque el último escalón de esa casa, Jayden estaba justo ahí. Parado al lado de la cocina pareciendo servirse un jugo amarillo. Cuando se percató de que ambos íbamos de salida, no dudo en alzar su ceja con curiosidad.

En definitiva, esto le iba a costar la vida a Jasper

—¿A dónde van? — pregunto ahora dejando la jarra a un lado y dedicando toda su atención hacia nosotros.

—¿Te importa?

Tuve que girarme a mirarlo con compasión por su horrible rudeza.

—Le preguntaba a Violett, inútil— respondió de la misma manera ahora mirándome con preocupación.

Sus ojos azules, en ese segundo parecieron querer decir algo más.

—Eh…

Excelente

Qué bonito balbuceas, Violett Mason

—Iremos a casa de Lance— respondió Jasper salvándome de la situación— ¿Acaso quieres ir?

Eso pudo haber sido raro sino hubiese sido por la sonrisa de diversión que apareció su rostro.

Al no tener una respuesta más que el chasquido de su lengua Jasper soltó un “Eso creí” y me tomo el brazo para salir de ahí. Una vez fuera de la casa, tuve que cerrar los ojos al sentirme tan patética.

Yo no era así y claramente no me sentía bien comportándome de esa manera, y mucho menos con él.

Jasper al notar mi cara de preocupación no hizo más que hacer un gesto con su mano para restarle importancia.

—Estarás bien— aseguro apenas volví a mirarlo.

Como si sus palabras fueran ciertas, decidí tomarme un respiro y sonreírle de la mejor manera. Cuando noto que mi cara había cambiado, él sonrió de vuelta.

Pronto, ambos ya estábamos en el auto camino a casa de Lance. Jasper, manejaba en silencio y yo me dedicaba a intentar hacerme el delineado viéndome en el pequeño espejo pegado al techo de la camioneta.

Tuve que gruñir, cuando el chico junto a mi freno de golpe por décima vez con la intención de que me quedara mal.

Tome una bocana de aire y me gire a mirarlo. Sin siquiera verme, reprimió una risita y actuó como si nada.

—¿Puedes por favor dejar de hacer eso? — pedí amablemente.

—¿Qué cosa? — pregunto. Sin responderle volví mi vista al espejo y me dispuse a continuar con el delineado— ¿Dices esto?

Otro frenazo

Casi grito cuando una mancha negra y deforme apareció en mi pómulo.

Al darse cuenta de lo que había logrado, rio fuerte. Su risa retumbo en el auto y sus carcajadas se metieron dentro de mi oído.

La ultima carcajada, fue remplazada por un quejido cuando mi puño golpeo su hombro con toda mi fuerza

—¿Cómo carajo pegas tan fuerte? — pregunto atónito mientras hacia una mueca de dolor

—El Wii tenia boxeo— le recordé dándole una sonrisa de insuficiencia.

Como si mi comentario fuera algún remedio, su mueca fue intercambiada por una sonrisita.

—Muéstrame más.

Doble los ojos con aburrimiento y con la manga de mi blusa limpie el daño que él había causado.

Ya no me haría ningún delineado

—¿Por qué Lance dará una fiesta? — decidí preguntar mientras tallaba mi rostro con la tela

—Es su cumple años.

Casi rompo mi cuello al girar tan rápido. El auto paro en un semáforo y el me miro expectante.

—¿Qué?

—No me dijiste que era su cumple años— le reclame viéndolo con preocupación—. No tengo un regalo.

Al escuchar eso último, su rostro se relajó y sin poder evitarlo ahogo una risita

—Estará demasiado borracho como para notarlo— aseguro haciendo un gesto con su mano para restarle importancia.

Maldita mancha, no se quería ir.

Jasper al notar que aun intentaba quitarme lo negro la cara, tomo mi mentón y me obligo a girarme hacia él.

Me estaba tocado.

Me estaba tocando el rostro.

Sin poder evitarlo mi brazo comenzó a picar al sentirme tan nerviosa por su tacto. Coloco su mano en mi mejilla y con su pulgar deslizo la yema de su dedo por mi pómulo.

—¿Qué se supone que haces? — pregunte intentando sonar tranquila, aunque mi voz sonara temblorosa en el proceso.

—Te ayudo— se limitó a decir.

Sus ojos verdes se pasearon por mi cara y cuando bajaron a la punta de mi nariz sonrió como idiota.

—¿Tan linda soy? — pregunte irónica.

Como si mi comentario hubiese causado algo en él, sus ojos se iluminaron y algo en el brillo. Aunque miro hacia otro lado y lo supo disimular.

—Lo suficiente— respondió soltándome y volviendo a su asiento.

Una cuadra más, —luego de que el semáforo cambiara a verde—. Habíamos llegado a casa de Lance, bueno a la calle de la casa de Lance. Había tanta gente que Jasper tuvo que estacionar una calle antes.

Cuando Jasper bajo del auto y se dio cuenta de que yo no lo hacía, me miro confundido.

—¿Ahora qué?

—Necesito cambiarme— le recordé mostrando mi mochila entre mis piernas.

Vacilo un par de segundos hasta que asintió lentamente y me cerró la puerta dejándome completamente sola.

Lo vi rodear el auto y recostarse en la puerta trasera de mi lado. Agite mis manos un par de veces en el vidrio y cuando confirme que no me veía, comencé a sacar mi ropa del bolso.

Agradecía los vidrios ahumados de la camioneta

No era la primera vez que me cambiaba dentro de un auto. Cuando bailaba y tenía un recital donde los vestuarios estaban llenos, el auto de mi padre era mi lugar.

Cuando obtuve la falda celeste de tubo y la blusa blanca de cuello de tortuga me dispuse a cambiarme. Cambiarme, fue un poco incómodo y algo difícil pero luego de unos diez minutos, lo había conseguido. Mire mi reflejo en el pequeño espejo, peine mi cabello con los dedos de mis manos y por ultimo me aplique el gloss bastante gastado que había saco de mi estuche.




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