Lo que un trato me dejo

14. El recital

Ha pasado casi un mes desde ese último mensaje y mi mundo se ha vuelto un poco más caótico de lo normal.

Por más raro que parezca Jayden y yo comenzamos a salir un poco más seguido. Cada que Harriet tiene sus clases el aprovecha para invitarme al parque o simplemente venir a casa y pasar tiempo conmigo — muy poco creíble— pero cierto y para serles sincera no me quejaba en lo absoluto.

Respecto a Jasper también lo había visto seguido, aunque no tanto como al principio. Algunas veces iba a la tienda solo para verlo —porque después de todo se me había hecho una costumbre— y aunque no lo crean nos habíamos vuelto buenos amigos, más de lo que me gustaría admitir.

Y respecto a Danelle, bueno. Ella sí que había desaparecido por varios días —supongo que Cameron la mantenía ocupada— y no me molestaba, mientras ella lo estuviera pasando bien yo estaba feliz.

Justo ahora nos encontrábamos en el auto de mi padre con todos los Mason a punto de ir al recital de Danna.

Si, Danna además de ser una gran jugadora de vóley también bailaba. El ballet fue algo que mama deseaba que alguna de las cuatro hiciéramos. A Danna no le gustaba mucho, pero tampoco se quejaba por ello.

A decir verdad, me emocionaba ir. Hace demasiado que no iba a un recital, ver a algunas de mis exs compañeras lograba conmoverme.

—Bien, llevare a Danna al camerino— informo mi madre apenas bajo del auto— Los veo adentro— beso la mejilla de su esposo y se llevó a la pequeña rubia con un tutu gigante a una de las puertas trasera.

Desde el estacionamiento podía ver que había una larga fila para entrar.

—Vayan haciendo la fila— ordeno Ivan señalándola frente a nosotras—. Voy a comprar algunos dulces— informo—No se separen.

Las tres asentimos y con eso fue suficiente para que el comenzase a caminar hacia el otro lado.

Una vez en la línea, Harriet se fue a sentar en un pequeño banquillo cerca de esta, pues según ella, no estaría tanto tiempo de pie. Estuve a punto de decir que yo me también iría, pero, aunque quisiese no lo hice. Sabía que si mi padre veía a Cands sola nos regañaría a ambas.

Preferí quedarme acá.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? — pregunto la chica junto a mi luego de textear algo en su teléfono.

Frunciendo el ceño termine asintiendo con mi cabeza.

—Claro, dime

— ¿Hasta qué edad estarías con un chico?

Okey eso no lo esperaba.

—Eh— comencé a balbucear pensando bien en lo que le diría— Unos tres años creo, aunque... no lo se

Hizo una mueca como si no hubiese esperando esa respuesta mirando hacia otro lado comenzado a juguetear con sus manos.

Me pareció demasiado extraño y sospechoso.

>¿Por qué?— decidí preguntar luego de unos segundos de silencio.

—Es que...— tomo aire pensando bien en lo que diría, finalmente suspiro rindiéndose— Bien, creo que me gusta alguien— admitió desviando la mirada solo para que no notase que se había sonrojado — y es algo mayor.

Termine sonriendo con emoción.

Sabía que Cands tenía mucha confianza conmigo que con Harriet —al igual que yo— pero aun así nunca pensé que ella me contaría esto de la forma en que lo estaba haciendo. Normalmente tendría que insistirle para que me dijera.

— ¿Quién? — cuestione rápido volviéndome hacia ella— ¿Lo conozco? ¿Mayor cuánto?

Termino soltando una risita comenzando a avanza.

Por fin habían empezado a aceptar los boletos.

—No lo conoces— se encogió de hombro restándole importancia— y no te diré que tan mayor.

Achique mis ojos en busca de alguna respuesta. Si no me decía la edad es porque probablemente sobrepasaba a mis estándares.

—Está bien— pase mi brazo tras sus hombros con confianza—. Igual creo que para el amor no hay edad— admití pensando un poco—. Claro, depende de varias cosas— corregí rápido—. Mientras sea legal, no le veo nada de malo.

Asintió con su cabeza no muy convencida sin decir nada.

Estuvimos hablando unos diez minutos hasta que Harriet se acercó al mismo tiempo que mi padre llegaba hasta nosotras.

Pronto, antes de darme cuenta ya estábamos dentro del gran teatro

La verdad estos lugares me traían demasiados recuerdos. El ballet fue una muy bonita época en mi vida.

Nunca entendí por qué mis hermanas lo dejaron tan rápido —y sin ninguna excusa—. Cuando mis padres me dijeron que sería mejor despedirme del ballet estuve llorando por una semana. Recuerdo muy bien que días después mi grupo se iría a una competencia por primera vez, —obviamente yo no fui— pero logre verla por la televisión.

Ellas ganaron.

—Está contenta— soltó mi madre quien había llegado hace unos minutos—. Por cierto, vi a Jena— menciono haciéndome sonreír— no sabía que era la nueva profesora de Danna.

Eso último me había dejado pensando.

¿Desde cuándo mi ex grupo podía darles clases a las niñas pequeñas? ¿Me había perdido tantas cosas?

Quiero decir, sabía que los avanzados hacían eso pero.

¿Ya sería grupo avanzado?

Poco a poco las luces del teatro se apagaron dejando solo visible la tarima —cual se alumbraba por pequeñas luces de colores—

Este año el recital trataba sobre Hansel y Greter. El grupo de Danna eran pequeñas flores del bosque.

Me causaba ternura.

— ¿Crees que se equivoque? — pregunto Cands captando la atención de los demás y logrando que mi padre la mirase mal. — ¿Qué? — se encogió de hombro alzando los brazos en defensa—. Todas nos equivocamos en nuestra primera presentación.

—Yo no — Menciono Hart entrando en la conversación, al mismo tiempo que revisaba el folleto con los números de bailes— .Solo iba un poco más adelantada— sonrió ante el recuerdo—. Siempre creí que necesitaba estar en un grupo más arriba, pero Margaret…— soltó un gruñido al recordarla— Ella me odiaba. — Confeso cruzando sus piernas—. Esa anciana era demasiado molesta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.