Lo que volvio olvido

Capitulo 1: La trampa del deseo

Era la mujer más hermosa que habían visto sus ojos, no podía apartar sus ojos de ella, de sus movimientos, de el vaivén de su pequeña cintura al ritmo de la musica, era como presenciar una obra de arte en movimiento. No tuvo tiempo de reaccionar, sus piernas ya se dirigían al perfecto angel que lo tentaba en medio de la pista, que lo llamaba a gritos, le rogaba ser acariciado. Sin molestarse en decir algo la tomo de la cintura y la acerco a su cuerpo con deseo, quería que sintiera el tormento que lo había hecho sentir con bailes tan tentadores, ella no pareció molestarse, acerco mucho más su cuerpo y cuando el comenzó a besarla en el cuello, ella lo inclinó para que tuviera mejor acceso.

Toda la noche la pareja estuvo pegados uno al otro, casi como si quisieran ser uno solo, ella lo tentaba con su pequeña falta suelta y el no podía evitar imaginándose invadiendo el hermoso paraíso que escondían sus piernas, fue así por horas, dos personas que se habían atraído a si mismos, dos almas que estaban a punto de seguir un destino.

El la invitó a su departamento cuando la fiesta se acabó, ella con una sonrisa traviesa y coqueta negó su oferta, más le ofreció una mucho mejor, su tío le había heredado una pequeña cabaña a las afueras del pueblo y nadie los molestaría en un lugar así, el solo sintió su compañero retorcerse por la idea, era su aprobación. Tardaron una hora en llegar a la cabaña, en todo el camino no evitaron tocarse el uno al otro, el en más de una ocasión le propuso hacerlo en la carretera pero ella negaba con la cabeza y lo obligaba a seguir conduciendo.

Cuando ella abrió la puerta el no evitó saltarle encima, la besó con tanta pasión, jamás había deseado tanto a una persona, ella tenía una chispa que lo llamaba, algo que lo atraía a la trampa entre sus piernas. Ella reía y decía cosas que para el eran sin sentido " Sabes, me gusto volver a verte" dijo en una de sus frases, el se detuvo por un momento y la miro fijamente, recordaría muy bien si en su pasado se hubiera cruzado con alguien como ella, estaba seguro que jamás podría haberla olvidado, por un momento tuvo dudas pero al ver la coqueta sonrisa de ella todas se dispersaron. Ella le ofreció sentarse mientras ella preparaba unas bebidas, en la fiesta no habían bebido lo suficiente, el se sentó con una sonrisa triunfal, lo que se comeria esa noche sería algo de otro mundo, ella volvió después de unos minutos y le ofreció un vaso con vodka, el lo bebió de inmediato, ella le sonrió; pero está sonrisa no era como las anteriores, había un La música reverberaba en cada rincón del club, un ritmo embriagador que se filtraba en la piel y electrizaba los sentidos. Las luces parpadeaban en destellos neón, tiñendo de rojo y azul los cuerpos sudorosos que se movían en la pista.

Él no tenía intenciones de quedarse hasta tarde. Había salido por compromiso, más por rutina que por deseo, pero entonces la vio.

Era la mujer más hermosa que jamás habían contemplado sus ojos.

Sus movimientos eran una sinfonía de sensualidad y dominio, su cuerpo danzaba como si la música fuera su amante y ella supiera exactamente cómo complacerla.

Sus caderas marcaban un compás hipnótico, una provocación que encendía cada fibra de su ser. Pequeña, pero con una presencia que eclipsaba todo a su alrededor. La falda suelta rozaba sus muslos cada vez que giraba, dejando entrever la piel que él ya imaginaba explorando con sus labios.

El calor en su vientre se volvió insoportable. No pudo seguir siendo un espectador.

Sus piernas se movieron por instinto, atravesando la pista con determinación. La gente alrededor se volvía irrelevante. Solo existían ella y el deseo abrasador que lo arrastraba hacia su perdición.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, no se molestó en hablar. Sus manos se aferraron a la pequeña cintura, atrayéndola hacia su cuerpo con un ímpetu posesivo.

Mía.

Ella no se resistió. Al contrario, respondió con la misma intensidad, presionando su cuerpo contra el suyo, asegurándose de que sintiera la tortura a la que lo había sometido toda la noche.

Él bajó la cabeza y atrapó su cuello con los labios, deslizándolos por su piel caliente y perfumada. Ella inclinó la cabeza, ofreciéndose, entregándose al placer que ambos buscaban.

La tensión era insoportable.

Las horas siguientes fueron un juego de provocaciones, roces y miradas cargadas de una promesa que ambos estaban ansiosos por cumplir.

Cada risa traviesa, cada movimiento de su falda al ritmo de la música, cada caricia disfrazada de casualidad... todo era un preludio de algo inevitable.

Cuando la fiesta terminó, él no perdió el tiempo.

—Vamos a mi departamento.

Esperaba una respuesta afirmativa, pero en lugar de eso, ella sonrió con picardía, una expresión que escondía secretos.

—Tengo una idea mejor —susurró—. Mi tío me heredó una cabaña fuera del pueblo. Nadie nos molestará ahí.

Un escalofrío de anticipación recorrió su espalda. Solo de imaginarse lo que ocurriría en ese sitio apartado, su deseo se intensificó.

—Dime dónde.

El camino fue una tortura.

Ella no dejó de tocarlo, deslizaba sus manos por su muslo, su pecho, su nuca... cada roce era un recordatorio de lo que estaba a punto de suceder.

Más de una vez, él intentó detener el auto.

—Hagámoslo aquí. Ahora.

Ella rió suavemente y negó con la cabeza.

—Sé paciente. Será mejor si esperas.

Si no hubiera estado tan cegado por la lujuria, quizás habría notado algo extraño en su sonrisa.

Pero no lo hizo.

Finalmente, llegaron a la cabaña. Un lugar pequeño, rústico, rodeado de árboles altos que parecían guardar secretos.

En cuanto ella abrió la puerta, él se lanzó sobre ella.

Su boca atrapó la suya con fiereza, sus manos exploraban su cuerpo sin reservas. Ella se dejó llevar, respondiendo con la misma desesperación, con una pasión que lo volvía loco.



#272 en Thriller
#989 en Otros
#177 en Acción

En el texto hay: vengaza, final, vengaza odio y secretos

Editado: 09.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.