Lo siento...

12. TÚ SOLO CONFÍA EN MÍ

Luego de estar en alta mar por un par de semanas, Lucas y Tomás, junto al resto de la tripulación volvió a tierra para efectuar ejercicios militares como infantes de marina que eran. Eso significaba que podría hablar por teléfono con Ani y enviarse mensajes todos los días después de los entrenamientos. Estaba feliz y se le notaba. Tanto, que sus compañeros de habitación, entre ellos, Tomás, se percataron del alegre estado de ánimo de Lucas.

_Al parecer nuestro pequeño Müller está enamorado_ le dijo uno de sus camaradas.

_Cualquier hombre que ande por la vida riéndose solo, sin razón aparente, es porque esa razón tiene nombre y apellido más un par de piernas dignas de mantener el silencio_ le dijo el otro compañero ante la mirada suspicaz de Tomás, quien escuchaba en completa quietud recostado desde su cama.

_Dejen de hablar necedades. Mejor me voy a duchar antes de que se llenen los baños con idiotas como ustedes_ así fue como tomó su toalla, sus útiles de aseo, su ropa y partió a las duchas. Los otros dos charlatanes optaron por ir a la cafetería a buscar un café y Tomás decidió quedarse en la habitación pensando en lo que éstos le habían dicho a Lucas.

Estaba inmerso en sus pensamientos cuando el sonido de un mensaje llegó al celular de Lucas, que lo había olvidado encima de su cama antes de salir de la habitación. Sin una pizca de respeto y con más curiosidad que un gato, Tomás leyó el breve mensaje escrito en la pantalla del celular: “Te amo y te extraño, Ani”. De repente una ola de ira subió por todo su organismo y se sintió estúpido al entender por fin el por qué de las sonrisas sin destinatario que tenían a su “amigo” sumido en un feliz sopor.

Él pensaba que había conseguido fisurar la relación entre Lucas y “SU” Ani, porque sí, creyó que era suya y no de Lucas. Qué tonto fue al confiarse. Lucas estaba con Ani, pero se lo ocultó, seguramente por petición de ella. Pero ya no más del gentil Tomás que hubo hasta ahora. Aún tenía tiempo para reorganizar su venganza y ¡por Dios que la disfrutaría!

 

***

Ani estaba feliz. Su vida cambió de un momento a otro sin siquiera imaginarlo. Estaba enamorada de su mejor amigo y éste le correspondía. No había día en que Lucas no le enviara un mensaje de amor y ella a él. Y los fines de semana siempre había una llamada breve que les permitía expresarse los sentimientos contenidos. Lo extrañaba mucho y sabía que cada día que pasaba era uno menos que quedaba para volverlo a ver. Aunque eso también le aterraba. Sabía que en cualquier momento tendría que enfrentar a Tomás y cortar de raíz su obsesión por ella.

Tenía un plan y esperaba que no fallara. Del éxito de éste dependía la liberación de su yugo. Para ello necesitaba ser más inteligente que Tomás y jugar igual de sucio que él.

 

***

_¿Ya sabes lo que le regalarás a Ani en su cumpleaños?_ le preguntó Tomás para tantear terreno.

_Tengo una idea, pero aún no lo tengo muy claro. Apenas terminemos el entrenamiento iré a comprar su regalo. Afortunadamente tendré libre ese fin de semana para cuando sea su cumpleaños así que podré celebrar con ella sus 19 años. No serán más que un par de días, pero haré lo posible para que ella los disfrute_ le contaba muy alegre Lucas a su amigo sin saber los planes que éste tramaba por detrás.

_Podría acompañarte a comprar su regalo, así también yo aprovecho de comprarle uno, claro…siempre que quieras…_le dijo el pelinegro al rubio con un aire lastimero.

_Por supuesto que sí. Eres bienvenido a acompañarme de compras, aunque quizás te aburras. Yo soy como chica cuando se trata de vitrinear. Me tomo mi tiempo y busco hasta encontrar lo que quiero. Me conformo solo con lo mejor, más aún si es para Ani_ le dijo a pesar de que no estaba muy entusiasmado con la idea de que Tomy le acompañara. Todavía se sentía celoso por la reciente amistad entre “SU” Ani y su mejor amigo. Aunque sabía que era cuestión de tiempo para que se acostumbrara a esa relación.

 

***

Lucas y Tomás pidieron permiso para salir. Ambos habían recuperado las horas que estarían fuera haciendo trabajo extra durante toda la semana. Sin perder tiempo se dirigieron al centro comercial y empezaron el recorrido por las tiendas. Se divirtieron mucho y charlaron amenamente de muchas cosas pero siempre teniendo a Ani como centro de sus conversaciones, más Lucas cuidó que nada de lo que dijera diera a entender que tanto él como Ani estaban en una relación, tal como ella le pidió.

Las horas pasaban y aún no encontraban el “regalo perfecto”. Tomás sugirió entonces separarse ya que así tendrían la oportunidad de ganar tiempo, sugerencia que Lucas aceptó de buena gana.

Tomás no demoró mucho en encontrar un regalo para Ani. Le compró una linda pañoleta para el cuello. Le hubiera gustado un mejor regalo, pero no quería que Lucas se sintiera amenazado. No antes de tiempo. Por eso optó por algo más modesto.

Por otro lado, mientras Lucas veía los escaparates, al fin encontró lo que le regalaría a Ani. Era un hermoso vestido blanco con bordados de diferentes flores en la base de esté. El vestido traía como accesorio adicional un broche para el cabello a juego con éste y personalizado de acuerdo al nombre de la portadora. Apenas lo vio supo de inmediato que ese sería el regalo que le haría a su preciosa Ani. Entró a la tienda sin percatarse que de lejos Tomás lo observaba con cuidado, esperando para poner en marcha su plan. Había sido paciente…… muuuuuy paciente. Llevaba cultivando esa virtud, que no todos poseen, durante muchos años gracias a Ani y estaba seguro de que tarde o temprano obtendría los frutos de esa paciencia.




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