Lo último de nosotros

Capítulo 4

—Conseguiré un empleo Leen —lo dije tan alto como mis pensamientos me lo permitían, Leen se giró a verme.

—¿Estas segura? —pregunta dudosa —, a veces tienes tareas bastante pesadas Nina y te desvelas por hacerlas, un empleo es una cosa... una cosa seria Nin - agrega afligida

—Lo sé, pero no tengo otra opción —me aviento al sillón en cuanto cruzamos la puerta y jugueteo con el cierre de mi chamarra —, cada vez piden más materiales y tengo que esforzarme tanto para no echar a perder mis maquetas y no tener que desperdiciar el material —suspire— y no puedes pagarme el pasaje siempre Leen

—¡Por dios Nin! Son solo unas cuantas monedas, tranquila —suelta mientras se deja caer junto a mí.

—Pero de moneda en moneda te terminare debiendo la vida entera —bromeo a lo que Leen ríe —. Pero enserio, necesito hacerlo, mis papás hacen tanto esfuerzo por pagarme la universidad que un esfuerzo extra de mi parte no me matara —finalizo.

—Y... ¿Dónde piensas conseguir trabajo?

—Aún no lo sé, apenas hoy he decidido que buscaría un empleo —suspiro —. Te parece sí de una vez vamos a comprar lo que haga falta, hoy es miércoles y apuesto que mamá querrá hacer una vídeo llamada e insistir que le enseñe la alacena —Leen suelta una risa escandalosa

Y no era broma, mamá ya me había hecho mostrarle la alacena un par de veces y cuando lo hice, si, efectivamente no teníamos suficientes cosas por lo que mamá tardo media hora en sermonearme acerca de tener más cuidado en mi alimentación sí no ella tendría que estar sobre mi todo el tiempo cosa que sinceramente no me parecía agradable.

—¡Vamos pues! —dice animada, deja caer un manotazo en mi pierna y se levanta de un salto.

...

Por la mañana decido dedicar un poco más de tiempo en mi arreglo personal, fuera el empleo que encontrara quería dar una buena impresión, por lo que acomodo mi blusa dentro de mis jeans, cepillo mi cabello y pongo un poco de maquillaje en mi cara, algo de polvo y rímel nada extravagante.

—Porque tengo las pestañas tan pequeñas —chillo mientras aplico el producto en ellas.

Salgo de mi habitación con dirección a la cocina, Leen se tuvo que ir más temprano para repasar unos apuntes para una prueba que tenía hoy, así que no quedaba de otra más que desayunar sola. Tomo la caja de cereales de la alacena, misma que sigue cerrada por lo que deduzco que Leen no había tomado alimentos antes de irse.

No pierdo tiempo a la hora de comer el cereal, lo trago sin haber masticado completamente e incluso la leche corre por las comisuras de mi boca, ya he mirado un par de veces mi blusa para ver si no la he manchado y pesar de no haberlo hecho no hago nada por comer el plato de cereal decentemente. Me siento nerviosa y aunque tengo tiempo de sobra no puedo hacer las cosas más lentas, el ligero dolor de estómago que tengo lo reconozco bien, estoy ansiosa. Cuando termino llevo mi plato y pongo agua en el para que no se peguen los restos de cereal al plato. De una cesta tomo una naranja para después y de una cajita de Té's busco la bolsita de chile en polvo que había guardado ahí antes. Camino hasta el sanitario para lavarme los dientes y darme una última mirada frente al espejo. Aliso mi cabello con las manos y acomodo esos cabellos que recién van creciendo. Le sonrío a mi reflejo como si este fuera otra persona. Todo se mira bastante decente a excepción de mis labios que lucen resecos. Abro la caja del espejo y busco la vaselina para untarme un poco en los labios, al cerrarla para ocupar el espejo de nuevo, la miro. Ahí estaba, justo como había soñado

Era yo, pero no lucia como...yo.

Mi piel se eriza, siento como aprieto la mandíbula con fuerza, no dejo de observar. Su o mi cabello es más lacio y largo de lo que es ahora, el reflejo de la persona idéntica a mí me mira sin expresión alguna y no sé si lo que empiezo a sentir es impresión o terror. Ni siquiera respiro normal, tomo pequeñas aspiraciones por la nariz y mi caja torácica apenas se expande debido a las al poco aire que entra por mis fosas nasales. Una pesadez se asienta en mis hombros y de repente parece que me he vuelto de piedra.

—¿Pero qué demonios? —susurro sin quitarle la vista de encima al reflejo, sus labios no se movieron cuando yo hable, sin embargo, parece haberme escuchado porque ladea su cabeza observándome con un poco de concentración, puedo ver su ceño fruncirse lentamente y de verdad esto comienza a paniquearme, es irreal, sacado de una película de terror en donde en cualquier momento el reflejo saldrá del marco del espejo y me atacara, porque eso pasa ¿no? O ¿solo salen de los televisores?, me llevo las manos a mis ojos mientras los cierro fuerte, no tengo una pizca de valentía para volver a abrirlos, comienzo a tomar aire esta vez a bocanadas, estoy muy malditamente asustada.



#42055 en Novela romántica
#10792 en Joven Adulto

En el texto hay: chicklit, romance, drama juvenil

Editado: 16.07.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.