Doy un respingo asustada y doy unos pasos rápidos atrás, estaba casi al borde de las escaleras antes de que me tomaran del brazo. Justo enfrente del departamento de la señora Millyneth. Miro a la anciana que se encuentra ahora frente a mí y ella frunce su ceño y deja ir mi brazo. No me pasa desapercibido su cabello suelto y blanco; siempre lo lleva recogido completamente. Un chal de color crema la protege del fresco de la noche. Y sus lentes cuelgan en su pecho por una tira atada a su cuello.
—¿Que viste? —suelta de la nada, regreso mi mirada a su rostro y la anciana ladea su cabeza y relaja su mirada, su expresión se había convertido en una maternal y no sabia si eso era una buena señal.
—Yo... no sé qué hago aquí afuera —remojo mis labios y miro a la señora Millyneth.
Mientras soñaba me salí del departamento, eso me heló la espalda, jamás había caminado dormida.
—Creo que soy sonámbula —musito mirando al suelo
—Oh cariño, tú no eres sonámbula —se acerca a mí y coloca sus manos sobre mis hombros —¿Qué viste Nina? —alzo la mirada y la fijo en sus ojos, la rareza de su pregunta me sorprende un poco —, Vamos niña, dime —anima la anciana.
—¿A qué se refiere? ¿Qué vi? —pregunto de vuelta, ella solo suspira y me mira enternecida
—Eso tienes que decírmelo tu pequeña, ¿con quien estuviste hoy? —pregunta casual
—Con nadie yo...no estuve con nadie —sus preguntas comienzan a extrañarme aún más, no sé si alguna de las dos aquí esta hablando con sentido. Quizá sigo soñando porque estoy sosteniendo una muy extraña conversación con la señora Millyneth
—Nina ponme atención niña —soba mis brazos de arriba abajo y me mira fijamente, sin embargo, no encuentro ni pizca de esa señora con mirada incomoda que he conocido desde que me mude a este lugar. Esta señora Millyneth tiene mirada tierna y me está sobando los brazos. Esta no es la señora del quinto ojo que conozco —¿Cuántas vidas has visto? —ella me mira curiosa y hasta cierto punto con empatía ¿Qué está pasando?
—¿De qué me está hablando? —me siento lenta, ni siquiera sé si estoy consciente en mi 100%, no entiendo que me pregunta y mucho menos entiendo por que estamos hablando.
—Ven, hace frió, vamos te invito un tecito —me guía poniendo una mano en mi espalda y girándome a donde su puerta se encuentra abierta y. Un poco de pánico me invade y me pongo rígida.
—Creo que no es necesario —balbuceo algo rápido separándome de su brazo —, será mejor que regrese a dormir —doy unos pasos en dirección a mi puerta y me quedo quieta —, no me gustaría incomodarla —termino, tratando de no sonar grosera, pero es que en realidad no me daba confianza, era mi vecina, pero de ahí a que la conociera o tuviéramos una amistad... no lo creo.
—Está bien pequeña, ven a platicar conmigo cuando lo necesites —Responde a un amable y estuve a 3 segundos de que mi mandíbula cayera hasta el suelo de la sorpresa. ¿Me había invitado a platicar con ella? ¿Pero qué mundo paralelo es este?, la anciana me mira y sonríe, se encamina a su puerta y sin mirarme de nuevo la cierra tras ella.
Camino lo que queda a mi departamento y la puerta sigue abierta, tenemos la costumbre de cerrar con llave por la noche, ¿acaso se nos olvidó? Me apresuro a entrar y al tomar la puerta noto las llaves pegadas a la cerradura desde adentro, yo abrí la puerta.
—¿Nina? —leen aparece por el pasillo que dirige a los cuartos y con sus ojos somnolientos, pero a la vez alerta, me miran de arriba abajo— ¿Qué pasa? ¿a dónde vas? —se queda quieta en su lugar y espera por mi respuesta
—Yo... me salí dormida —suelto incluso sonando un poco como pregunta, por que hasta este momento sigo sin creer que yo tome las llaves, quite el seguro y salí.
—¿Cómo que te saliste dormida? —incrédula Leen se acerca unos pasos más a mi —Tú no eres sonámbula Nin – asegura
—Lo sé —empujo la puerta para cerrarla y me aseguro de ponerle seguro y quitar las llaves —, solo que no estoy segura como es que llegue afuera —me giro a ver a Leen y me asusta lo que estoy a punto de decir —. No lo recuerdo