Loba Hibrida

CAPITULO 3

3

NADA DE ESO A MI ME INCUMBE.

Iker Sanvert.

Tener la capacidad de callar de un solo golpe a todos a tu alrededor y tener al menos un minuto de paz; eso sería excelente, pero estuviera marcando mi propia sentencia de nuevo. Aunque haga oídos sordos, el bullicio de las bestias no deja despejar la mente.

Abro mis alas y me elevo a la rama más alta del árbol, me acuno entre ellas y me sumerjo en el pensamiento infinito. Como desearía volver de nuevo a mi lugar natal y estar en las habitaciones reales en silencio pulcro, pero no solo por meter la pata en el hoyo más grande, acabe aquí.

__ Hey Akiva, ¿sabes la tendencia de hoy? __ La voz de la chica que está empeñada a que socialice con ellos sí es muy irritante. Suspiro con pesadez y dejo que hable sin prestarle atención. __ Akiva, maldita sea, esto te va a interesar, lo juro.

Aprendí la última vez que a ella no se le puede ignorar mucho tiempo si no quieres que te saque los ojos de un cabezazo. Desenvolví un ala de mi cuerpo y la miré con toda la paciencia que el inframundo me pueda otorgar. En fin de cuentas, nada de eso a mí me incumbe.

__ Todos tenemos la posibilidad de que tengamos en dos días una ama, ¡no crees que eso es fabuloso! __ Por el mismo Satanás y no de la serie de Netflix, esta chica debe de estar jodiendome.

Tener una dueña. Eso no puede sucederme a mí y aclaro porque no pertenezco aquí.

Miró de nuevo y sí está feliz como la maldita lombriz; su cabello corto rojizo café está peinado en ambos lados, sus cuernos que forman medio círculo dejando ver su rostro fino y delicado. Su tenue color de piel bronceada le asienta bien; sus piernas peludas por los vellos de su especie combinan a la perfección con sus pezuñas negras y su cola corta. Aun no entiendo el beneficio de su collar de colmillos de algún animal exótico que rodea su cuello. Su mini vestido verde jade de aberturas a los costados deja que sus caderas parejas se vean. Sus guantes sin dedos de cuero protegen los nudillos a la hora de pelear, aunque siempre tiene pomada y medicinas en su bolso en la cintura.

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Solo me envuelvo en mi ala y dejo que refunfuña como una niña; solo para compartir su información vino desde el otro cuadrilátero. Siento que no está en el ambiente y dejo que mi poder pueda explorar por los alrededores.

Al principio no podía manifestar mi poder al máximo, pero ahora sé que puedo desprender mi alma de mi cuerpo por el tiempo que defina. Pero aún tengo retenido más de la mitad de mis habilidades y fuerzas. Solo por hacer algo que mi conciencia oscura pretende ser lo correcto.

Después de 500 años sigo pensando que lo que hice fue lo correcto y mis castigos son solo un daño colateral. Miro al cielo reluciente y dejo que mi mente despoje los pecados que fui acumulando por mi vida miserable.

__ Si volviera al inframundo y vieran en qué me he convertido, seguro me aballasarian por completo __ escupí con ironía; al ver que la ciudad que pensaron que era un mito es mi residencia eterna, vuelvo a mi cuerpo, pero no dejo de ver que este lugar tiene una vista excelente.

__ Creo que ya sabes las buenas nuevas, Iker.

Me libre de una de las criaturas míticas y debo toparme con la dueña del lugar; creo que estoy pagando más de la cuenta. Si sabía que andaba por aquí, me quedaba mirando más el paisaje.

__ El sarcasmo está sobrevalorado __ contestó a su ironía. Nimue es más que consciente de sus palabras; sabe mejor que nadie que a mí no me pueden adoptar porque no soy una bestia mítica sino del inframundo.

__ ¿Quién quita que las llamas del averno te elija? __ la miro intrigado, pero ella no me mira a mi __ pero sería mejor que una bestia domada y sin malicia sea elegida; eso sería lo más prudente. Te vuelvo a decir que no uses esa habilidad, hay criaturas que sí pueden verte y no queremos dar explicaciones de cómo y porque los puedes hacer.

__ Si lo sabes, no me lo digas. En fin de cuenta, no pertenezco aquí.

Me envuelvo con mis alas; ciento que su presencia ha dejado el lugar y dejó escapar un suspiro largo. Ya es de noche, otro día ha pasado que estoy aquí. Aún me falta una eternidad para salir de este lugar; creo que jamás me acostumbraré al bullicio y locura que brinda Camelot.




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