Loba Hibrida

CAPITULO 10

10

VAMPIRESA, VAMPIRESA.

Itziar Valois

No negaré que mis manos están sudando. Tengo dificultad para pasar la saliva en mi garganta; mi equilibrio es fatal. Soy un manojo de nervios… Estoy realmente asustada… Moriré, y seré una vampiresa; no cabe duda que ahora me estoy muriendo, pero de miedo.

Jamás pensé que para ser una vampiresa debería morir, qué irónico… Porque nadie me había dicho eso, pensaron que jamás me interesaría por la sangre que contenía mi madre.

En serio, nunca pasó por mi cabeza que el primer día con mi bestia mítica sería una locura de este calibre, bueno. ¿Qué puedo decir? Mi vida es realmente una montaña rusa; nunca se sabe que se puede venir.

La valentía que tenía hace 5 minutos se ha reducido a solo un recuerdo heroico, pero todo miedo y angustia se fueron cuando vi a mi hermano inconsciente… Dejaré de respirar por algún tiempo; si eso ayuda a mi hermano, lo haré. Él es alguien que quiero y protejo hace años, cuando aún era humana, y ahora como un ser sobrenatural.

__ Cuánto tiempo estaré muerta.

__ 2 a 3 horas __ contesta mi tío.

Su semblante me indica que no lo haga; sé porque no quiere que me arriesgue. Soy la única con poder suficiente como para detener a cualquiera que venga, y lo más importante, este no es el mejor momento para convertirme en vampiro, pero no hay más solución. Es necesario que mi hermano vuelva a sus cabales, y no importa cual sea el medio; yo haré lo que sea.

__ Si ese es el caso, debo hacer esto. __ Camino donde Kahel y me inclino quedando a su altura. Beso su frente susurrando un hechizo…

__ ¿Qué hiciste, sabes que no cualquier magia puedes usar con él, y menos la magia que tú posees? __ Veo que se preocupa; yo también actuaría de ese modo si no supiera que le han hecho a Kahel.

__ No te preocupes, no use la magia que me caracteriza; solo enfatize el hechizo de sangre que nos vincula a Kahel y a mí; eso le permitirá estar dormido el tiempo suficiente para que yo despierte.

Me levanto y seco mis manos en mi pantalón; los nervios me están haciendo sudar; tranquilizate, pienso, debo hacer esto por mi hermano; no quiero que sufra cuando se despierte; quiero que vuelva a la normalidad y eso implica que yo me muera.

__ Hay que hacerlo, no hay que perder el tiempo __ anuncio, mi voz suena firme, pero mi mente está que tiembla.

Este no es cualquier ritual sino mi muerte. Dejo de parlotear y ordeno mis pensamientos. Meneó mi cabeza y sonrió de lado; ya lo decidí… Morire.

__ ¿Dónde será el lugar de mi fallecimiento? __ pregunto.

__ Donde tú quieras, solo necesitamos una estaca y mucha discreción.

En algo estoy de acuerdo con mi tío; no sé quién era el que espiaba a Sebastián y a mí en la biblioteca hace un rato. No puedo dejar que alguien se entere de lo que voy a hacer.

__ Ok __ hago aparecer una estaca y se la entrego a mi tío.

Observó de reojo que el chico que es mi bestia mítica está atento a cada movimiento; no he intercambiado ni una sola palabra adecuada con él desde que salimos de Camelot y justo ahora me verá como me matan, vaya día.

__ Estás segura, no solo tendrás magia vampírica, sino que jamás volverás a sentir gusto por la comida que degustamos antes; solo querás tomar sangre; en ocasiones la tentación del hambre puede nublarte y herir a personas que quieres.

__ Lo único nublado que veo, Tio, es no saber a qué hora podré sacar la magia del cuerpo de mi hermano. No eres el único que está preocupado. Tengo miedo; los nervios no me dejan ni formular bien una oración; te suplico que dejen de prolongarlo y lo hagas rápido, por favor.

Asiente, deja a Kahel acostado en la cama, recoge la estaca y me mira con ilusión de que cambie de opinión; sé que mi rostro le indica que eso no pasará. Se acerca donde mío y posiciona la estaca justo al frente de mi corazón. Toda la valentía está derrumbándose, respiro para tranquilizarme.

__ Hubiera preferido que te convirtieras en vampiresa en otro momento, pero si tú insistes; no soy nadie para negarlo __ asiento y doy crédito a sus palabras.

Lentamente introduce el pedazo de madera; mi sistema de autodefensa me indica que lo empuje, pero la verdad es que dejo que termine de incrustarme la estaca. Morir por una estaca es sentir que tu corazón es apuñalado por un objeto frío y dañino; sentir el aire helado colarse por tus mejillas. A cada respiración que se hace más pesada y tu subconsciente no responde, tus párpados hacen lo único que se espera, cerrarse.

Las palabras no salen de mi boca, mi cuerpo no responde, mi sangre se demora en circular y finalmente mi corazón se detiene, lo que indica que mi muerte llegó.

Un comienzo inmortal, agarrada de la mano de sangre de licántropo y maga, hoy me convertí en la tri-hibrido que algunos querían ver muerta.




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