Capítulo 25
Julieta
Miro a Alexander sorprendido, ¿Ariel?
- ¿No era que esta semana le tocaba a Ada?- Pregunto riéndome, estaba al borde de un ataqué de histeria.
- Claro, Ada lo tenía esta semana.- Dice mirando hacia la puerta, acaricio por acto de reflejo, su espalda desnuda.
Ariel volvió a tocar la puerta y a gritar "Papa, podes venir a abrir la puerta”
- ¿Qué hago? –Me pregunto confundido, el pobre estaba en shock y debía ser yo quien lo sacara de este apuro.
- Dale cámbiate, vas y abrís la puerta.- Le ordeno.
El me miro como si estuviera loca, creo que lo estoy pero que otra opción me queda.
- ¿Lo dices de verdad?-Pregunto mirándome como si estuviera loca.
- Si, dale move el culo.
Alexander se cambió rápido, con un short azul y una remera blanca lisa, que supongo que sería su pijama. Yo por mi lado busque mi ropa y me cambie lo más rápido que pude, saque todas las cosas que pueden dar indicios de que estuve aquí.
Recogí mi tanga, y mis tacones (Cuanta cantidad de ropa). Escucho como Ariel entra y saluda con felicidad a su padre.
La vos de mi amiga se escucha al fondo.
No puedo evitar sentirme mal, me estoy acostando con su ex y lo peor, me enamore de él.
Escucho la pequeña y dulce vos de Ariel dirigiendo se a la pies a de su padre.
Rápidamente tomo mis cosas y me meto al ropero. El karma está actuando, esto me gano por enamorarme.
Alexander
No entiendo por qué Ariel está aquí, no es que me moleste que este hijo. Pero justamente ahora no es un buen momento.
Abro la puerta y mi pequeño entra corriendo como un rayo. Traía una remera azul que le regale hace unas semanas y una gorra de Boca, seguramente comprada por Carlos.
- Papi, que dormilón que sos.-Se me burla mi hijo.
- Bueno hijo, para ser sinceros hoy no te esperaba.- Digo alzando lo y dándole un beso.
- Te sorprendí ¿O no?- Pregunto con una sonrisa de oreja a oreja.
- Claro pequeño.- Le respondo.
Veo a Ada parada en la puerta, la invito a pasar, debo admitir que me siento incomodo me estoy acostando con su mejor amiga en el mundo y para colmo estoy enamorado de esa pelirroja.
- Hola Alex, buenos días.- Me saluda con una sonrisa.
-Buenos días Ada, qué raro verlos hoy.- Dije riendo.
- Si, es que Ariel quería venir a saludarte, dice que no te quiere dejar mucho tiempo solo.- Habla apenada.
Miro con mucho amor a mi hijo.
- ¿Eso es verdad Ariel?- Le pregunto riendo.
- SIP, papi yo quiero que estés feliz y no solito solin.- Dice con un puchero.
Ada y yo nos reímos. Qué lindo es a ver criado a un niño tan dulce ya amoroso.
Que a pesar de su corta edad se está preocupado por su papa.
-Hijo, si te tengo a vos .Solo no voy a estar nunca.- Le digo con una sonrisa.
Escucho a alguien llorar y veo a Ada, tiene los ojos rojos y con algunas lágrimas.
- ¿Qué pasa?-Pregunto preocupado. Me acerco a ella y la abrazo, intentando consolarla.
- Es que ambos son tan tiernos y lindos y... y....- Ella seguía llorando ¿Qué le pasa?
Nos miramos con Ariel y ambos pensábamos lo mismo " Son raras las mujeres”. La abrazamos mientras llora y nos dice que está orgullosa de nosotros.
-Disculpen me , es que el embarazo me pone así. – Dice secándose las lagrimas.
- Bueno, tranquilízate y respira.- Le digo.
- Bien hijo, saludaste a tu papa y viste que está bien.- Dice Ada, acariciando la mejilla de mi hijo.- ¿Necesitas algo más?
Pregunto Ada, Ariel se bajó de mis brazos.
- Si, me olvide las zapatillas en la pieza de papa.- Dice el pequeño. Mi corazón se acelera cuando veo a Ariel, corriendo hasta mi pieza.
En lo único que pienso es que va a ver a Julieta, desnuda. Si la ve así no me va a quedar de otra, que contar la verdad sobre nosotros.
Llego a la pieza junto a Ariel, limpia la ropa acomodada y ni rastro de Julieta.
-¿Que rayos?- Pregunto alarmado.
- ¿Que pasa papi?- Pregunta con inocencia. Miro a Ariel.
- Nada, busca tus zapatillas.-Dije mirando la habitación con desconfianza.
Ariel va abajo de la cama y encuentra su tenis rojo.
- Acá están papa.- Canta victorioso m niño. Respiro hondo el peligro ya había pasado.
Hasta que un " Achís" suena desde el ropero.
¡Mierda!
- ¿Papa escuchaste eso?- Me pregunto Ariel.
- No, ¿Qué cosa?- Pregunte haciéndome el tonto.
-Sonó como un gato enfermo.- Dice el pequeño.
Me empiezo a reír, hasta quedarme sin aire. Julieta estornuda como gato enfermo, ay Dios mío. Como le voy a hacer bullying.
-La verdad no escuche nada, lo mejor es que vamos con tu mama y no la hagamos esperar.
- Si tienes razón, esto de otro bebe la vuelve loca .Siempre está comiendo y llorando por todo.- Se queja mi hijo.
- ¿Enserio?- Le pregunto riendo me.
- Si papa, todos los días, encima llego tarde siempre al jardín .Por que se duerme y encima ronca y le echa la culpa a papa Carlos.
Este hijo mío, parece todo un hombrecito quejando se.
- Bueno, pero tenés que entenderla ella ahora esta sensible.- Trato de defenderla.
- Sensible los ladrillos de lego.- Vocifero.
- Que son esa palabrotas, ahora vamos.-Lo regaño.
Entre quejas vamos con Ada, quien me saluda y me dice que puedo ir a visitarlo cuando quiera, por que como ya se esta semana le toca a ella estar con Ariel.
Al cerrar la puerta suspiro
¡Casi!
***
Me siento en la mesa junto a los cafés y a las magdalenas para desayunar con Julieta.
- Hoy casi nos pillan.- Digo con una sonrisa. Ella sonríe, y me besa en los labios.