Capítulo 41
#Extraparte1.
Julieta.
Me miro al espejo por décima vez. Intente hacer algo nuevo con mi pelo, me corte un flequillo recto a la altura de mis cejas e hice un pequeño corte de cabello, a la altura de los hombros.
Necesitaba un cambio después de todo lo vivido.
Acomodo mi vestido negro, fijándome que esté completamente liso. No sé por qué estoy tan nervios, solo me veré con Ada.
Después de hacer la denuncia, estuve varios días intentando tomar valor para hablar con mi mejor amiga. No la eh visto ni a ella ni a mis sobrinos.
Yo sé que ella sabe mi relación con Alexander, el mismo me lo dijo. Hasta dijo que ella lo tomo bien.
Pero somos como hermanas y nos contábamos todo. Y le oculte algo verdaderamente importante.
Voy hacia la sala de estar y dejo acomodado él te con galletas y medialunas, las favoritas de mi amiga. Deje margaritas por todos lados, ya que Carlos me comento que su aroma logra calmarla y relajarla.
Alexander quería acompañarme en mi charla con Ada, pero le dije que es algo que tengo que hacer sola.
Golpean la puerta de manera suave, seco el sudor de las palmas de mis manos, en el lindo vestido nuevo. Camino con nerviosismos hasta la puerta. Respiro y me sereno, abro la puerta con una gran sonrisa.
Al abrir por completo la puerta encuentro a una hermosa chica, algo más bajita que yo. Sus enormes ojos verdes me miran con dulzura, su cabello castaño estaba atado en una hermosa trenza, su panza cada día está más grande y hermosa.
Siento mis ojos llenarse de lágrimas, siento como si el mundo volviera a tener color. Creo que no podría estar tanto tiempo separada de mi amiga.
Ella no lo duda y se lanza a mis brazos.
-Ada.-Sollozo con alegría.
-Julieta. -Dice con la misma emoción que yo.
Nos abrazamos con fuerza, con amor y cariño. No puedo creer que casi deje de estar en el mismo que ella.
Recuerdo cuando la conocí, recuerdo cuando decidí hacerme amiga de esa tímida chica nueva. Y desde ahí todo fue bellísimo, no sé qué sería mi vida sin mi mejor amiga.
- No puedo creer que ese idiota tratara de hacerte daño.-Solloza.- Cuando desapareciste, sentía que perdía una mitad de mi alma. Julieta no entiendes que sos mi hermana, mi otra mitad. Mi persona.-Dice separándose de mí. Estaba llorando, sus ojos verdes estaban rojos y su mirada mostraba melancolía, nostalgia, amor y una ira casi imperceptible..
- Mi constante en un mundo de variables.-Digo de forma dulce.- Perdona me, por haberte ocultado mi relación con Alexander. Perdón por no ser buena amiga…
-Tu misma lo dijiste. Mala amiga.-Dice de forma acusatoria apuntándome con el dedo.-No es nada lindo saber que tu amiga había encontrado el amor, después de sufrir tanto. Y encima nunca me lo dijiste.-Contesta furiosa dando un paso atrás.
- Es que pensé…
-Es que nada Julieta Villagrán.-Dice enojada. Me encojo en mi lugar, nada más peligroso que una embarazada enojada.-. Yo no sabía que pensar cuando encontré a Alexander en tu departamento con lo que sería un cena romántica. Dios, ustedes dos son unas de las personas que más amo en este mundo. El por ser el padre de mi hijo y por demostrarme que es buena persona y vos por ser mi hermana y mejor amiga. Yo me alegro tanto por ustedes, creo que no hay nadie mejor para ser tú pareja que él.-Dice apoyando sus manitas en mis hombros.
Me quedo mirándola anonada. No sabía que decir, mi amiga me había dejado sin palabras.
¿Ella estaba de acuerdo con todo esto? Ella quería que estuviéramos juntos.
-¿Eso quiere decir que lo apruebas?-Pregunte mirándola.
Ella rueda los ojos y me abraza.
-Si.-Responde.- Yo solo quiero que seas feliz y si él es el que causa ese brillo en los ojos. ¿Por qué estaría mal?-Pregunta con una sonrisa.
-¿Entonces no estas enojada?-Pregunte.
Ella dejo de lado su sonrisa y me miro con una cara seria, la cual daba miedo.
-Claro que estoy molesta. No me lo dijiste, me tenía que contar todo.-Dice cruzándose de brazos como niña pequeña.- Y también estoy molesta porque me tienes acá parada y estos zapatos me hacen doler los pies.
Miro a mi amiga y tenía puestos unas sandalias de tacón bajo, pero sus tobillos estaban hinchados. Dios, que descuidada que soy.
-Perdóname por todo.-Digo haciendo un puchero.- Ven te prepare algo.
La llevo de la mano hasta la sala de estar. La cual se ve hermosa con tantas flores.
Mi amiga suelta un grito de felicidad y me abraza fuerte.
-Trajiste medialunas y margaritas.-Chilla en mi oído.-Te amo, y te perdono.
Ella sale dispara al sillón a comer una medialuna. Yo solo suelto una carcajada feliz.
-Ahora cuéntame lo todo. ¿Dónde comenzó? ¿Cuándo? ¿Quién beso primero?¿ Primer lugar intimo? ¿Quién dijo el primer te amo? Todo cuéntamelo
Me senté al lado de ella y comencé a relatarte toda nuestra loca y apasionada historia. Ella me escuchaba atenta y feliz.
Me di cuenta que en el mundo hay dos tipos de amistades. Las verdaderas y las hipócritas. Las hipócritas son aquellas que se visten con la piel de oveja, pero en realidad son lobos disfrazados. Se hacen pasar por pensar que te escuchan, dicen quererte y hasta te aconsejan. Pero la verdad solo está ahí para hacerte daño ya sea por celos o envidia. Algo así es lo que paso con Ariana. Ella decidió ser cómplice de alguien que quería hacerme daño y todo por celos.
Por otro lado las amigas verdaderas, son aquellas que están. Son esas personas constantes, que no importa si no hablan tan seguido o no se ven siempre. Pero sabes que podes contar con ellos. Ada es mi amiga verdadera, mi hermana, mi persona.
Sin duda tuve suerte de haberla conocido y estoy feliz de que ella me deje formar parte de su vida.