Epilogo.
Diez años después.
Julieta
- ! Apura te Alexander ¡ -Le grito desde la cocina .- Ya estamos llegando diez minutos tardes.-Le reprendo.
Busco mi celular y veo las tres llamadas perdidas y más de veinticinco mensajes de mi mejor amiga Ada. Seguro está molesta porqué estamos llegando tarde.
- ¡Alexander ¡ Ada nos va a matar si llegamos tarde.-Le recuerdo, ya que cuando llegamos tarde a la comunión de Catherine casi nos despelleja vivos.
- Lo se amor, pero Orne no coopera en ponerse su vestido.- Grito desde la recámara de la niña. Ruedo los ojos, a ese hombre le hace falta ser más firme con la niña. Veo al sillón en donde mi hijo Pablo juega con su Tablet sin prestarle atención a nada más.
- Pablo ya deja ese juego. - Le digo acercando me a él y revolviendo su pelo oscuro .Es igual a su padre y muy parecido a su hermano Ariel. Cuando comparamos fotos de los tres a la edad de nueve años casi diez. Son exactamente iguales.
- No mami. - Dice mientras sigue jugando .Increíble solo tiene nueve años y ya me dice que no, no me imagino que será cuando sea adolescente.
- Dale, no me hagas que le diga a tu hermana. – Lo amenace, sé que avecés mi pequeña puede ser muy aterradora cuando Pablo hace algo incorrecto. Muchas veces es mejor que yo para castigarlo.
El pequeño Pablo me mira horrorizado.- Eres mala mami.- Dice y deja de jugar dejando su Tablet sobre el sillón.
-Buena elección.
- ¿Mi hermana y papi? - Dice mientras me toma de la mano.
-En el cuarto de tu hermana.
Ambos nos dirigimos al cuarto de Ornella. Aunque mis hijos son mellizos son muy diferente mientras Pablo tiene el cabello oscuro, Orne tiene el cabello rizado y pelirrojo. Pero ambos comparten el tono azul en sus ojos.
- Alex, se nos hizo tarde apúrate. –Le vuelvo a decir, mientras veo como corre por todo el cuarto a nuestra hija .Quien no se quiere poner un moño rosa en la cabeza.
- ¿Quieres ponerle tú el moño?- Pregunta Alexander sin aire.
- Cada día se nota lo viejo que estas.-Me burlo.
Me acerco a mi hija, pero antes de agachar me a buscar el moño .Alex me da vuelta y me pega frente a frente a él. Sus manos se adhieren a mi cintura y su boca queda a centímetros de la mía.
- ¿Como que soy viejo?- Pregunta en tono seductor.-¿Acaso no te acuerdas de como mantenía el ritmo anoche?
Yo cruzo mis brazos en su cuello y uno nuestras narices de forma tierna.
- SIP, eres viejo.-Contesto.- Él viejo más sexy del mundo. – Susurro bajito, pego mis labios a los suyos. El me aprieta más a él, haciendo me reír.
- Veras que tan viejo soy a la noche.-Dice mientras una mano traviesa se mete por debajo de mi blusa.
-Me gusta cuando te pones salvaje.
Ambos nos reímos, la última vez que fue salvaje. Quede esposada a mi cama semi desnuda y con cerrajero intentando abrir la esposa. El me suelta y mira a Pablo.
- Ven campeón, vamos al auto y cuando tu hermana y tu mami estén listas nos vamos.
- Si papi.
Veo como Pablo y Alex se van hacia el auto, miro a mi pequeña princesa.
- ¿Que ocurre Orne? ¿Por qué no quieres el moño? - Le pregunto.
- No me gusta a mí, odio esos horribles moños.- Dice cruzando los brazos y sus cachetes están rojos de lo enojada que estaba.
- Que te parece si Te hago una hermosa trenza, en vez del moño.-Le comento esperando que acepte.
- ! Si me gusta la idea!
Busco en los cajones unas chulas color cereza y un peine. Las siento en la cama y con delicadeza procedo a hacerle una trenza cocida. Mi niña tiene un sentido de la moda único, no le gusta vestirse como las demás niñas. Ella usa lo que le gusta, avecés me duele que no quiera usar moños o binchas con flores ya que se veri amas hermosa de lo que es.
-Ya quedaste más hermosa de lo que sos.-Digo haciendo que ella se mire en un espejo. Es tan perfecta.
- Gracias mami, estoy muy linda.-Dice tomando mi mano. Juntas vamos al auto en donde los chicos nos esperan.
Al subir al auto Alex la mira.- Te ves hermosa princesa. - dice.
- No papi princesa no, Doctora.- Dice mi pequeña , lo que nos hace reír .Orne desde los dos años que dice que va a ser doctora y se enoja cuando su padre le dice princesa .
- Bueno, te ves hermosa mi futura doctora.- Le dice Alex.
- Que papa tan consentidor.-Digo riendo.
- Y sí, soy su padre la tengo que consentir.
- Pero no demasiado cariño.
***
Llegamos a la nueva casa de Ada, luego de Catherine se dio cuenta de que necesitaban más espacio, en donde se celebra el cumpleaños número 16 de mi hermoso sobrino Ariel.
Bajamos del auto todos juntos. La calle está llena de autos, seguro de los amigos de Ariel.
Y desde afuera de la casa se escucha la música a todo volumen.
- Ni entre y ya me duelen los oídos.- Se queja Alex.
- Eres viejo cariño.-Le recuerdo.
Alex rueda los ojos y toca el timbre. En unos segundos nos habré la puerta mi mejor amiga. Al vernos pegamos un chillido de felicidad ambas.
- Llegaron.-Grito y se me tiro encima para abrazarme.
La recibo con gusto, hace unas semanas que no nos vemos. Pero parecen que fueran años.
Nos miramos una a la otra.
-Esta divina colorada.-Me dice mirándome de arriba abajo.
Yo la miro a ella, está un poco más rellena desde la última vez que nos vimos. Dejando ver una hermosa mujer curvilínea. Se veía hermosa sin ninguna arruga o canas a la vista.
- Vos mujer, estas hermosa. No parece que tuvieras un hijo de dieciséis.
Ella ve a mis hijos y los alza a los dos juntos como si fueran unos ositos. - Mis amores.- grita.- No pueden ser tan bellos los amo y los extrañaba tanto.- Los abraza y los llena de besos .No hace falta aclarar que la madrina de ambos niños era ella.