Loco por ti

Capítulo 3: Levanta la cara (El Chojín)

-Laura, me alegro de verte, ¿Cómo estas?- preguntó Anel y dio un beso en la mejilla de Laura

-Estoy mejor, aunque mi cicatriz es horrible- dijo mientras se sentaba en la mesa del restaurante

-Yo creo que es linda- dijo mientras se sentaba frente a Laura

-A Eduardo también le gusto, debo de encontrar un peinado para ocultarla, no quiero salir a la calle con ella-

-¿Eduardo?-

-Sí, mi amigo, se fue a la guerra y ya regresó-

-¿Regresó?-

-Sí, antes e irse me prometió que regresaría y cumplió su promesa-

-Ya veo, me alegro que haya vuelto, espero conocerlo-

-Él te podría dibujar, es una gran artista, de hecho, ahora está pintando un gran cuadro, aunque no me deja mirarlo-

-Debe de ser algo especial…-

 

-¿Y luego?- preguntó Fátima tomando la botella de refresco del refrigerador

-Solo comimos- dijo mientras tomaba una bolsa de papas fritas

-¿Ósea que no le dijiste que Eduardo está muerto?-

-Bueno… eso es una mentira, dice que está viviendo con ella- dijo mientras pagaba los productos- gracias-

-Gracias a ustedes- agradeció la tendera y regresó el cambio

-Dime, ¿Esto te parece muy vivo?- preguntó Fátima y sacó su celular para enseñar una foto de una etiqueta de cadáver

-Ciertamente no está muy vivo… pero sabes que en la guerra se cometen errores- dijo mientras caminaba por la calle a lado de Fátima

-Investigare si hubo algún certificado de su muerte… dios mío-

-¿Por qué estas tan preocupada?- preguntó mientras abría la botella de refresco para darle un trago

-¿Sabes que es el síndrome del superviviente?-

-No-

-Bueno, si Eduardo está muerto, puede que ese Eduardo sea creado por su mente para evitar el síndrome del superviviente-

-En general todas tomamos pastillas para evitar un dolor o sanar una infección, no veo nada diferente a que ella cree un amigo para evitar sentirse culpable por haber sobrevivido-

-No es lo mismo-

-Para mí suena igual, como diría Blake en una de sus canciones, “Viven engañados pero viven que es lo justo”… además, si de verdad hay un certificado de la muerte de Eduardo, ten claro que yo no le diré-

-Se agradece tu apoyo-

-Perdóname, pero yo no seré la que le diga a una mujer que la persona que cree que está viva, en realidad está muerta-

-Dejemos este tema… mejor háblame, ¿Qué harás ahora?-

-No entiendo tu pregunta-

-Ya no estamos en guerra, supongo que ya no habrá desastres por lo pronto, ¿De qué trabajaras?-

-No lo sé- dijo y levantó la cara al cielo- de niña quería ser piloto en la marina, ¿Recuerdas donde nos conocimos?-

-En mi internado, ¿Regresaras a ser enfermera?-

-Tal vez… no lo sé, tal vez abra una tienda o tal vez un negocio de comida, mi madre me dejo todo su recetario-

-¿Lo dices enserio?-

-Totalmente-

-En el hospital se necesita una cocinera, podrías trabajar ahí-

-Suena muy bien, ¿Sabes de cuanto es la paga?-

-No tengo ni idea, soy doctora-

-Entonces ceo que aplicare, ¿A dónde quieres ir ahora?-

-Me gustaría ver una película, ¿Vamos a mi casa?-

-Vamos a la mía, creo que tengo algunas películas raras que no hemos visto, ¿Qué dices?-

-Vamos-

 

-Ya he vuelto a casa- anuncio Laura cerrando la puerta detrás de ella

Laura no recibió ninguna respuesta, caminó hasta la sala y escuchó a alguien llorando, venia de la habitación que Eduardo había convertido en su estudio, dejo su bolsa en el sofá y corrió hasta la puerta, la abrió y encontró a Eduardo tirado en el suelo en posición fetal mientras lloraba.

-¿Qué ocurre Eduardo?- preguntó mientras se arrodillaba para abrazar a Eduardo

-Intente… intente dibujarlas… malditos rusos…- dijo y abrazo fuertemente a Laura- no dejan de aparecer en mis pensamientos… los odio-

-Tranquilo Eduardo, la guerra termino… todos los rusos fueron eliminados, mataste a muchos de ellos, deberías de levantar la cara y sentirte feliz por haber conseguido lo que muchos no pudieron-

-Lo se… sé que se pasara... pero lo veo… sus cadáveres… llenos de sangre e indistinguibles… quiero olvidarlo-

-Ya pasara, ya pasara-

Eduardo lloró un poco más y luego se levantó para limpiar sus lágrimas y su nariz, agradeció a Laura y se dirigió al teléfono.

-¿Qué harás?-

-Llamare al ejército, me ofrecieron tratamiento psicológico, pero me negué a recibirlo… creí que podría con esto solo-

-Tranquilo, nadie te juzgara si necesitas ayuda-

-Gracias Laura, gracias por ser mi amiga y aceptarme así-

-No te preocupes, ahora llama-



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En el texto hay: lesbico, amistad, amor secreto

Editado: 12.11.2021

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